15 jul 2009

Oneshot - Original

Autor: Kainet
Titulo: Diez
Clasificación: Angst
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.
Nota: El siguiente escrito es producción enteramente mía, los personajes son ficticios y la trama fue desarrollada para un taller de la universidad.

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Diez

Frío. Siento frío y todo está tan oscuro en mi mente, en mi mirada, en este espacio que poco a poco empieza a mostrarme el anochecer. Nunca pensé encontrarme en una situación como esta, nunca premedité lo que sucedería si yo terminaba así. Miro a mi alrededor, estoy solo en un restaurante alejado de la ciudad; con el cuerpo estático en la silla, como si algún tipo de cadena imaginaria me atara a este lugar; con las manos temblorosas, nerviosas, culpables. Jalo mi abrigo, levanto el cuello de este y me acurruco intentando buscar cierta calidez en la delgada tela: es imposible encontrar calor. Frío, que frío siento, tan gélido y profundo que podría jurar que estoy muerto. ¿Muerto? ¿Lo estoy? No consigo recordarlo. Bajo la mirada, la pierdo en los detalles floreados del mantel, que yace bajo mis brazos, de la solitaria mesa; la de un restaurante en quiebra.

Estoy pálido, con la piel de gallina, como si me hubiera asustado mucho; con las ojeras más marcadas que ayer, como si no hubiera dormido en años: contradictorio pues he despertado hace algunas horas; es todo lo que se puede observar en mi reflejo deforme en el vidrio sucio de la ventana que tengo en frente. Mas no consigo recordar qué he soñado o qué sucedió antes de llegar a esta ciudad. Por más que cierro los ojos y trato de concentrarme, lo único que recuerdo es el hediondo olor que me rodeaba cuando los cansados ojos abrí; me costó un poco ubicarme en el panorama, pero luego de unos minutos, asqueado por el olor y las moscas caí en cuenta: estaba en un basurero, esparcido como si fuese parte de los desechos de alguna persona. Con la mitad del cuerpo en una bolsa y con la otra siendo mordido por un perro callejero. Me levanté como pude, miré a mi alrededor, no estaba en Lima. ¿Dónde estaba? No lo sé. Caminé, intenté hablar con algunas personas, las busqué, más el lugar este es tan remoto y desconocido que no encontré un ser viviente en horas de caminata hasta este restaurante. Sentía húmeda mi pierna, no le presté atención mas al llegar aquí, a este extraño páramo, vi que tenía los colmillos, de aquel canino en mi pierna derecha, sangraba, no mucho, pero sangraba.

Deshabitado. Este lugar estaba y está totalmente deshabitado. Empiezo a sentir miedo y frío mucho frío. Vergüenza, mas no sé de qué o con quienes, pero la siento. Levanto mi abrigo, y en una posición extraña escondo mi rostro, sujeto fuertemente la prenda; no quiero mirar más el reflejo que me muestra lo perdido que estoy.

Miedo, siento miedo. Y es demasiado el que siento, no tengo idea o quizás es que no lo quiero aceptar. Realmente no lo sé, no lo sé. Me desespero, me asfixio en esta posición, pero no puedo levantar el rostro de nuevo, no puedo salir de mi abrigo, no quiero ver de nuevo la realidad. Me aterra, esto no puede estar pasando. Y cual rayos esquivos y fugaces, los recuerdos empiezan a llegar. Los golpes que recibí, las patadas, los puñetes, los arañones, todo y quizás más. Con cada recuerdo, revivo el dolor, lo veo marcarse en mi piel. Y por más que no pueda ver mi rostro en el reflejo del cristal, sé que ahora esta deforme ante los recuerdos. Y los golpes no cesan, se intensifican y luego se debilitan y de nuevo se intensifican y de nuevo se debilitan. Uno, ya ha empezado a sangrar mi brazo. Dos, el dolor en mi pierna aparece. Tres, se me agota la respiración. Cuatro, mi cuerpo tiembla. Cinco, cerca al hombro. Seis, en la cara. Siete, grito descontroladamente. Ocho, empiezo a ver borroso. Nueve, duele tanto que ya no tengo fuerzas para gritar. Diez, directo en el corazón. Diez, las puñaladas que clavaron en mi cuerpo. Nueve, las veces que chillé clamando misericordia. Ocho, las veces que intenté escapar. Siete, las veces que intente atacarle de vuelta. Seis, las razones que buscaba para entender por qué me hacía esto. Cinco, los dedos que empuñaban un cuchillo de cocina. Cuatro, las veces que él gritó mi nombre. Tres, las marcas que le deje al tratar de huir. Dos, los ojos iracundos que buscaban lastimarme. Uno, el individuo que solía amar. Cero, el tiempo que me queda de vida. Estoy muerto.

Daniel Fernández Roti, arquitecto exitoso graduado de la Universidad Peruana C.A.; fue hallado muerto en el basurero municipal de Huancayo. A sus veintitrés años de edad mantenía una relación estrecha con su ex compañero y colega Antonio Toshio Sora, quien en un arranque de celos, lo apuñaló diez veces. Otro crimen pasional llena los noticieros limeños, invade los titulares y se esparce en el opinión pública. Según se sabe, con mucha sangre fría, el asesino y autor del crimen, descuartizó a su ex pareja para luego transportar el cuerpo en una maleta hasta la ciudad de Huancayo, en donde se encargó de "deshacerse" del paquete. Según las autoridades, primero se realizará un examen psicológico al culpable, ya que su abogado lo ha declarado como mentalmente inestable.

Fin

2 comentarios:

  1. O.O .....
    seguro ke obtuviste una muy buena calificación en este trabajo.

    Esta como decirlo ... muy rudo , muy crudo...

    Sabes que soy muy sensible ... me dio askito leer lo ke sentia el pobre hombre ...

    Pero yo ke no se nada de escribir .. como una humilde lectora .. siento ke esta muy bien escrito ^^


    Kisses

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  2. woouu!!!...me encanto
    fue tan sadico...jojo

    pero m gusto y muchooooo!!!

    para ser trabnajo para la universidad yo lo veo muy bueno, juju, y no le veo faltar ortograficas u orrograficas como dice mi mami, licencianda en literatura..juju

    en fin...me encanto y wtf con lo q haya pensado el profe, sta super duper!!..xDD!..aios!tkm!

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Ella quiere saber

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