21 may 2009

Fanfic Serial: Monster Cap. 01

Autor: Kainet
Titulo: Monster - The dance of the shadows -
Capitulo 01 : Empty.
Fandom: Super Junior Only
Parejas: Sichul / Varias
Clasificación: Angst / Au / Posible Lemon
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.

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Capítulo Primero: Empty.

“Vacío…” pienso mientras me abrazó a mi mismo para sentir un poco de calor. Estoy rodeado de muchas personas; todos ellos observan, sonrientes, mi crimen, observan orgullosos mis manos teñidas de sangre. No, no son mis seres amados, de repente se han convertido en horripilantes personas que intentan festejar mi cumpleaños número siete. Un cumpleaños que nunca olvidaré, un día que no deseo haber vivido, un momento en el que deseo dejar de sentir remordimiento. Mi cuerpo poco a poco empieza a sentir que un líquido extraño recorre sus venas, la esencia de esa persona muerta yace en mi cuerpo ahora; el frío usual de mis manos empieza a desaparecer, empiezo a sentirme un poco vivo. Me duele la cabeza y el pecho; mi corazón se agita: me siento culpable mientras de mis labios se escapa una delgada línea de sangre. Sabía que era mi alimento, desde hace algunos meses me había preparado para ser fuerte, entonces ¿Por qué me siento tan vacío? ¿Por qué siento culpa? Mi corazón está vacío desde hoy, no albergaré sentimientos como este nunca más; no quiero volver a sentirme lastimado, no quiero volver a sentir que la amabilidad se apodera de mí y que la culpa me embarga. “Vacío…” vuelvo a pensar, yo seré vacío el resto de mi vida. Todos me rodean, el hijo del gran señor Choi ha nacido en su cumpleaños número siete, he renacido, he aprendido a devorar seres humanos. La primera víctima fue la mujer que me crió durante años; alguien a quien yo apreciaba. De repente todo la vueltas, mis recuerdos me sofocan: Me asfixio, me asfixio, siento que poco a poco mis latidos se detienen ¿Estoy soñando una vez más?
Para cuando recupero la cordura noto que el sol ha empezado a ocultarse, los cursos de la “Elite” empezarán pronto: debo alistarme, pueda que sea el menor pero debo apresurarme en llegar primero a la clase, debo dar el ejemplo ya que soy el líder de este internado. Camino en círculos mientras me coloco algo de colonia y busco mi uniforme.

**

Choi Siwon, el hijo del máximo poder en aquel país europeo. Tenía siete años cuando lo enviaron a aquella escuela privada, la cual contaba con dos internados: el internado de los Girasoles, dedicado a chicos de clase media y el internado Élite, en cual albergaba a muchos herederos de poderosas familias en aquel país. Pese a pertenecer al mismo colegio, ninguno de los dos internados se mezclaba, puesto que unos (Los Girasoles) estudiaban de día y los Élite estudiaban en la clase nocturna. Desde su llegada fue considerado el líder de la clase nocturna, debido al gran poder que ejercía su padre. Desde aquel día siempre tuvo a su lado a su guardián y mejor amigo Hangeng, un chico dos años mayor que Siwon pero que por motivos obvios se matriculó en el mismo salón, repitiendo dos años escolares. Para ambas familias aliadas, era muy importante que sus sucesores se eduquen, y al tener un convenio con la escuela era como conseguían aquella escuela nocturna. Todos en aquella escuela nocturna era del mismo tipo: piel pálida como la nieve, facciones hermosas casi sobrenaturales y un encanto peculiar que dejaba muy impresionadas a las estudiantes del internado de los Girasoles. Sin embargo estaba estrictamente prohibido que alguno de los dos internados se mezcle con el otro. Salvo en las actuaciones del colegio o en la feria escolar es que, si querían, los de la clase nocturna iban a ver a los Girasoles. Pero siempre manteniendo esa pared impenetrable entre aquellos dos mundos tan diferentes.

Siwon terminó de abrochar el último botón de su camisa negra, buscó su saco del mismo color y tratando de no arrugarlo lo colocó en su esbelto cuerpo. A sus catorce años, el heredero máximo de aquel país era alguien impecable, tenía aquella sonrisa encantadora que hacía suspirar a muchas Girasoles y también a chicas de la Élite. Pese a esto, su amabilidad nunca dejaba de ser distante, nunca se acercaba demasiado a las personas, ni siquiera a su mejor amigo; quien lo esperaba en la puerta de su habitación. Siwon no se fijaba en ninguna chica, tampoco en algún chico. Solía decir que estaba comprometido con alguien del extranjero para librarse de las insistentes chicas, pero todo era una mentira amable, creada para alejar a aquellos seres que tanto detestaba.
-Joven Siwon…- le saludó Hangeng al abrirse la puerta- Buenas noches- haciendo una venia- ¿Deberíamos ir ya al salón?
-Buenas noches- sonrió el príncipe oscuro- sí, vamos… ¿Has comido ya?- preguntó irónico
-No, no puedo comer sin usted… luego de la primera clase iremos a comer, todos…- hizo una pausar en aquel pabellón tan oscuro- todos comeremos con usted…- recalcó haciéndole saber a su amigo que no estaban solos en aquel pabellón.

Siwon sonrió en total silencio. Odiaba esa actitud de Hangeng, era demasiado formal, demasiado para venir de su amigo de toda la vida; demasiado, era casi falsa toda aquella etiqueta. Además le recordaba demasiado a su actitud, él también era así de hipócrita, quizás más. Solo cuando estaban solos, Hangeng le hablaba de forma informal. Solo cuando estaban solos era que podían ser amigos. Delante de los demás, Hangeng era simplemente su guardián. Mientras iban caminando hacia el salón, todos los demás alumnos le saludaban con sumo respeto, aunque en realidad lo que expresaban sus ojos era temor. Pese a toda esa amabilidad, a esa sonrisa encantadora, y a esa corta edad, Choi Siwon era muy poderoso. Fácilmente podría asesinar a todos sus compañeros, de modo que todos se inclinaban ante él, y se desvivían por atenderlo. No se podía subestimar el poder de un Choi, mucho menos del descendiente directo de aquel hombre tan temido. Una vez en el salón, se le acercó un chico de sonrisa pícara y un brillo natural muy especial, su nombre era Donghae y pertenecía al grupo de Siwon y Hangeng. Este siempre estaba haciendo reír al joven Choi, era considerado, por los demás, como el bufón personal de Siwon; claro nadie se atrevía a decirlo, pero todos lo pensaban así. Más que eso, Donghae era su amigo.
-Buenas noches Siwie- Saludó una hermosa persona, tenía los cabellos rubios, los labios rosas y una perfecta y traviesa sonrisa. Era Sungmin, uno de los muy poco amigos de Siwon que podía llamarlo tan informalmente. Estaba sentado sobre una carpeta, con las piernas cruzadas, examinó a Donghae y Hangeng que lo miraban raro- ¿Sucede algo?- preguntó confuso
-No traes puesto el uniforme de los chicos, sabes que todos debemos usar pantalón, camisa y saco negros…- reprochó Hangeng. Donghae lo miró un rato más, se notaba serio, quizás enojado, cuando de repente empezó a soltar carcajadas como loco, haciendo que Siwon se ría con él- Siwon… es el uniforme de las chicas Girasoles… no está permitido…- continuó Hangeng.
-Siwie sabe que soy especial y me dio permiso, ¿No?- sonrió el chico con uniforme femenino a lo que el nombre solo afirmó con la cabeza- Además es rosa, no pude evitarlo…- comentó. Hangeng y Donghae continuaron observándolo, era una falda a cuadros de color rosa con líneas plomas y blancas, el estilo de la blusa era marinero pero en color rosa con blanco, las medias eran cortas y las usaba con zapatillas rosas también.- Lo sé, me queda genial…
-Por tu culpa odio el rosa…- agregó Donghae ubicándose en su carpeta al notar que el profesor había llegado. Todos se sentaron y aquel noble empezó la clase no sin antes saludar respetuosamente a Siwon. Después de todo, aquel profesor era sirviente de su padre. El menor sonrió amable, cuando por dentro lo odiaba, odiaba que todos le teman, se sentía aún más vacío. Se sentía tan vacío, no estaban ahí por él, sino por obligación y hasta temor. Sin que nadie lo note, la mente de Siwon hizo polvo su borrador.

**

Era tarde y el toque de queda había empezado para los Girasoles. En una de las habitaciones del ala este, había aún una habitación en la que la luz aún no se apagaba. Dos estudiantes sobresalientes repasaban para los exámenes del día siguiente. Uno de ellos se veía muy decidido a aprender todo aquel libro, mientras que el otro lucía algo distraído. El menor, el chico genio de aquel internado, él único que podía superar las notas del primer alumno de la Élite lucía bastante ido, se sacó los lentes y empezó a rascar su cabeza en signo de confusión. Había visto algo muy extraño al caer el sol, quizás no debió desobedecer a su tutor, quizás no debió estar tan cerca al internado Élite. Sin embargo, era la primera vez que había visto aquello, usualmente leía libros en aquel lugar puesto que era muy silencioso y casi nadie se acercaba. Le resultaba molesto estudiar cerca a los demás, después de todo, Kyuhyun era alguien muy quisquilloso cuando se trataba de estudiar. Aquella tarde caminó hasta el límite entre ambos internados, el límite sur, el cual estaba separado por una reja baja. Casi nadie conocía aquel lugar en los Girasoles, de modo que estaría totalmente solo. De repente, escuchó a alguien tararear una canción, era una voz infantil; intentó ignorar aquel ruido y se metió más en su lectura. Pero era muy tarde, “aquello” ya lo había visto; levantó la vista despreocupada, de seguro era alguna alumna que lo buscaba para que le ayude, encontrándose con unos ojos inexplicablemente hermosos, piel pálida y cabellos rubios. Pese a que traía el uniforme femenino de las Girasoles, aquella persona le hablaba desde el otro lado de la reja. Estaba prohibido hablar, estaba prohibido siquiera pasar la reja. ¿Cómo podía ser tan imprudente aquella chica? “¿Te gusta el rosa?” preguntó aquel ser de belleza especial mientras se colocaba una paleta en los labios. “El uniforme Élite es tan aburrido…” sonrió mientras el otro le miraba en silencio. Al no conseguir respuesta, aquella persona le miró con enfado y se fue.

-¿Sucede algo Kyu?- preguntó su compañero de cuarto- te ves distraído, si estás cansado mejor vamos a dormir y mañana estudiamos lo que nos falta…
-No, Kibum sabes que debemos mantener los ponderados del salón. Sigamos estudiando, solo me quede pensando en un problema matemático. – sonrió antes de tomar un sorbo de café y continuar estudiando.

**

Está todo oscuro, las clases nocturnas han terminado, los demás disfrutan de sus ratos libres, algunos estudian otros juegan, camino hasta el jardín y me siento en la glorieta central. Acompañado de Hangeng, Donghae y Sungmin. Este último se ve feliz con su uniforme femenino, puedo asegurar que solo se lo ha puesto porque es rosa. Pero dentro de su felicidad, dentro de su sonrisa, existe algo que llama mi atención, algo ha cambiado en él. Mis pensamientos dejan de lado aquella preocupación, después de todo, solo me debe importar que se comporte bien, lo personal no es mi problema. Levanto la vista, hay luna llena, que hermosa es. Es tan redonda como la luna de aquel día hace siete años.

-Siwie…- Sungmin se acerca un poco a mi- es hora de comer…- susurra acercándome su cuello. Cierto, aquí no podemos alimentarnos de seres humanos, solo disfrutar del beber sangre el uno del otro. La hermosa luna se oculta mientras yo le clavo mis colmillos al chico de uniforme rosa. Los demás a mí alrededor me imitan. Sin embargo, Donghae y Hangeng se mantienen de pie, por si yo deseo más sangre. Lentamente, siento como por mi cuerpo fluye ese líquido cálido, haciendo que el usual frío de mis manos empiece a desaparecer. Lentamente me alimento de uno de mis amigos más cercanos. Esto es solo por la necesidad que tengo de succionar sangre humana, usualmente nos alimentamos de sangre animal para mantenernos vivos, pero nada se compara al placer de probar sangre dulce y humana.- Ah Siwie…- susurra Sungmin haciéndome saber que pronto llegará a su límite. Me alejo lentamente de él, sonríe feliz mientras es sostenido por Donghae. Este lo alza en brazos y se lo lleva a habitación. Debe descansar, he sido voraz con él.
-Joven Siwon…- Hangeng me acerca su cuello, lo detengo y le extiendo la mano, el también debe tener hambre. Todos se despiden de mi, mientras guío a mi amigo hasta mi habitación una vez ahí le extiendo mi cuello- No, sabes que está prohibido que alguien se alimente de ti.- me advierte. le sonrío y en silencio corto mi muñeca, despertando en él el monstro que lleva dentro, quizás solo con un poco, pueda pagarle todo lo que ha hecho por mí, pienso mientras él se alimenta de mí.

**

-Siwon hizo banquete hoy… ¿Por qué no has ido?- preguntó Donghae al compañero de cuarto de Sungmin, quien permaneció en silencio mirando al chico rosa. Estaba dormido, de seguro le había tocado ser el alimento de Siwon aquella noche.- Ignórame… ignórame… pero sabes muy bien que lo que estás sintiendo por tu hermano está prohibido- amenazó Donghae- sabes que solo puedes casarte con tu hermana…
-Calla…- el chico silencioso se acercó a Sungmin, su hermano.- sé perfectamente que llegado el momento, tomaré el lugar de él y me casaré con nuestra hermana, así nuestra familia mantendrá el apellido…
-Eunhyuk…- Susurró Sungmin débilmente- quiero dulces…
-Primero debes reponerte- dicho esto Eun le acercó su cuello y dejó que su hermano mayor se alimente de él. Donghae los miró preocupado, no solo el hermano menor sentía algo, sino también el mayor; esa era una relación demasiado peligrosa. Lentamente el tercero salió de la habitación y se fue a la suya. Esperando que Hangen llegue temprano para que le regale un poco de sangre.

En el cuarto de los hermanos, Sungmin acarició el rostro de su hermano menor. Lo amaba mucho, pero no de la forma en la que Eunhyuk lo amaba. Pese a que ambos tenían el mismo apellido, no eran hermanos en realidad. Eran primos, pero los padres de Sungmin fueron asesinados por unos cazadores de vampiros y el pequeño se quedó huérfano. En medio de su dolor, el padre de Eunhyuk adoptó a su pequeño sobrino, convirtiéndolos a ambos en hermanos. El incesto era aceptado en su familia, pero solo cuando se trataba de una mujer y un hombre, pues era para mantener el nombre de la familia. Sungmin estaba comprometido con la hermana de Eunhyuk, pero este último estaba perdidamente enamorado de Sungmin. En medio de caricias, Sungmin empezó a quitarle la ropa a su hermano. No se le amaba de esa manera, pero sabía que era lo que deseaba el menor. Una noche más, ambos serían uno.

**

Tenía solo diez años cuando aquello sucedió. Aún era un niño pequeño que no comprendía bien las cosas. Su madre había salido temprano a trabajar como siempre. Él la esperaba ansioso en la puerta de su casa, pronto seria la hora de salida de aquella mujer y podrían cenar tranquilos como cualquier otro día. De repente, el cielo se nubló y empezó una terrible lluvia, el pequeño cubrió su cabeza y entró a casa para esperar a su madre. Encendió la chimenea para calentarse un poco mientras pensaba en qué cocinaría su madre aquel día.

Todo sucedió demasiado rápido, todo fue muy sangriento, en pocos minutos el pequeño niño intentaba librarse de aquellos opresivos colmillos que lastimaban su piel. Su madre ya no era lo que solía ser, se había convertido en una especie de monstro e intentaba asesinarlo. No entendía que sucedía y poco a poco empezaba a sentir que su cuerpo perdía fuerzas, sentía que la sangre de su cuerpo se extinguía.

Una bala, luego dos, finalmente tres; atravesaron el delgado cuerpo de su madre, aquel ser a quien amaba tanto. El pequeño sintió como su madre se desvanecía entre sus brazos. La vio morir. Tras caer al suelo, aquel cuerpo inerte empezó a desintegrarse. Y ante sus ojos, vio como un pequeño apuntaba aún hacia su madre. Los ojos de este estaban llenos de lágrimas, como si sufriera igual aquella muerte. En aquel momento, Heechul conoció al asesino de su madre, era el descendiente de la familia Choi, familia para la que su madre solía trabajar, cuidándolo como nana.

-Siwon, debes terminar lo que empezaste, ella estaba infectada…- le dijo un hombre de edad adulta- Ahora el pequeño, también ha sido mordido… mátalo.
-Padre…- las manos de Siwon temblaron mientras apuntaba al otro niño. Este le miró con odio, confusión y miedo.

Continuará…

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