Autor: Kainet
Titulo: PRETEND
Fandom: KAT-TUN
Parejas: AKAME
Clasificación: Angst
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Titulo: PRETEND
Fandom: KAT-TUN
Parejas: AKAME
Clasificación: Angst
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.
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PRETEND
“Fingir. Estoy tan cansado de esa palabra.
De tus manos quiero robar una caricia; de tus labios, una verdad”
De tus manos quiero robar una caricia; de tus labios, una verdad”
1
Y una vez más estoy aquí, frente a su salón, esperando que sus clases terminen. Soñando despierto en medio de mi desesperación. Anhelando sin esperanza alguna, que él voltee y me regale una mirada; corta, no importa si es corta, pero al menos que me mire. Nunca le he hablado, nunca me he acercado, pero creo que puedo llegar a ser una persona muy cercana a él. Brilla. Brilla como el sol, mientras camina por los pasillos, su sonrisa lo ilumina todo, incluso a las personas más frías y sobrias como yo. Sus pasos, suaves y delicados, arrastran tanto encanto; sus gestos, tanta elegancia; su mirada, tanta soledad.
2
Fingir, que palabra tan dolorosa, que termino tan solitario. Han pasado muchos meses, casi dos años, desde que vengo a verlo salir de clase, ni una sola palabra, ni una sola sonrisa, ni una sola mirada. Una gran nada que poco a poco me carcome. Empiezo a cansarme no solo de fingir, empiezo a agotarme de tener que esperarlo. Me pregunto si realmente no me ve o si me evita. Me aburro, me frustro y desespero. Si tan solo pudiera cambiar las cosas, si tan solo pudiera obligar al destino a encontrarnos. Le amo, eso no es secreto, nunca lo ha sido, entonces por qué debo esperar tanto. Mi corazón agoniza, mientras a lo lejos le veo sonreír y brillar como siempre. Nada cambia para él, nada.
3
Los días se hacen lentos: tiene novia y eso duele. Su sonrisa ha cambiado, pero su mirada continúa solitaria. Continúo pisoteando mi orgullo, continúo parándome frente a su salón, nunca he dejado de mirarlo; él nunca me ha mirado. Soy diferente, siempre lo he sabido, nunca he intentado ocultarlo. No sé si él lo es, nunca he intentando averiguarlo; quizás es miedo a una negativa, prefiero vivir en la duda a vivir decepcionado. Todo da vueltas mientras camino hacia su salón, he llegado algo tarde y creo que no lo veré. De seguro se ha marchado, ya, a casa. Camino lentamente hacia el aula vacía, con miedo de no encontrarlo. Quizás pánico de verlo ahí.
“¿Me buscas?” pregunta desde la última carpeta. Me petrifico, no sé qué decir. No entiendo cómo es que sabe que lo busco.
4
Han pasado algunos días, realmente no entiendo que sucedió en aquel momento, solo puedo decir que él y yo ahora somos uno. Me mira pensativo, sabe que lo que hacemos está mal; peor aún que él está jugando con dos personas: su novia vive engañada, yo sobrevivo en una mentira. Akanishi, ¿Por qué juegas de esta manera? Le miro en silencio, me sonríe, de alguna manera ahora su sonrisa brilla menos pero su mirada está menos solitaria. Quizás es una mentira más que deseo creer. Mentiras, he aprendido a vivir con ellas, a vivir de ellas. Él dice ‘te amo’ y yo le creo, aún cuando solo lo dice porque desea obtener algo a cambio. Él dice ‘te extraño’ y yo le creo, incluso cuando se ve forzado a decirlo pues la culpa lo carcome. Él dice ‘terminaré con ella’ y yo le creo, más cuando me besa a media noche, más cuando me toma entre sus brazos y me promete el mundo entero, quizás promete más.
5
Nunca terminó con ella, nunca me extrañó, nunca me amo. Todo fue una gran mentira, una tan perfecta que me mantuvo vivo durante varios años. Una que me llevó a creer que pasaríamos el resto de nuestras vidas juntos, como uno solo. Estamos juntos, si, somos parte de un mismo grupo musical: yo, el líder; él, mi favorito. Me mira distante, quizás desafiante. Enojado, herido, hemos terminado y debemos continuar viéndonos por más que ahora nos odiemos. Obligados por un contrato que en algún momento nos pareció una bendición. Juega a ser irresponsable, juega a ser alguien que no conozco, un chico fácil que se pasea entre las sábanas de las mujeres más hermosas de Japón. Yo juego a ser genial, a ser todo lo que los demás desean; yo juego a contradecirlo. Jugamos a ser un grupo cuando estamos completamente divididos. Suelo ignorarlo, suele tratarme de manera fría y otras veces se me acerca juguetonamente. Me he cansado de la mentira, me he cansado de sus falsos besos. Si en un momento dijo que lo hacía por pena, prefiero evitarle tal sacrificio ahora. Ya no quiero sobrevivir en una mentira, quiero ser capaz de vivir fuera de su mundo.
6
Estamos de gira, me ignora y juega con Ueda. Lo ignoro y converso con Koki. Nos ignoramos y pretendemos no llevarnos bien. Nadie sabe de sus noches en mi cama, nadie sabe de mis noches entre sus brazos. Lo amo y por más que intento librarme de aquella verdad, ni la mentira más real me ayuda. Lo extraño y ni la compañía más extravagante me ayuda a superar la soledad que produce estar lejos de su cuerpo, de sus caricias. Odio a cada una de sus aventuras y ninguna de las mías me ayuda a olvidar sus besos, sus manos y su mirada.
7
Ha pasado mucho, estamos solos, completamente solos. El ha vuelto de su viaje a USA. Me mira de reojo, busca palabras para iniciar alguna conversación pero ambos sabemos que no existen excusas ni perdones, estamos acabados como pareja.
8
Me mira desafiante, mi cachetada le dolió; su escándalo mató mi corazón: estamos perdidos en una gran mentira. Intento pedir disculpas, intenta explicar lo sucedido; lo cierto es que no logramos entendernos. No existe punto de intercepción entre nuestras palabras, estamos demasiado lejos como para buscarnos.
9
“Dime por qué estamos así…” susurra acercándome hacia su cuerpo. Me quedó en silencio y bajo la mirada. Busca alguna reacción pero yo solo me dejo llevar. “Kame… dímelo, siento que moriré pronto si seguimos así.” Empiezo a llorar ante sus palabras, no tengo idea de cómo llegamos a esto, solo sé que terminamos más alejados de cuando empezamos, me aferro a él, su cuerpo mantiene el mismo ahora; su piel la misma textura.
10
“Te amo, pero no quiero vivir en una mentira, estoy cansado” susurro agitadamente, una vez más nos hemos acostado; una vez más mintió y utilizó palabras hermosas para conseguir sus caprichos. Sonríe mientras me toma entre sus brazos. Besa mi frente y cierra los ojos. No lo comprendo, nunca lo hice, nunca lo haré. Deposita un beso ciego en mi mejilla y acerca sus labios hacia mi oreja. “¿Quién te ha dicho que yo miento cuando te digo que te amo?” confiesa antes de quedar profundamente dormido.
FIN
Y una vez más estoy aquí, frente a su salón, esperando que sus clases terminen. Soñando despierto en medio de mi desesperación. Anhelando sin esperanza alguna, que él voltee y me regale una mirada; corta, no importa si es corta, pero al menos que me mire. Nunca le he hablado, nunca me he acercado, pero creo que puedo llegar a ser una persona muy cercana a él. Brilla. Brilla como el sol, mientras camina por los pasillos, su sonrisa lo ilumina todo, incluso a las personas más frías y sobrias como yo. Sus pasos, suaves y delicados, arrastran tanto encanto; sus gestos, tanta elegancia; su mirada, tanta soledad.
2
Fingir, que palabra tan dolorosa, que termino tan solitario. Han pasado muchos meses, casi dos años, desde que vengo a verlo salir de clase, ni una sola palabra, ni una sola sonrisa, ni una sola mirada. Una gran nada que poco a poco me carcome. Empiezo a cansarme no solo de fingir, empiezo a agotarme de tener que esperarlo. Me pregunto si realmente no me ve o si me evita. Me aburro, me frustro y desespero. Si tan solo pudiera cambiar las cosas, si tan solo pudiera obligar al destino a encontrarnos. Le amo, eso no es secreto, nunca lo ha sido, entonces por qué debo esperar tanto. Mi corazón agoniza, mientras a lo lejos le veo sonreír y brillar como siempre. Nada cambia para él, nada.
3
Los días se hacen lentos: tiene novia y eso duele. Su sonrisa ha cambiado, pero su mirada continúa solitaria. Continúo pisoteando mi orgullo, continúo parándome frente a su salón, nunca he dejado de mirarlo; él nunca me ha mirado. Soy diferente, siempre lo he sabido, nunca he intentado ocultarlo. No sé si él lo es, nunca he intentando averiguarlo; quizás es miedo a una negativa, prefiero vivir en la duda a vivir decepcionado. Todo da vueltas mientras camino hacia su salón, he llegado algo tarde y creo que no lo veré. De seguro se ha marchado, ya, a casa. Camino lentamente hacia el aula vacía, con miedo de no encontrarlo. Quizás pánico de verlo ahí.
“¿Me buscas?” pregunta desde la última carpeta. Me petrifico, no sé qué decir. No entiendo cómo es que sabe que lo busco.
4
Han pasado algunos días, realmente no entiendo que sucedió en aquel momento, solo puedo decir que él y yo ahora somos uno. Me mira pensativo, sabe que lo que hacemos está mal; peor aún que él está jugando con dos personas: su novia vive engañada, yo sobrevivo en una mentira. Akanishi, ¿Por qué juegas de esta manera? Le miro en silencio, me sonríe, de alguna manera ahora su sonrisa brilla menos pero su mirada está menos solitaria. Quizás es una mentira más que deseo creer. Mentiras, he aprendido a vivir con ellas, a vivir de ellas. Él dice ‘te amo’ y yo le creo, aún cuando solo lo dice porque desea obtener algo a cambio. Él dice ‘te extraño’ y yo le creo, incluso cuando se ve forzado a decirlo pues la culpa lo carcome. Él dice ‘terminaré con ella’ y yo le creo, más cuando me besa a media noche, más cuando me toma entre sus brazos y me promete el mundo entero, quizás promete más.
5
Nunca terminó con ella, nunca me extrañó, nunca me amo. Todo fue una gran mentira, una tan perfecta que me mantuvo vivo durante varios años. Una que me llevó a creer que pasaríamos el resto de nuestras vidas juntos, como uno solo. Estamos juntos, si, somos parte de un mismo grupo musical: yo, el líder; él, mi favorito. Me mira distante, quizás desafiante. Enojado, herido, hemos terminado y debemos continuar viéndonos por más que ahora nos odiemos. Obligados por un contrato que en algún momento nos pareció una bendición. Juega a ser irresponsable, juega a ser alguien que no conozco, un chico fácil que se pasea entre las sábanas de las mujeres más hermosas de Japón. Yo juego a ser genial, a ser todo lo que los demás desean; yo juego a contradecirlo. Jugamos a ser un grupo cuando estamos completamente divididos. Suelo ignorarlo, suele tratarme de manera fría y otras veces se me acerca juguetonamente. Me he cansado de la mentira, me he cansado de sus falsos besos. Si en un momento dijo que lo hacía por pena, prefiero evitarle tal sacrificio ahora. Ya no quiero sobrevivir en una mentira, quiero ser capaz de vivir fuera de su mundo.
6
Estamos de gira, me ignora y juega con Ueda. Lo ignoro y converso con Koki. Nos ignoramos y pretendemos no llevarnos bien. Nadie sabe de sus noches en mi cama, nadie sabe de mis noches entre sus brazos. Lo amo y por más que intento librarme de aquella verdad, ni la mentira más real me ayuda. Lo extraño y ni la compañía más extravagante me ayuda a superar la soledad que produce estar lejos de su cuerpo, de sus caricias. Odio a cada una de sus aventuras y ninguna de las mías me ayuda a olvidar sus besos, sus manos y su mirada.
7
Ha pasado mucho, estamos solos, completamente solos. El ha vuelto de su viaje a USA. Me mira de reojo, busca palabras para iniciar alguna conversación pero ambos sabemos que no existen excusas ni perdones, estamos acabados como pareja.
8
Me mira desafiante, mi cachetada le dolió; su escándalo mató mi corazón: estamos perdidos en una gran mentira. Intento pedir disculpas, intenta explicar lo sucedido; lo cierto es que no logramos entendernos. No existe punto de intercepción entre nuestras palabras, estamos demasiado lejos como para buscarnos.
9
“Dime por qué estamos así…” susurra acercándome hacia su cuerpo. Me quedó en silencio y bajo la mirada. Busca alguna reacción pero yo solo me dejo llevar. “Kame… dímelo, siento que moriré pronto si seguimos así.” Empiezo a llorar ante sus palabras, no tengo idea de cómo llegamos a esto, solo sé que terminamos más alejados de cuando empezamos, me aferro a él, su cuerpo mantiene el mismo ahora; su piel la misma textura.
10
“Te amo, pero no quiero vivir en una mentira, estoy cansado” susurro agitadamente, una vez más nos hemos acostado; una vez más mintió y utilizó palabras hermosas para conseguir sus caprichos. Sonríe mientras me toma entre sus brazos. Besa mi frente y cierra los ojos. No lo comprendo, nunca lo hice, nunca lo haré. Deposita un beso ciego en mi mejilla y acerca sus labios hacia mi oreja. “¿Quién te ha dicho que yo miento cuando te digo que te amo?” confiesa antes de quedar profundamente dormido.
FIN
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