22 may 2009

Día 22 -Una rosa, un recuerdo-



El último recuerdo tuyo es aquella vez en la que mamá te cuidó en casa, ya estabas mal. Y yo, que por ese destino cruel, sufría de algo similar; me acerque a saludarte. Estabas recostado en aquella camilla improvisada y te dolía moverte; me acerque despacio porque me dolía la operación y aunque dolía agacharme, me acerque a ti para besar tu mejilla; en tu dolor tu te levantaste a besar la mía. Entonces dijiste: "Estamos iguales, igual de adoloridos" -Quise llorar, pero sonreí: yo ya sabía que tú te irías para no volver. Luego, al no saber qué decir tu me preguntaste cómo estaba de salud y yo respondí, tontamente: "Bien ¿Usted?"- Era obvio cómo estabas. Yo lo sabía. Y desde ese día, por miedo al no saber como reaccionar, me escondí de ti, quizás por ese terrible dolor que siento ahora que te hemos perdido. Y aunque ahora estoy llorando, yo sé y he entendido que era lo mejor: Natty y los abuelos, te esperaban. Era hora de que seas feliz.

No sabes cómo me duele no poder tener dónde ir a verte. Pero, te prometo, que cada vez que vea el mar, pensaré en ti. Y mentalmente, desde mi corazón, conversaré contigo. Todo aquello que nos privamos de decir. Ya no habrá paredes que nos separen.

Gracias por aquel milagro, pequeño, que solo fue para mi. Gracias. El domingo, después de saber de tu partida pensé: "Hoy el cielo está tan nublado, no hay estrellas en esta noche". Nunca te dije, nunca pude comentarte que tengo manía con las estrellas, siempre observo cinco: Mis tres abuelos, Natty y Cesar. Ese día no había ninguno en el cielo y me sentí muy sola. Quise llorar, pero reprimí mis lágrimas: no estaba sola. Y de repente, levanté la mirada y el cielo se había despejado, y había seis estrellas iluminándome. Gracias por dejarme verte un vez más. A partir de ese día te convertiste en mi sexta estrella. Me conmoví al ver tu pequeño milagro, aquel milagro privado entre tú y yo; me conmoví tanto que mordí mis lágrimas rabiosas y camine hasta mi habitación, apague las luces y pretendí dormir: sabes que lloré toda la noche por ti. Entiendes por que lo hice ese día y no los siguientes días que llegaron. Sé que entiendes mis lágrimas ahora. Tío, te extraño y me odio por haber estado molesta contigo durante tanto tiempo; quizás es algo que nunca me perdonaré. Dicen que tú y yo nos parecemos en lo fuertes; pero ambos sabemos que yo soy una llorona sentimental que aprendió a guardar sus lágrimas para los momentos de soledad.

Tío, cuando el tiempo se vuelva primavera; te prometo ser fuerte en realidad, te prometo cuidar, aquí, a mamá; cuidarla como alguna vez lo hiciste tú. Te pido, que donde estés, la cuides también. Entonces no será tan pesado y doloroso, el camino que me ha tocado recorrer. Cuida a quienes ahora lloran y se quiebran ante tu ausencia; cuida a quien se guardo las lágrimas, entiéndelo; por que yo lo entiendo. Cuida a aquellas dos con las que más has vivido: su actitud fue incomprensible pero de alguna manera, tú las conocías más que yo y de seguro las entiendes mejor.

Esta es mi rosa, la rosa que dibujado con palabras para ti.
Espero te guste, porque el llevar flores es imposible cuando no tienes dónde ir.
No obstante fue tu voluntad y la respeto.

1 comentario:

  1. Me he emocionado leyendo ... estoy segura que a tu tio le encantara tu rosa .. puesto ke la hiciste con tus manos y es hermosa ... no puedo decir nada mas ... solo que es hermoso lo ke escribes

    y como siempre ke te kiero mucho

    un Abrazo

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