Titulo: Winter Garden
Capitulo: 03
Fandom: NewS / Kanjani8
Parejas: RyoShi / BaRyo / RyoUchi / TegoMassu
Clasificación: Angst / Au
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.
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Capítulo III.
Ha pasado mucho tiempo, demasiado, estoy cansado y esta vida parece no variar. Creí al irme que dejaba mucho, pero en este momento, al volver, creo que no he dejado nada atrás. Ni siquiera mi abuela me ha extrañado; de seguro a los pocos meses se consiguió aquel juguete al que hoy le celebra el cumpleaños, cual mascota. Y claro, solo buscó un reemplazo para llenar ese vacío que generó la migración de todos sus nietos. Pensé que me comprenderías abuela, solías ser la única que sabía mi secreto: el secreto del jardín. Bajo la mirada un poco para mirar a quien no deja de mirarme confundido y preocupado. Subaru, si tan solo hubiéramos empezado esto tiempo atrás. Yo no hubiera sufrido tanto. Como lo hice en aquel momento. Siento algo cálido resbalar por una de mis mejillas, a lo que mi compañero se precipita a secar la lágrima. Luego besa la marca que dejó para entonces regalarme sus labios en forma juguetona; intenta, robarme una sonrisa.
-¿Celoso por qué tu cumpleaños fue hace unos días?- gruño ante su comentario- ¿Intrigado? ¿O será que debo empezar a ponerme celoso?- me río despreocupado, como si la pregunta fuera la más tonta del mundo- uy… debo preocuparme entonces, pero si ni el mismísimo Uchi Hiroki fue capaz de arrancarte de mis brazos, nadie podrá… eres mío Nishikido Ryo…- susurra antes de volver a regalarme sus labios con una sonrisa burlona.
**
La fiesta sigue su curso, pero yo no puedo evitar dejar de pensar en él; Massu me mira serio, preocupado, quizás tiene miedo. Y como no tenerlo, si aquel a quien he amado desde mis diez años ha vuelto. Ha irrumpido como lo hizo entonces, ha lastimado mi corazón como lo hizo en aquel entonces. Ha cautivado de nuevo mis pensamientos con su mirada fría y su aparente fortaleza.
Camino en círculos, sin despegar la mirada de aquella ventana que muestra dos siluetas algo cerca. Cierto, no había notado que Ryo, no vino solo. Regresó con aquel heredero de la familia Shibutani. El es mucho mayor que yo, pero cuando nos encontrábamos en las fiestas familiares a las que me llevaba la abuela de Ryo, parecíamos de la misma edad. Ya ha terminado el colegio, aparentemente no desea estudiar más, el solo quiere vivir de su familia, por lo que he escuchado. Suele verse despreocupado, pero según sé por mi senpai Uchi, que estudia en el mismo salón de Massu, tiene dos personalidades. A decir verdad no tengo más amigos que Uchi y Massu, ellos dos siempre paran a mi lado en la secundaria.
Puede que cuando llegué a este lugar fui muy querido por todos, pero el divorcio de mis padres me cambió y me convertí en una especie de maniquí. Aprendí a sonreír incluso cuando no quiero, aprendí a ser lo que todos quieren que sea. Bajo la cabeza mientras intento contener las lágrimas, en momentos así, en los que pienso en lo que me he convertido, me siento mal y tengo ganas de llorar. De repente Massu me rodea con sus brazos y apoya su rostro en mi hombro. Sonríe ampliamente y susurra a mi oído que Ryo está en su balcón, mirándonos. Levanto automáticamente la mirada, encontrándome con la suya, inmutable, tiene cierta tonalidad roja en sus ojos como si él también hubiese estado llorando. Intento sonreír pero al verlo no soporto más y dejo que mis lágrimas mojen mi rostro. Massu se aferra a mí, no dice nada, sabe que su silencio es el mejor remedio. La mirada de Ryo sigue inmutable, aunque puedo asegurar que durante unos segundos se mostró enojado.
-Massu- le susurró una vez que Ryo ha vuelto a entrar a su habitación, siento una mirada pero asumo que es la de Subaru- Massu… sácame de aquí- le suplico a mi mejor amigo abrazándome muy fuerte a su cuerpo. El obedece en silencio y me alza en brazos. Camina un poco hasta la puerta trasera y se dirige a casa, mamá llegará muy tarde, pues le encanta alardear de mí. Esta noche tenemos toda la casa para nosotros dos. Yo para llorar y él para sanar mi corazón con sus besos de mejor amigo.
**
Los días pasan desapercibidos y ya es hora de ir al colegio, en la puerta me espera Massu en su bicicleta. Sonrío un poco antes de subir a la parte trasera. Me abrazo a él, muy fuerte, porque lo quiero, porque él me quiere y no pregunta más de lo debido. Porque él me conoce más de lo que yo me conozco. Porque Massu es mi Massu, y a pesar de todo, siempre está a mi lado, desde la primera vez. Porque dice que lo salve, pero en realidad es él quien me salva día a día. Una vez en el colegio, Uchi-senpai nos espera en la puerta, con una típica sonrisa algo tonta y un pocky en las manos, al parecer, tiene una adición crónica con esas golosinas. Le juego unas cuantas bromas a mi senpai mientras caminamos al salón. De repente la sonrisa de Uchi-senpai va desapareciendo hasta quedar muy serio.
-Ne, Tegoshi…- dice con la mirada algo perdida- Gomen, no pude ir a tu fiesta de cumpleaños…- hace una venia algo nervioso.
-Descuida senpai, yo sé que tus padres te tienen prohibido ir a la casa Nishikido. ¿Que te parece si luego de clases vamos a celebrar mi cumpleaños los tres juntos?. Después de todo es más divertido celebrar algo de acuerdo a nuestra edad.- sonrío nervioso
-¡Karaoke!- salta Massu haciéndonos reír mucho. Uchi-senpai sonríe de nuevo pero noto que quiere preguntar algo más, algo que él y yo sabemos que si se conversa mucho, puede acabar con nuestra amistad
-Ryo-chan… digo, Nishikido Ryo-san… ha vuelto, ¿Verdad?- baja un poco la cara- papá lo comentó hoy en el desayuno…- mantiene la mirada baja. Eso es algo que nunca sabré de sus labios, es algo que me mata por dentro pero que no tengo el valor de preguntar. Ryo y Uchi crecieron juntos, pero no sé que pasó que a Ryo lo enviaron a estudiar a California y la familia de Uchi y la de Nishikido se hicieron enemigas repentinamente. Solo sé que debido a eso, mi familia se convirtió en la nueva familia aliada de los Nishikido. Pese a que son enemigos ahora, nunca me prohibieron ser amigo de Uchi-senpai.
-Sí, ya volvió… algo agrio el tipo, su trato…- comenta Massu mientras me abraza al notar que estamos solos en el pasillo- trató muy mal a mi Tesshi…- besa mi mejilla a lo que Uchi-senpai sonría ampliamente, Massu solo se comporta así cuando estamos solos.- Bueno, ¡tenemos clases! ¡A estudiar! Luego será Karaoke- susurra antes de robarme un beso apra correr a su salón junto con Uchi-senpai. Los miro alejarse y dejando escapar un prolongado suspiro, me encamino a mi salón.
**
Luego de aquel encuentro con el pequeño Ryo, Tegoshi se quedó muy impresionado, a proposito volvió durante algunos días a ver si se lo encontraba de nuevo, pero no sucedió. De repente, un día se encontró con una muejr de edad avanzada. Esta tenía la misma mirada agria de Ryo, y lo trató casi igual a Tegoshi. Pero la inocente sonrisa de este y sus preguntas acerca del niño pequeño de la casa, empezaron a ablandar el corazón de la mujer de edad adulta. Fue así como la señora Nishikido, superó el dolor de perder a su engreído. Refugiándose en la sonrisa perfecta de aquel pequeño llamado Yuuya.
Pasó un año y el divorcio de los padres de Yuuya fue era un hecho, la madre de este se deterioró mucho y pasó muchos días en cama, mientras que el padre actuaba como si nada hubiese sucedido. A Yuuya se le quitaron las ganas de estar en casa, y como el tiempo que pasaba en la casa de la familia Nishikido era limito al tiempo que la abuela deseaba verlo empezó a salir mucho. A sus once años, aprendió a caminar solo por las calles de aquella gran ciudad. Hasta que un día observó como un hombre mayor golpeaba a un pequeño, Yuuya no pensó que aquel hombre era tan grande como para golpearlos a los dos y se precipitó a defender al otro niño. No importaba cuanto dolieran las patadas de aquel hombre, Yuua continuó tapando al otro pequeño. Hasta que el mayor se cansó y se fue, gritándole al más golpeado que nunca más vuelva a acercarse por su taberna. Débilmente Yuuya se hizo a un lado para mirar al otro, le preguntó si estaba bien, a lo que el otro solo le sonrió un poco.
-Masuda… me llamo Masuda…- dijo débilmente el pequeño- ari…gatou…- susurró antes de caer inconsciente. Tegoshi descansó un poco a su lado y de ahí saco fuerzas para cargar al otro niño hasta el hospital más cercano.
-Massu… vas a estar bien, te lo prometo…- dijo mientras caminaba débilmente hasta el hospital.
Continuará…
Ha pasado mucho tiempo, demasiado, estoy cansado y esta vida parece no variar. Creí al irme que dejaba mucho, pero en este momento, al volver, creo que no he dejado nada atrás. Ni siquiera mi abuela me ha extrañado; de seguro a los pocos meses se consiguió aquel juguete al que hoy le celebra el cumpleaños, cual mascota. Y claro, solo buscó un reemplazo para llenar ese vacío que generó la migración de todos sus nietos. Pensé que me comprenderías abuela, solías ser la única que sabía mi secreto: el secreto del jardín. Bajo la mirada un poco para mirar a quien no deja de mirarme confundido y preocupado. Subaru, si tan solo hubiéramos empezado esto tiempo atrás. Yo no hubiera sufrido tanto. Como lo hice en aquel momento. Siento algo cálido resbalar por una de mis mejillas, a lo que mi compañero se precipita a secar la lágrima. Luego besa la marca que dejó para entonces regalarme sus labios en forma juguetona; intenta, robarme una sonrisa.
-¿Celoso por qué tu cumpleaños fue hace unos días?- gruño ante su comentario- ¿Intrigado? ¿O será que debo empezar a ponerme celoso?- me río despreocupado, como si la pregunta fuera la más tonta del mundo- uy… debo preocuparme entonces, pero si ni el mismísimo Uchi Hiroki fue capaz de arrancarte de mis brazos, nadie podrá… eres mío Nishikido Ryo…- susurra antes de volver a regalarme sus labios con una sonrisa burlona.
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La fiesta sigue su curso, pero yo no puedo evitar dejar de pensar en él; Massu me mira serio, preocupado, quizás tiene miedo. Y como no tenerlo, si aquel a quien he amado desde mis diez años ha vuelto. Ha irrumpido como lo hizo entonces, ha lastimado mi corazón como lo hizo en aquel entonces. Ha cautivado de nuevo mis pensamientos con su mirada fría y su aparente fortaleza.
Camino en círculos, sin despegar la mirada de aquella ventana que muestra dos siluetas algo cerca. Cierto, no había notado que Ryo, no vino solo. Regresó con aquel heredero de la familia Shibutani. El es mucho mayor que yo, pero cuando nos encontrábamos en las fiestas familiares a las que me llevaba la abuela de Ryo, parecíamos de la misma edad. Ya ha terminado el colegio, aparentemente no desea estudiar más, el solo quiere vivir de su familia, por lo que he escuchado. Suele verse despreocupado, pero según sé por mi senpai Uchi, que estudia en el mismo salón de Massu, tiene dos personalidades. A decir verdad no tengo más amigos que Uchi y Massu, ellos dos siempre paran a mi lado en la secundaria.
Puede que cuando llegué a este lugar fui muy querido por todos, pero el divorcio de mis padres me cambió y me convertí en una especie de maniquí. Aprendí a sonreír incluso cuando no quiero, aprendí a ser lo que todos quieren que sea. Bajo la cabeza mientras intento contener las lágrimas, en momentos así, en los que pienso en lo que me he convertido, me siento mal y tengo ganas de llorar. De repente Massu me rodea con sus brazos y apoya su rostro en mi hombro. Sonríe ampliamente y susurra a mi oído que Ryo está en su balcón, mirándonos. Levanto automáticamente la mirada, encontrándome con la suya, inmutable, tiene cierta tonalidad roja en sus ojos como si él también hubiese estado llorando. Intento sonreír pero al verlo no soporto más y dejo que mis lágrimas mojen mi rostro. Massu se aferra a mí, no dice nada, sabe que su silencio es el mejor remedio. La mirada de Ryo sigue inmutable, aunque puedo asegurar que durante unos segundos se mostró enojado.
-Massu- le susurró una vez que Ryo ha vuelto a entrar a su habitación, siento una mirada pero asumo que es la de Subaru- Massu… sácame de aquí- le suplico a mi mejor amigo abrazándome muy fuerte a su cuerpo. El obedece en silencio y me alza en brazos. Camina un poco hasta la puerta trasera y se dirige a casa, mamá llegará muy tarde, pues le encanta alardear de mí. Esta noche tenemos toda la casa para nosotros dos. Yo para llorar y él para sanar mi corazón con sus besos de mejor amigo.
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Los días pasan desapercibidos y ya es hora de ir al colegio, en la puerta me espera Massu en su bicicleta. Sonrío un poco antes de subir a la parte trasera. Me abrazo a él, muy fuerte, porque lo quiero, porque él me quiere y no pregunta más de lo debido. Porque él me conoce más de lo que yo me conozco. Porque Massu es mi Massu, y a pesar de todo, siempre está a mi lado, desde la primera vez. Porque dice que lo salve, pero en realidad es él quien me salva día a día. Una vez en el colegio, Uchi-senpai nos espera en la puerta, con una típica sonrisa algo tonta y un pocky en las manos, al parecer, tiene una adición crónica con esas golosinas. Le juego unas cuantas bromas a mi senpai mientras caminamos al salón. De repente la sonrisa de Uchi-senpai va desapareciendo hasta quedar muy serio.
-Ne, Tegoshi…- dice con la mirada algo perdida- Gomen, no pude ir a tu fiesta de cumpleaños…- hace una venia algo nervioso.
-Descuida senpai, yo sé que tus padres te tienen prohibido ir a la casa Nishikido. ¿Que te parece si luego de clases vamos a celebrar mi cumpleaños los tres juntos?. Después de todo es más divertido celebrar algo de acuerdo a nuestra edad.- sonrío nervioso
-¡Karaoke!- salta Massu haciéndonos reír mucho. Uchi-senpai sonríe de nuevo pero noto que quiere preguntar algo más, algo que él y yo sabemos que si se conversa mucho, puede acabar con nuestra amistad
-Ryo-chan… digo, Nishikido Ryo-san… ha vuelto, ¿Verdad?- baja un poco la cara- papá lo comentó hoy en el desayuno…- mantiene la mirada baja. Eso es algo que nunca sabré de sus labios, es algo que me mata por dentro pero que no tengo el valor de preguntar. Ryo y Uchi crecieron juntos, pero no sé que pasó que a Ryo lo enviaron a estudiar a California y la familia de Uchi y la de Nishikido se hicieron enemigas repentinamente. Solo sé que debido a eso, mi familia se convirtió en la nueva familia aliada de los Nishikido. Pese a que son enemigos ahora, nunca me prohibieron ser amigo de Uchi-senpai.
-Sí, ya volvió… algo agrio el tipo, su trato…- comenta Massu mientras me abraza al notar que estamos solos en el pasillo- trató muy mal a mi Tesshi…- besa mi mejilla a lo que Uchi-senpai sonría ampliamente, Massu solo se comporta así cuando estamos solos.- Bueno, ¡tenemos clases! ¡A estudiar! Luego será Karaoke- susurra antes de robarme un beso apra correr a su salón junto con Uchi-senpai. Los miro alejarse y dejando escapar un prolongado suspiro, me encamino a mi salón.
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Luego de aquel encuentro con el pequeño Ryo, Tegoshi se quedó muy impresionado, a proposito volvió durante algunos días a ver si se lo encontraba de nuevo, pero no sucedió. De repente, un día se encontró con una muejr de edad avanzada. Esta tenía la misma mirada agria de Ryo, y lo trató casi igual a Tegoshi. Pero la inocente sonrisa de este y sus preguntas acerca del niño pequeño de la casa, empezaron a ablandar el corazón de la mujer de edad adulta. Fue así como la señora Nishikido, superó el dolor de perder a su engreído. Refugiándose en la sonrisa perfecta de aquel pequeño llamado Yuuya.
Pasó un año y el divorcio de los padres de Yuuya fue era un hecho, la madre de este se deterioró mucho y pasó muchos días en cama, mientras que el padre actuaba como si nada hubiese sucedido. A Yuuya se le quitaron las ganas de estar en casa, y como el tiempo que pasaba en la casa de la familia Nishikido era limito al tiempo que la abuela deseaba verlo empezó a salir mucho. A sus once años, aprendió a caminar solo por las calles de aquella gran ciudad. Hasta que un día observó como un hombre mayor golpeaba a un pequeño, Yuuya no pensó que aquel hombre era tan grande como para golpearlos a los dos y se precipitó a defender al otro niño. No importaba cuanto dolieran las patadas de aquel hombre, Yuua continuó tapando al otro pequeño. Hasta que el mayor se cansó y se fue, gritándole al más golpeado que nunca más vuelva a acercarse por su taberna. Débilmente Yuuya se hizo a un lado para mirar al otro, le preguntó si estaba bien, a lo que el otro solo le sonrió un poco.
-Masuda… me llamo Masuda…- dijo débilmente el pequeño- ari…gatou…- susurró antes de caer inconsciente. Tegoshi descansó un poco a su lado y de ahí saco fuerzas para cargar al otro niño hasta el hospital más cercano.
-Massu… vas a estar bien, te lo prometo…- dijo mientras caminaba débilmente hasta el hospital.
Continuará…
olaa^^primero mucho gusto me llamo rosa, segundo pues qe me he pasado por tu pagina para curiosear un poco jeje y me he quedado porque me ha encantado*-* tus ficss^____^ aun no los he leído todos pero están bien (Y) me gustan mucho así qe seguiré pasando nee, tecero sigue así y no dejes de subir capítulos :D... xauu kiss :)
ResponderEliminarEl releerlo me trajo recuerdos -w-
ResponderEliminarCreo que moriré y te jalare las patas para que hagas continua de este FIC.