Titulo: Chocolate & Love (AKA Chocolove)
Capitulo: 10
Fandom: Super Junior, SHINee, TRAX
Parejas: Sichul / Varias
Clasificación: Angst / Au / Lemon / Secuela
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.
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10º Bombón
-He vuelto a caer…- susurró Taemin mientras se dejaba acorralar contra la pared del baño. Aquel profesor era muy apuesto y era bastante popular entre el alumnado, muchas chicas lo admiraban, entonces ¿Por qué buscar al recién transferido?- Ah…- Tae gimió levemente mientras sentía que las manos del mayor se introducían debajo de su camisa, tocando levemente su piel.
Era amigo de su tutor, lo conoció por accidente cuando el tutor lo citó en la sala de profesores para hablar sobre sus notas bajas en literatura japonesa. Taemin venía con un historial impecable de notas y ver que le iba mal en un curso era alarmante para el tutor. Desde ese día, lo deseó. Trató de preguntar por él pero la única respuesta que recibió del tutor del niño fue: no juegues con él, ha pasado por mucho. Luego de una mirada llena de reproche. Así era conocido Zen-sensei, al menos en sus círculos más cerrados sabían que su encantadora sonrisa y su amable personalidad no eran precisamente para conquistar chiquillas, ciertamente estas lo desesperaban. A él le gustaban los chicos, pero nunca los forzaba ni nada, solo esperaba a que se le acerquen los que gustaban de él. Taemin nunca lo hizo, sin embargo desarrollo una leve obsesión con aquel chiquillo coreano. Solo se había visto tres veces, las veces que el menor fue a entregar reportes de sus notas con su tutor, pero esas tres veces bastaron para Zen-sensei.
-¿Saben en tu casa que te gustan los chicos?- preguntó el mayor mientras acariciaba la piel debajo de la camisa del menor. Era una pregunta curiosa y simple, sin embargo hizo reaccionar a Taemin.
-Gomen…- detuvo la mano exploratoria que estaba por descender hacia sus pantalones- Gomen…- volvió a repetir con los ojos llenos de lágrimas antes de salir corriendo del baño para profesores. Alguien los vio salir a ambos, con la ropa descolocada y a pesar de que nada sucedió, ese alguien lo tomó por hecho.
Taemin llegó agitado a su casa, sus ojos estaban llenos de lágrimas, se sentía sucio, se sentía tonto. ¿Cómo había dejado que ese profesor lo toque de esa manera? ¿Es que acaso no había aprendido nada? Minwoo no había llegado del trabajo y al parecer Koji tampoco. Se dejó caer en el amplio sofá de la sala y cerró los ojos para calmar su cuerpo mediante el sueño. A los minutos llegó Minho, disfrazado de Koji. Lo miró enojado, con reproche pero luego de unos minutos, viéndolo dormir, se sintió herido y triste. Se sentó frente al que dormía y se dedicó a observarlo. Quizás había malentendido todo. Pero ¿Qué excusa habría para que Taemin saliera del baño de profesores? Zen-sensei era un conquistador de chicas. ¿Por qué Taemin? Estaba herido, muy herido. En su pecho agonizaba un llanto tan guardado, tan añejo que simplemente ya no podía dejarlo salir en sus momentos más solos. Día a día fingiendo ser quien no era, soportando la distancia que él mismo generaba para no lastimar a quien amaba. Dejándose lastimar por quien amaba. Quizás era demasiado maduro para su corta edad, entendía demasiado bien los sentimientos de los demás, pero por primera vez empezó a sentir que quería a alguien que lo comprenda a él. Cerró los ojos para no ver durante unos minutos a quien dormía en el sofá, cerró los ojos para pensar, al menos unos segundos que Taemin no existía en su mundo: fue imposible, se desesperó y los abrió desesperado. Y al abrirlos se encontró con los ojos de Taemin, había despertado.
-¿Koji?- preguntó confundido a lo que Minho cambió su mirada de tristeza por una llena de rencor.
-No me llames por mi nombre, no tenemos esa confianza…- Los ojos de Taemin se llenaron de dolor y tras unos minutos en silencio el mayor se levantó del sofá y empezó a caminar hasta su habitación pero una vez frente a la puerta no pudo soportarlo- Chiquillo, si te acuestas o no con Zen-sensei no es mi problema, pero ni se te ocurra traerlo a esta casa…- dada la advertencia, lentamente empezó a abrir la puerta.
-No es lo que crees…- Taemin bajó la cabeza- Fue un error y no volverá a pasar, nada sabes sobre mí, no me juzgues tan precipitadamente…- se veía enojado, muy alterado el menor al punto de acercarse de forma violenta- Yo no volveré a decir tu nombre, tú no vuelvas a hacer comentarios de ese tipo… no tenemos la confianza necesaria para tratarnos así…- dicho esto caminó a su habitación y se encerró.
Sungmin cerró los ojos ante aquel video, nunca había visto uno sin embargo sus mejillas ardían de tan solo ver la tapa. Odió por unos segundos a Rose por tan mala broma para luego guardarlo en el paquete de envío ni bien sintió que su Kyu entraba en el departamento. Se miraron unos segundos para luego sonreírse tontamente. Había cierta incomodidad mas ninguno comprendía el por qué o quizás sí. Kyu se sentó en el sofá más alejado de Sungmin y comenzó a leer el periódico de esa mañana, ni se preocupó en preguntar por aquel paquete llegado desde Japón. Usualmente, hubiese preguntado, pero por curioso se había llevado una sorpresa antes de que el dueño del envío lo abriera. A las primeras horas de la mañana, recibió el paquete y mientras su novio dormía aplicó sus habilidades de espía para abrir el sospechoso paquete de Rose. Tenía una nota corta que decía “Lo encontré mientras buscaba novelas en una tienda; creo que tú, pervertido, deberías aprender más como complacer a tu Kyu.” Las mejillas de Kyu se pusieron totalmente rojas mientras que una sonrisa pícara aparecía en sus labios. ¿Sungmin estaba viendo porno? Ese DVD era claramente uno de esos que vendían en Japón de COAT. Kyu se cruzó de piernas mientras intentaba no reírse de la cara de espanto de su novio. Era muy divertido como los ojos del conejo se hacía cada vez más grandes ante el nerviosismo de no saber donde esconder el paquete.
-Sungminah…- susurró seductoramente Kyu mientras mantenía la mirada en su periódico.- ¿Quieres comer algo dulce?- preguntó empezando su juego de manipulación. Ante el silencio del otro, prosiguió.- Yo tengo ganas de azúcar, no sé por qué. Pero ya hemos desayunado y deberíamos dejar de ser glotones…
-Sabes que no me gusta hablar sobre mi peso.- Contestó entre incómodo y enojado.
-Yo no he dicho nada de tu peso, es mas…- volteó a clavar su mirada en la de Sungmin para luego sonreír sexymente- creo que tu peso es ideal, sobre todo cuando estás sobre mí…- dicho esto las mejillas de Sungmin se coloraron en demasía para luego bajar la mirada muy avergonzado.
-No hagas comentarios sucios a horas tan tempranas…- reprochó nervioso.
-Conejo pervertido…- agregó el menor aguantando sus carcajadas. Sungmin se terminó de enojar y le lanzó lo primero que tenía a la mano, que curiosamente era el paquete japonés. Pero a los segundos de haber golpeado al menor, corrió a querer quitarle de las manos aquello. Kyu rió divertido mientras alzaba la mano para que el otro salte para atraparlo.- ¿Qué es?- preguntó manipulador.
-No te importa.- chilló Sungmin tratando de que el otro no lo abra- dámelo Kyu sino yo… yo no te volveré a hablar- amenazó a lo que el menor bajó un poco el rostro y atrapó los labios del mayor en un beso.- suelta ese paquete…- susurró Sungmin mordiendo el labio inferior de Kyu.
-Menores y mayores. “Sensei, help me kudasai”- susurró Kyu- ¿Ese es el título de tu DVD?- Los ojos de Sungmin se abrieron de par en par y se quedó estático- Ah… nunca imaginé que te excitaba tanto nuestra diferencia de edades…- rió Kyu.
-Calla, no es eso- chilló con el rostro rojo pero su puchero no duró mucho cuando Kyu tiró el DVD a un lado y lo alzó en brazos.- ¿Qu-Qué haces?
-¿No es obvio?
-No.
-Te llevo a la cama para demostrarte que sin DVDs, me complaces…- le sonrió Kyu para luego besar sus labios.
Ni bien llegaron a la habitación Sungmin dejó de patalear y toda su inocente postura desapareció por completo. Un apasionado beso los unió en un torbellino de caricias que poco a poco fue dejándolos sin prendas de vestir. Era tan fácil quitarle aquel pijama rosa. Era tan rápido deshacerse de aquellos bóxers negros. “Sensei” susurró pervertido cuando Kyu lo abrió de piernas para apoderarse de su miembro. Sungmin cerró los ojos durante unos minutos atrapado en el placer que la boca del menor le proporcionaba. “Alumno…” gimió Sungmin mientras jalaba del brazo a su novio para robarle un corto beso y ser, ahora, quien le proporcionaba placer. Cual lollipop se colocó el miembro de su novio en la boca y empezó a saborearlo con gran intensidad haciendo que Kyu muerda sus labios para controlar sus gritos. Los vecinos podían escucharlos y ya varias veces se habían quejado de lo bullicioso que era Sungmin. Luego de incentivarse Kyu tomó el control de nuevo y volteó a Sungmin dejándolo de rodillas sobre la cama, lo abrió de piernas y empezó a preparar su entrada con su lengua, el conejo pervertido olvidó cualquier queja de los vecinos y soltó los gritos más agudos y potentes que pudo haber generado en toda su vida. Kyu siempre lo hacía perder los papeles, pero algo lo limitaba en ese momento, Kyu parecía disfrutarlo pero sentía que no terminaba satisfecho. “Kyu…” gimió al sentir como el miembro del otro se introducía en su interior y empezaba a acomodarse para empezar a embestirlo. “Yo… ah… quiero dominar…” susurró con vergüenza a lo que el otro detuvo todos sus movimientos para empezar a reír como loco. Sungmin lo miró muy enojado y sin previo sacó al otro de su interior y corrió a encerrarse al baño. “Oh… Sungminah… no me dejes así…” chilló cual niño pequeño Kyu para seguirlo al baño donde empezó a tocar insistentemente la puerta. “Nunca te satisfago…” lloró desde el interior. Kyu se quedó en silencio durante unos minutos, era mentira. Claro que lo complacía no como Zhou Mi pero lo complacía, eran placeres diferentes. Momento, ¿Lo estaba comparando con su ex? ¿Por qué? Su cabeza se confundió repentinamente. “Sungminah… subes mi temperatura no puedes dejarme así…” amenazó el menor pateando la puerta. El conejo no solo se sentía ofendido sino avergonzado, sabía que tenía cero experiencia, pero por alguna razón deseaba hacerlo, al menos con Kyu. “Sal y házmelo… maldita sea” renegó Kyu muy enojado a lo que luego de unos minutos de silencio el mayor abrió la puerta. Kyu alzó en brazos a Sungmin y colocándolo contra la pared empezó a embestirlo de nuevo. “Siente, aprende, mejora y pronto podrás hacérmelo…” susurró mientras mordía la oreja de Sungmin. Las mejillas de ese se coloraron de un tono muy rojizo al escuchar esas palabras y continuó dejándose dominar por el menor: mejoraría, eso podía apostarlo.
Abrió pesadamente los ojos, con el cuerpo cansado, dolido y ese terrible sabor a sangre muerta que poco a poco invadía todo su ser para hacerle recordar lo mucho que se odiaba, lo sucio que se sentía. Llevó uno de sus delicados dedos hacia su labio inferior en el cual yacía un moretón provocado por su padre al verlo en la puerta de su casa. Pese a la paliza que le dio, lo dejó entrar en su habitación. Veía algo borroso debido al cansancio y a la mala noche que había pasado, pese a que lo golpeó con brutalidad eso no lo detuvo de buscar lo que había ido a recuperar. Cerró los ojos de nuevo, intentando volver en el tiempo para ubicar aquel objeto. Era una caja de terciopelo negro con una cinta roja en la parte superior, guardaba un diario, una fotografía y un secreto muy bien guardado. “¿Dónde pude haber dejado esa maldita caja?” renegó mientras volvía a abrir los ojos y se levantaba lentamente. Una vez sentado al borde de la cama, extendió lentamente su mano hasta alcanzar el celular, lo encendió y esperó unos minutos a ver si había algún mensaje de su novio. Para su sorpresa, no había ninguno. “Tonto, deberías acosarme.” Renegó Heechul mientras esbozaba una adolorida sonrisa en sus labios. Luego de mirar la nada, durante un periodo indefinido, se levantó pesadamente y caminó hasta el baño donde se duchó rápidamente. El reloj marcaba las once de la mañana y todo parecía tan tranquilo en aquella casa; de seguro su padre ya había salido a trabajar. Una vez cambiado, con ropa que no usaba desde hacía años atrás, se encaminó a buscar aquella caja de terciopelo, debía encontrarla sí o sí.
-¿Siwon-ssi?- preguntó su secretaria cuando notó que su jefe estaba completamente ausente de la junta directiva.
-Hijo, deja de pensar en tus amoríos y concéntrate en la presentación, es para el lunes- reprochó su padre con cierto juego en sus palabras. Quizás porque se le hacía gracioso, ahora, que su hijo haya dejado de ser el estirado maniquí que siempre fue para convertirse en un adorable y defectuoso hijo.
-Lo siento padre…- sonrió avergonzado el menor mientras se acomodaba los anteojos de medida para leer en su laptop la información sobre las ventas de la empresa.- Según el ingreso del mes pasado creemos que es tiempo de aceptar la oferta de inversión de la que me hablaste…- comentó seriamente mientras miraba su celular, esperando que su novio lo llame. ¿Debería llamarlo? Mejor no, dijo que quería hacerlo por su cuenta y eso implicaba que necesitaba espacio.
Sus ojos se abrieron de par en par al encontrarse con ese tipo en su propia casa. ¿Qué hacía en casa de su padre? Quiso preguntar pero el más alto se le adelantó y con una sonrisa cínica le explicó que era el nuevo inquilino en esa enorme casa. Heechul retrocedió al ver como Yunho empezaba a acercarse, lo acorraló en su propia habitación y tras cerrar la puerta con llave empezó a despojarlo de sus ropas infantiles: nada podía negar, no hasta encontrar esa caja y librarse de todo ese lío. “Ya te empezó a gustar… zorra” susurró Yunho mientras volteaba a Heechul de forma violenta e introducía su miembro de forma brusca, rompiendo todo a su paso, rompiendo el interior. Quiso gritar de dolor, quiso llorar pero no podía, nadie podía escucharlos. “Te haré sufrir tanto que desearás no haber nacido. Tanto que me rogarás que te mate…” renegó mientras lo embestía brutalmente, Heechul mordió sus labios al punto de romper piel para evitar sus gritos. Tras unos minutos así Yunho lo empujó y lo dejó tirad en el piso, con la ropa rasgada y un hilo de sangre que se escurría entre sus piernas. Mientras se subía el cierre del pantalón volteó a mirarlo de nuevo, derrotado, adolorido, agonizante. “Apúrate, tu padre está en la puerta…” dijo ante de dirigirse a su habitación. “Bastardo…” Heechul se arrastró como pudo hasta la puerta y la cerró para evitarle a su padre semejante espectáculo. Lo más probable era que termine golpeándolo a ayudarlo si lo encontraba en ese estado. Cerró los ojos y en silencio empezó a llorar, sintiéndose aún más sucio, más solo.
-Estoy harto de los ejercicios…- Hangeng se dejó caer en el suelo mientras colocaba una toalla alrededor de su cuello- Que cansancio…
-Te comprendo demasiado pero que se hace…- Yesung se sentó a su lado- llevamos cuatros horas aquí… ¿Hacemos una hora más de caminadora?- preguntó con una sonrisa pícara.
-¿Qué se supone que haces aquí?- cuestionó Hangeng con cierto enojo.
-Wook me tiene en abstinencia… un castigo, como el que le di…- respondió mientras le agarraba del hombro- ¿Siguen las cosas lentas con Henry?
-Calla…
-Pero si ha pasado bastante tiempo, debes estar a punto de morir de tanta… “tranquilidad” ¿Qué hacen cuando están junto? ¿Te toca el violín?- bromeó a lo que Hangeng le tiró la toalla en la cara y se subió a la caminadora de nuevo- A este paso vas a terminar viviendo en el gimnasio… solo dile que quieres…
-Tirártelo…- gritó Kangin subiéndose a la caminadora de al lado.
-¿Por qué eres tan vulgar?- Hangeng se alteró un poco para luego ignorar a los otros dos.
-Es una broma, wow… sí que estas… “sensible” no me imagino cómo te pones cuando lo tienes cerca…- Kangin y Yesung estallaron en risas mientras el chino fingía no entender el coreano de ambos.
La noche estaba entrada, aún le dolía el cuerpo, aún seguía tendido en el piso, sintiendo que su cuerpo no soportaba más el dolor. El hilo se sangre entre sus piernas no dejaba de drenar, al parecer Yunho lo había desgarrado con tanta brutalidad, como pudo caminó hasta su bolso, sacó su celular y marcó a Leeteuk. “Ayúdame por favor…” susurró con una voz demasiado débil como para asustar al mayor. Tras darle los datos de dónde estaba su amigo llegó a casa de su padre e inventando suficientes excusas logró ir solo hasta la habitación de Heechul, justo antes de entrar se encontró con Yunho quien le sonrió cínicamente. Leeteuk lo analizó bien, ¿Dónde lo había visto? Su cerebro no dejaba de dar vueltas, en algún lugar lo había visto. “Oh mi Dios…” chilló al encontrar a su amigo tendido en la cama con moretones en el rostro y el cuerpo. “No dejo de sangrar…” explicó Heechul algo asustado. Leeteuk no preguntó qué había pasado, simplemente empezó a cuidar de su amigo, le dio medicamentos que había comprado en la farmacia y luego le indicó cómo debía aplicarse una crema que pararía la hemorragia en esa zona. “¿Cómo sabes tanto de ese tipo de herida?” cuestionó Heechul con una sonrisa pícara cuando ya empezaba a sentirse mejor. “Kangin, a veces es un animal.” Susurró Leeteuk mientras guardaba todos los medicamentos a lo que Heechul sonrió adormilado. “Mañana debes explicarme todo esto.” Advirtió el mayor antes de que el otro se quede profundamente dormido.
Aquella noche tuvo un sueño, un recuerdo, de cuando eran jóvenes, de cuando era novio de Jay Kim y todo parecía ir bien entre ambos. Aparentemente eran novios y todos respetaban eso. Aquella noche recordó cuán sucio estaba su pasado. Volvió a aquel día en el que conoció a esos dos chicos, ambos menores que él, ambos ansiosos por conocerlo. Con una sonrisa gentil y tímida, se presentó el más bajo, aquel chico que amaba la cocina y tenía una belleza feminoide. “Kim Jaejoong” susurró mientras hacía una venia al presentarse a lo que Heechul sonrió egocéntrico. Luego de unos minutos el otro, el más serio, el más alto se presentó también, su nombre era Yunho. Eran mejores amigos, siempre estaban juntos, sin embargo, desde aquel día Yunho no dejó de seguir a Heechul, de alguna manera se obsesionó con el mayor. Incluso terminó con su enamorada por él. Jaejoong sabía de eso, no obstante siempre guardaba silencio, sabía que su amigo jamás sería correspondido: Heechul se veía tan enamorado de Jay, jamás lo dejaría por un chiquillo que acababa de conocer. Incluso sabía que Heechul había huido de su casa con Jay, eso debía ser amor. “¡NO!” gritó Heechul despertando desesperado a la mitad de la noche. Leeteuk se acercó a su amigo para ver si estaba bien, parecía haber tenido un mal sueño. “¿Estás bien?” preguntó a lo que Heechul se abrazó a él y empezó a llorar amargamente.
-Así que todo el cuento de la novia es una mentira…- rió Rose mientras tomaba delicadamente un mechón de su rubio cabello para acomodarlo detrás de su oreja. – Mi Tae tiene un tutor mentiroso- rió juguetón a lo que el japonés le sonrió coqueto.
-Ser gay es algo de lo que estoy orgulloso, pero la sociedad es hipócrita, dicen aceptarte pero a la hora de contratarte como profesor te ven como una mala influencia. Como si fuera una peste que se pega con estar cerca…- Rose lo miró tiernamente, era la primera cita en mucho tiempo y era una cita perfecta. Un buen café, un lugar calmado y una buena plática. Era demasiado perfecto, tanto que empezaba a asustarlo.- ¿Sucede algo?
-No, solo pienso que es bueno que me hayas invitado a tomar un café…- comentó mientras bajaba la mirada hacia su taza de café.
-Es aún más bueno que tú hayas aceptado.- sonrió galante mientras estiraba su mano hacia la de Rose, lentamente tocó su fría piel, haciéndolo sentirse extraño- Espero que no sea la única cita…
-Claro que no… tu compañía me encanta además Taemin te quiere mucho. Él ha sufrido mucho, necesita amigos ahora, amigos que lo apoyen.
-Lo quieres mucho, ¿No?
-Es mi pequeño hermano, por él lo daría todo- sonrió enternecido.- Es algo tarde, los chicos deben estar preocupados por mí.- dijo mirando su reloj.
-Vamos, te llevo a tu casa… si me invitas a cenar.- dicho esto el tutor se levantó de su asiento y se acercó al rubio para besar su mejilla- quizás luego… postre…- Rose apartó un poco al japonés para luego sonreírle tímidamente.
-Es mejor tomarse las cosas con calma… salí de una tormentosa relación, algún día te contaré. De momento solo debes saber que quiero ir despacio…- tras estas palabras le regaló un cortó besos en los labios y ambos salieron en dirección a su casa.
Continuará…
Era amigo de su tutor, lo conoció por accidente cuando el tutor lo citó en la sala de profesores para hablar sobre sus notas bajas en literatura japonesa. Taemin venía con un historial impecable de notas y ver que le iba mal en un curso era alarmante para el tutor. Desde ese día, lo deseó. Trató de preguntar por él pero la única respuesta que recibió del tutor del niño fue: no juegues con él, ha pasado por mucho. Luego de una mirada llena de reproche. Así era conocido Zen-sensei, al menos en sus círculos más cerrados sabían que su encantadora sonrisa y su amable personalidad no eran precisamente para conquistar chiquillas, ciertamente estas lo desesperaban. A él le gustaban los chicos, pero nunca los forzaba ni nada, solo esperaba a que se le acerquen los que gustaban de él. Taemin nunca lo hizo, sin embargo desarrollo una leve obsesión con aquel chiquillo coreano. Solo se había visto tres veces, las veces que el menor fue a entregar reportes de sus notas con su tutor, pero esas tres veces bastaron para Zen-sensei.
-¿Saben en tu casa que te gustan los chicos?- preguntó el mayor mientras acariciaba la piel debajo de la camisa del menor. Era una pregunta curiosa y simple, sin embargo hizo reaccionar a Taemin.
-Gomen…- detuvo la mano exploratoria que estaba por descender hacia sus pantalones- Gomen…- volvió a repetir con los ojos llenos de lágrimas antes de salir corriendo del baño para profesores. Alguien los vio salir a ambos, con la ropa descolocada y a pesar de que nada sucedió, ese alguien lo tomó por hecho.
Taemin llegó agitado a su casa, sus ojos estaban llenos de lágrimas, se sentía sucio, se sentía tonto. ¿Cómo había dejado que ese profesor lo toque de esa manera? ¿Es que acaso no había aprendido nada? Minwoo no había llegado del trabajo y al parecer Koji tampoco. Se dejó caer en el amplio sofá de la sala y cerró los ojos para calmar su cuerpo mediante el sueño. A los minutos llegó Minho, disfrazado de Koji. Lo miró enojado, con reproche pero luego de unos minutos, viéndolo dormir, se sintió herido y triste. Se sentó frente al que dormía y se dedicó a observarlo. Quizás había malentendido todo. Pero ¿Qué excusa habría para que Taemin saliera del baño de profesores? Zen-sensei era un conquistador de chicas. ¿Por qué Taemin? Estaba herido, muy herido. En su pecho agonizaba un llanto tan guardado, tan añejo que simplemente ya no podía dejarlo salir en sus momentos más solos. Día a día fingiendo ser quien no era, soportando la distancia que él mismo generaba para no lastimar a quien amaba. Dejándose lastimar por quien amaba. Quizás era demasiado maduro para su corta edad, entendía demasiado bien los sentimientos de los demás, pero por primera vez empezó a sentir que quería a alguien que lo comprenda a él. Cerró los ojos para no ver durante unos minutos a quien dormía en el sofá, cerró los ojos para pensar, al menos unos segundos que Taemin no existía en su mundo: fue imposible, se desesperó y los abrió desesperado. Y al abrirlos se encontró con los ojos de Taemin, había despertado.
-¿Koji?- preguntó confundido a lo que Minho cambió su mirada de tristeza por una llena de rencor.
-No me llames por mi nombre, no tenemos esa confianza…- Los ojos de Taemin se llenaron de dolor y tras unos minutos en silencio el mayor se levantó del sofá y empezó a caminar hasta su habitación pero una vez frente a la puerta no pudo soportarlo- Chiquillo, si te acuestas o no con Zen-sensei no es mi problema, pero ni se te ocurra traerlo a esta casa…- dada la advertencia, lentamente empezó a abrir la puerta.
-No es lo que crees…- Taemin bajó la cabeza- Fue un error y no volverá a pasar, nada sabes sobre mí, no me juzgues tan precipitadamente…- se veía enojado, muy alterado el menor al punto de acercarse de forma violenta- Yo no volveré a decir tu nombre, tú no vuelvas a hacer comentarios de ese tipo… no tenemos la confianza necesaria para tratarnos así…- dicho esto caminó a su habitación y se encerró.
Sungmin cerró los ojos ante aquel video, nunca había visto uno sin embargo sus mejillas ardían de tan solo ver la tapa. Odió por unos segundos a Rose por tan mala broma para luego guardarlo en el paquete de envío ni bien sintió que su Kyu entraba en el departamento. Se miraron unos segundos para luego sonreírse tontamente. Había cierta incomodidad mas ninguno comprendía el por qué o quizás sí. Kyu se sentó en el sofá más alejado de Sungmin y comenzó a leer el periódico de esa mañana, ni se preocupó en preguntar por aquel paquete llegado desde Japón. Usualmente, hubiese preguntado, pero por curioso se había llevado una sorpresa antes de que el dueño del envío lo abriera. A las primeras horas de la mañana, recibió el paquete y mientras su novio dormía aplicó sus habilidades de espía para abrir el sospechoso paquete de Rose. Tenía una nota corta que decía “Lo encontré mientras buscaba novelas en una tienda; creo que tú, pervertido, deberías aprender más como complacer a tu Kyu.” Las mejillas de Kyu se pusieron totalmente rojas mientras que una sonrisa pícara aparecía en sus labios. ¿Sungmin estaba viendo porno? Ese DVD era claramente uno de esos que vendían en Japón de COAT. Kyu se cruzó de piernas mientras intentaba no reírse de la cara de espanto de su novio. Era muy divertido como los ojos del conejo se hacía cada vez más grandes ante el nerviosismo de no saber donde esconder el paquete.
-Sungminah…- susurró seductoramente Kyu mientras mantenía la mirada en su periódico.- ¿Quieres comer algo dulce?- preguntó empezando su juego de manipulación. Ante el silencio del otro, prosiguió.- Yo tengo ganas de azúcar, no sé por qué. Pero ya hemos desayunado y deberíamos dejar de ser glotones…
-Sabes que no me gusta hablar sobre mi peso.- Contestó entre incómodo y enojado.
-Yo no he dicho nada de tu peso, es mas…- volteó a clavar su mirada en la de Sungmin para luego sonreír sexymente- creo que tu peso es ideal, sobre todo cuando estás sobre mí…- dicho esto las mejillas de Sungmin se coloraron en demasía para luego bajar la mirada muy avergonzado.
-No hagas comentarios sucios a horas tan tempranas…- reprochó nervioso.
-Conejo pervertido…- agregó el menor aguantando sus carcajadas. Sungmin se terminó de enojar y le lanzó lo primero que tenía a la mano, que curiosamente era el paquete japonés. Pero a los segundos de haber golpeado al menor, corrió a querer quitarle de las manos aquello. Kyu rió divertido mientras alzaba la mano para que el otro salte para atraparlo.- ¿Qué es?- preguntó manipulador.
-No te importa.- chilló Sungmin tratando de que el otro no lo abra- dámelo Kyu sino yo… yo no te volveré a hablar- amenazó a lo que el menor bajó un poco el rostro y atrapó los labios del mayor en un beso.- suelta ese paquete…- susurró Sungmin mordiendo el labio inferior de Kyu.
-Menores y mayores. “Sensei, help me kudasai”- susurró Kyu- ¿Ese es el título de tu DVD?- Los ojos de Sungmin se abrieron de par en par y se quedó estático- Ah… nunca imaginé que te excitaba tanto nuestra diferencia de edades…- rió Kyu.
-Calla, no es eso- chilló con el rostro rojo pero su puchero no duró mucho cuando Kyu tiró el DVD a un lado y lo alzó en brazos.- ¿Qu-Qué haces?
-¿No es obvio?
-No.
-Te llevo a la cama para demostrarte que sin DVDs, me complaces…- le sonrió Kyu para luego besar sus labios.
Ni bien llegaron a la habitación Sungmin dejó de patalear y toda su inocente postura desapareció por completo. Un apasionado beso los unió en un torbellino de caricias que poco a poco fue dejándolos sin prendas de vestir. Era tan fácil quitarle aquel pijama rosa. Era tan rápido deshacerse de aquellos bóxers negros. “Sensei” susurró pervertido cuando Kyu lo abrió de piernas para apoderarse de su miembro. Sungmin cerró los ojos durante unos minutos atrapado en el placer que la boca del menor le proporcionaba. “Alumno…” gimió Sungmin mientras jalaba del brazo a su novio para robarle un corto beso y ser, ahora, quien le proporcionaba placer. Cual lollipop se colocó el miembro de su novio en la boca y empezó a saborearlo con gran intensidad haciendo que Kyu muerda sus labios para controlar sus gritos. Los vecinos podían escucharlos y ya varias veces se habían quejado de lo bullicioso que era Sungmin. Luego de incentivarse Kyu tomó el control de nuevo y volteó a Sungmin dejándolo de rodillas sobre la cama, lo abrió de piernas y empezó a preparar su entrada con su lengua, el conejo pervertido olvidó cualquier queja de los vecinos y soltó los gritos más agudos y potentes que pudo haber generado en toda su vida. Kyu siempre lo hacía perder los papeles, pero algo lo limitaba en ese momento, Kyu parecía disfrutarlo pero sentía que no terminaba satisfecho. “Kyu…” gimió al sentir como el miembro del otro se introducía en su interior y empezaba a acomodarse para empezar a embestirlo. “Yo… ah… quiero dominar…” susurró con vergüenza a lo que el otro detuvo todos sus movimientos para empezar a reír como loco. Sungmin lo miró muy enojado y sin previo sacó al otro de su interior y corrió a encerrarse al baño. “Oh… Sungminah… no me dejes así…” chilló cual niño pequeño Kyu para seguirlo al baño donde empezó a tocar insistentemente la puerta. “Nunca te satisfago…” lloró desde el interior. Kyu se quedó en silencio durante unos minutos, era mentira. Claro que lo complacía no como Zhou Mi pero lo complacía, eran placeres diferentes. Momento, ¿Lo estaba comparando con su ex? ¿Por qué? Su cabeza se confundió repentinamente. “Sungminah… subes mi temperatura no puedes dejarme así…” amenazó el menor pateando la puerta. El conejo no solo se sentía ofendido sino avergonzado, sabía que tenía cero experiencia, pero por alguna razón deseaba hacerlo, al menos con Kyu. “Sal y házmelo… maldita sea” renegó Kyu muy enojado a lo que luego de unos minutos de silencio el mayor abrió la puerta. Kyu alzó en brazos a Sungmin y colocándolo contra la pared empezó a embestirlo de nuevo. “Siente, aprende, mejora y pronto podrás hacérmelo…” susurró mientras mordía la oreja de Sungmin. Las mejillas de ese se coloraron de un tono muy rojizo al escuchar esas palabras y continuó dejándose dominar por el menor: mejoraría, eso podía apostarlo.
Abrió pesadamente los ojos, con el cuerpo cansado, dolido y ese terrible sabor a sangre muerta que poco a poco invadía todo su ser para hacerle recordar lo mucho que se odiaba, lo sucio que se sentía. Llevó uno de sus delicados dedos hacia su labio inferior en el cual yacía un moretón provocado por su padre al verlo en la puerta de su casa. Pese a la paliza que le dio, lo dejó entrar en su habitación. Veía algo borroso debido al cansancio y a la mala noche que había pasado, pese a que lo golpeó con brutalidad eso no lo detuvo de buscar lo que había ido a recuperar. Cerró los ojos de nuevo, intentando volver en el tiempo para ubicar aquel objeto. Era una caja de terciopelo negro con una cinta roja en la parte superior, guardaba un diario, una fotografía y un secreto muy bien guardado. “¿Dónde pude haber dejado esa maldita caja?” renegó mientras volvía a abrir los ojos y se levantaba lentamente. Una vez sentado al borde de la cama, extendió lentamente su mano hasta alcanzar el celular, lo encendió y esperó unos minutos a ver si había algún mensaje de su novio. Para su sorpresa, no había ninguno. “Tonto, deberías acosarme.” Renegó Heechul mientras esbozaba una adolorida sonrisa en sus labios. Luego de mirar la nada, durante un periodo indefinido, se levantó pesadamente y caminó hasta el baño donde se duchó rápidamente. El reloj marcaba las once de la mañana y todo parecía tan tranquilo en aquella casa; de seguro su padre ya había salido a trabajar. Una vez cambiado, con ropa que no usaba desde hacía años atrás, se encaminó a buscar aquella caja de terciopelo, debía encontrarla sí o sí.
-¿Siwon-ssi?- preguntó su secretaria cuando notó que su jefe estaba completamente ausente de la junta directiva.
-Hijo, deja de pensar en tus amoríos y concéntrate en la presentación, es para el lunes- reprochó su padre con cierto juego en sus palabras. Quizás porque se le hacía gracioso, ahora, que su hijo haya dejado de ser el estirado maniquí que siempre fue para convertirse en un adorable y defectuoso hijo.
-Lo siento padre…- sonrió avergonzado el menor mientras se acomodaba los anteojos de medida para leer en su laptop la información sobre las ventas de la empresa.- Según el ingreso del mes pasado creemos que es tiempo de aceptar la oferta de inversión de la que me hablaste…- comentó seriamente mientras miraba su celular, esperando que su novio lo llame. ¿Debería llamarlo? Mejor no, dijo que quería hacerlo por su cuenta y eso implicaba que necesitaba espacio.
Sus ojos se abrieron de par en par al encontrarse con ese tipo en su propia casa. ¿Qué hacía en casa de su padre? Quiso preguntar pero el más alto se le adelantó y con una sonrisa cínica le explicó que era el nuevo inquilino en esa enorme casa. Heechul retrocedió al ver como Yunho empezaba a acercarse, lo acorraló en su propia habitación y tras cerrar la puerta con llave empezó a despojarlo de sus ropas infantiles: nada podía negar, no hasta encontrar esa caja y librarse de todo ese lío. “Ya te empezó a gustar… zorra” susurró Yunho mientras volteaba a Heechul de forma violenta e introducía su miembro de forma brusca, rompiendo todo a su paso, rompiendo el interior. Quiso gritar de dolor, quiso llorar pero no podía, nadie podía escucharlos. “Te haré sufrir tanto que desearás no haber nacido. Tanto que me rogarás que te mate…” renegó mientras lo embestía brutalmente, Heechul mordió sus labios al punto de romper piel para evitar sus gritos. Tras unos minutos así Yunho lo empujó y lo dejó tirad en el piso, con la ropa rasgada y un hilo de sangre que se escurría entre sus piernas. Mientras se subía el cierre del pantalón volteó a mirarlo de nuevo, derrotado, adolorido, agonizante. “Apúrate, tu padre está en la puerta…” dijo ante de dirigirse a su habitación. “Bastardo…” Heechul se arrastró como pudo hasta la puerta y la cerró para evitarle a su padre semejante espectáculo. Lo más probable era que termine golpeándolo a ayudarlo si lo encontraba en ese estado. Cerró los ojos y en silencio empezó a llorar, sintiéndose aún más sucio, más solo.
-Estoy harto de los ejercicios…- Hangeng se dejó caer en el suelo mientras colocaba una toalla alrededor de su cuello- Que cansancio…
-Te comprendo demasiado pero que se hace…- Yesung se sentó a su lado- llevamos cuatros horas aquí… ¿Hacemos una hora más de caminadora?- preguntó con una sonrisa pícara.
-¿Qué se supone que haces aquí?- cuestionó Hangeng con cierto enojo.
-Wook me tiene en abstinencia… un castigo, como el que le di…- respondió mientras le agarraba del hombro- ¿Siguen las cosas lentas con Henry?
-Calla…
-Pero si ha pasado bastante tiempo, debes estar a punto de morir de tanta… “tranquilidad” ¿Qué hacen cuando están junto? ¿Te toca el violín?- bromeó a lo que Hangeng le tiró la toalla en la cara y se subió a la caminadora de nuevo- A este paso vas a terminar viviendo en el gimnasio… solo dile que quieres…
-Tirártelo…- gritó Kangin subiéndose a la caminadora de al lado.
-¿Por qué eres tan vulgar?- Hangeng se alteró un poco para luego ignorar a los otros dos.
-Es una broma, wow… sí que estas… “sensible” no me imagino cómo te pones cuando lo tienes cerca…- Kangin y Yesung estallaron en risas mientras el chino fingía no entender el coreano de ambos.
La noche estaba entrada, aún le dolía el cuerpo, aún seguía tendido en el piso, sintiendo que su cuerpo no soportaba más el dolor. El hilo se sangre entre sus piernas no dejaba de drenar, al parecer Yunho lo había desgarrado con tanta brutalidad, como pudo caminó hasta su bolso, sacó su celular y marcó a Leeteuk. “Ayúdame por favor…” susurró con una voz demasiado débil como para asustar al mayor. Tras darle los datos de dónde estaba su amigo llegó a casa de su padre e inventando suficientes excusas logró ir solo hasta la habitación de Heechul, justo antes de entrar se encontró con Yunho quien le sonrió cínicamente. Leeteuk lo analizó bien, ¿Dónde lo había visto? Su cerebro no dejaba de dar vueltas, en algún lugar lo había visto. “Oh mi Dios…” chilló al encontrar a su amigo tendido en la cama con moretones en el rostro y el cuerpo. “No dejo de sangrar…” explicó Heechul algo asustado. Leeteuk no preguntó qué había pasado, simplemente empezó a cuidar de su amigo, le dio medicamentos que había comprado en la farmacia y luego le indicó cómo debía aplicarse una crema que pararía la hemorragia en esa zona. “¿Cómo sabes tanto de ese tipo de herida?” cuestionó Heechul con una sonrisa pícara cuando ya empezaba a sentirse mejor. “Kangin, a veces es un animal.” Susurró Leeteuk mientras guardaba todos los medicamentos a lo que Heechul sonrió adormilado. “Mañana debes explicarme todo esto.” Advirtió el mayor antes de que el otro se quede profundamente dormido.
Aquella noche tuvo un sueño, un recuerdo, de cuando eran jóvenes, de cuando era novio de Jay Kim y todo parecía ir bien entre ambos. Aparentemente eran novios y todos respetaban eso. Aquella noche recordó cuán sucio estaba su pasado. Volvió a aquel día en el que conoció a esos dos chicos, ambos menores que él, ambos ansiosos por conocerlo. Con una sonrisa gentil y tímida, se presentó el más bajo, aquel chico que amaba la cocina y tenía una belleza feminoide. “Kim Jaejoong” susurró mientras hacía una venia al presentarse a lo que Heechul sonrió egocéntrico. Luego de unos minutos el otro, el más serio, el más alto se presentó también, su nombre era Yunho. Eran mejores amigos, siempre estaban juntos, sin embargo, desde aquel día Yunho no dejó de seguir a Heechul, de alguna manera se obsesionó con el mayor. Incluso terminó con su enamorada por él. Jaejoong sabía de eso, no obstante siempre guardaba silencio, sabía que su amigo jamás sería correspondido: Heechul se veía tan enamorado de Jay, jamás lo dejaría por un chiquillo que acababa de conocer. Incluso sabía que Heechul había huido de su casa con Jay, eso debía ser amor. “¡NO!” gritó Heechul despertando desesperado a la mitad de la noche. Leeteuk se acercó a su amigo para ver si estaba bien, parecía haber tenido un mal sueño. “¿Estás bien?” preguntó a lo que Heechul se abrazó a él y empezó a llorar amargamente.
-Así que todo el cuento de la novia es una mentira…- rió Rose mientras tomaba delicadamente un mechón de su rubio cabello para acomodarlo detrás de su oreja. – Mi Tae tiene un tutor mentiroso- rió juguetón a lo que el japonés le sonrió coqueto.
-Ser gay es algo de lo que estoy orgulloso, pero la sociedad es hipócrita, dicen aceptarte pero a la hora de contratarte como profesor te ven como una mala influencia. Como si fuera una peste que se pega con estar cerca…- Rose lo miró tiernamente, era la primera cita en mucho tiempo y era una cita perfecta. Un buen café, un lugar calmado y una buena plática. Era demasiado perfecto, tanto que empezaba a asustarlo.- ¿Sucede algo?
-No, solo pienso que es bueno que me hayas invitado a tomar un café…- comentó mientras bajaba la mirada hacia su taza de café.
-Es aún más bueno que tú hayas aceptado.- sonrió galante mientras estiraba su mano hacia la de Rose, lentamente tocó su fría piel, haciéndolo sentirse extraño- Espero que no sea la única cita…
-Claro que no… tu compañía me encanta además Taemin te quiere mucho. Él ha sufrido mucho, necesita amigos ahora, amigos que lo apoyen.
-Lo quieres mucho, ¿No?
-Es mi pequeño hermano, por él lo daría todo- sonrió enternecido.- Es algo tarde, los chicos deben estar preocupados por mí.- dijo mirando su reloj.
-Vamos, te llevo a tu casa… si me invitas a cenar.- dicho esto el tutor se levantó de su asiento y se acercó al rubio para besar su mejilla- quizás luego… postre…- Rose apartó un poco al japonés para luego sonreírle tímidamente.
-Es mejor tomarse las cosas con calma… salí de una tormentosa relación, algún día te contaré. De momento solo debes saber que quiero ir despacio…- tras estas palabras le regaló un cortó besos en los labios y ambos salieron en dirección a su casa.
Continuará…
Rella nooooooo T____T pobresita waaaaa no es justo ¬¬ maldito Yunho kiero saberrr ke pasooooo!
ResponderEliminarTae no caigas en la tentacion...
SUNGMIN plisss a sufrir a Kyu
Los demas espero que ya termine su sufrimiento u_u
Onegai, actualiza. ONEGAI!!!....
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