30 may 2009

Fanfic Serial: Sex & Candy - Cap 08

Autor: Kainet
Titulo: Sex & Candy (AKA Sendy)
Capitulo: 08
Fandom: Super Junior, SHINee, TRAX
Parejas: Sichul / Varias
Clasificación: Angst / Au / Lemon
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.

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Capitulo 8:

Pese a ser rechazado por Siwon, Heechul se mantuvo tranquilo, como si anda hubiese sucedido; tratando de absorber con su piel toda aquella energía que necesitaba del astro rey. De rato en rato se decía a sí mismo que efectivamente el era de esos que solo utilizaban a los demás para su propio bien, intentando creer que al único ser que amaba era a él mismo. Sus lentes de sol vieron como la mañana pasó lentamente, sus manos fría estaban estáticas, como clavadas a aquella silla en la que Siwon había estado sentado. Sus labios estaban muy pálidos expresando toda aquella deshidratación que generaba el calor de aquel día. Su cabello de rato en rato se despeinaba con el suave viento que refrescaba paulatinamente cada tres minutos. Una sonrisa se dibujó en sus labios, al recodar los viejos tiempos en los que aquel vacío no existía para él, tiempo en los que en verdad solo importaba él. Cuando estaba en la preparatoria con Jay, recordó como fue que se hicieron amigos. Como es que se vio viviendo con Jay y aquel amigo que ahora recorría el mundo, aquel a quien extrañaba de sobremanera pero que por tal motivo no se atrevía ni a pronunciar su nombre. Luego de que su padre lo descubriera besando por primera vez a Jay lo hecho de la casa. Su madre intentó detenerlo pero fue inevitable. Caminó durante horas pensando a dónde ir y con quién, de repente al voltear la esquina chocó con aquel amigo que extrañamente hacía que se sienta muy avergonzado, aquel amigo al que le robó un beso días atrás. Se quedaron en silencio, para luego sonreír pícaros. Jay no preguntó nada solo le tomó de la mano y lo guió hasta su departamento. En el cual vivía con aquel otro amigo.

Para cuando el sol empezó a enfriarse y el día a convertirse en noche. Heechul tomó sus cosas y camino en silencio en aquel lugar, dando vueltas en círculos como obligándose a romper ese aburrido y desesperante silencio. Luego dejó que sus largos brazos se posesionen de forma que el podía sentir un abrazo solitario, rodeando su cintura como si deseara que fuese otro. Su mirada se perdió un poco y empezó a tararear aquella canción que tanto le gustaba. Aquella que vio nacer en las manos de Jay Kim, aquella que vio tomar forma y sentimiento en su preciosa voz; como extrañaba aquellos días. Continuó tarareando aquella canción hasta que alguien más le brindó un abrazo, no necesitó voltear a ver quien era pues conocía la caricia de memoria. Sonrió algo melancólico para luego cerrar los ojos y dejar que Jay la continúe cantando.

Luego de minúsculas caricias entre ambos, Jay guió su rostro hacia el cuello del otro y depositando un beso sobre aquella piel que tanto extrañaba terminó de cantar. Susurrando lentamente un “Good-bye Darling…” para luego dejar de abrazar al otro, quien sorprendentemente no quiso una despedida. Se aferró a los brazos de Jay y apresuradamente buscó sus labios. Una sonrisa irónica apareció en los labios de Heechul antes de pedirle que no se vaya. Levantó la mirada para mirar hacia la puerta, encontrándose con un Siwon apoyado en ella. Mirándolos serio con la expresión de un asesino; sonriendo para sí pretendiendo ocultar su pena, quizás enojo.

-Tu cabello está largo…- dijo Heechul acariciando los mechones que caían sobre los hombros de Jay- vamos…- tomándole de la mano para sacarlo de ahí. El otro solo le siguió, totalmente en silencio, como de costumbre. Al pasar por el lado de Siwon solo se limitó a hacer una venia para luego continuar caminando con Heechul que posesivamente lo tomaba de la mano como si se le fuera a escapar.-Jay…- dijo rompiendo el silencio-Aún no estoy preparado para dejarte ir… ¿Me dejas ser egoísta una vez más?- Jay solo le sonrió y asintió con la cabeza.-Me dejas ser tu dueño incluso sabiendo que te lastimaré…
-Si alguien va a romper mi corazón, quiero que seas tu…-respondió Jay cerrando la puerta para luego apoderarse de las caderas del otro.

Las caricias, no las detuvo nadie; Jay lentamente fue despojando a su ex enamorado de cada prenda de vestir que le sobraba. Deshaciéndose de aquel polo sin mangas de color negro, pasando a besar cada centímetro de la blanca piel de Heechul, quien solo se limitaba a dejarse llevar. Intentando contener las lágrimas: el rechazo de la mañana había lastimado mucho su ego. Jay empezó a jugar con el ombligo de su pelirrojo para luego empezar a desabotonar aquellos pantalones rojos algo pegados que llevaba ese día. Luego de detuvo mientras que el otro prácticamente le rompía la camisa y se apoderaba de su cuello: adicción divina para la princesa. Las caricias eran suaves, delicadas, cómodas pues ambos se conocían demasiado; sin embargo los dos sentían como si fuera la primera vez. Quizás era porque se trataba de un reencuentro muy postergado, bastante añejo para ambos. Heechul le quitó los pantalones Jay para luego sentarse sobre él. Quedando frente a frente a escasos centímetros de separación entre sus labios. Los besos no se hicieron esperar; se besaron tanto, sintiendo aquel contacto entre sus pieles desnudas, que sintieron en un momento que necesitaban aire para respirar. Luego Jay empezó a preparar a su amante, mirándolo fijamente, susurrándole palabras tiernas, delineando con sus manos aquella figura que tenía sobre sus piernas. Heechul no sintió dolor alguno en su cuerpo, pero si en su alma pues le dolía utilizar a su amigo, o quizás eso era algo que quería creer, de repente sí estaba enamorado de Jay solo que era demasiado egocéntrico como para aceptarlo. Cerró fuertemente los ojos para cuando sintió el miembro de Jay entrar en él, acomodándose para empezar aquello que tanto deseaban ambos. Luego de unos minutos de terminar, Heechul rodeó con sus brazos el pecho desnudo de Jay, colocando su cabeza cerca de su corazón para escuchar la agitada melodía de sus latidos: una canción perfecta.

Luego Heechul se envolvió en una sábana y rodeo a su amante, mirándolo detenidamente. Memorizando cada gota de sudor que recorría aquel cuerpo desnudo, Jay se colocó sus boxers y le abrazó fuerte y posesivamente, casi asfixiando al otro. Heechul tomó entre sus manos unas tijeras y sentándose sobre el como minutos antes empezó a cortarle aquellos mechones largos que caían sobre sus hombros, lentamente empezó a cortar el cabello como a él le gustaba, no muy corto y con un estilo bastante rockero, para cuando terminó Jay le robó un beso y caminó hasta la ducha, no sin antes invitarlo a tomarla juntos. Heechul sonrió pícaro y le siguió.

Al otro lado de aquella pared, testigo invisible de aquellos dos amantes; un chiquillo lloraba en silencio; mordiendo sus labios con impotencia, deseando morir. Odiándose por haber caído en el juego de una persona como Heechul, odiándose por desobedecer todas las creencias que sus padres le inculcaron desde pequeño. Y es que desde la primera vez en la que vio a Heechul sintió que su vida ya no sería la misma. Abrazó sus rodillas mientras escuchaba el sonido del agua caer sobre aquellos dos cuerpos muy juntos; cerrando los ojos para evitar, torpemente, que sus lágrimas le recuerden lo mucho que dolía su pecho; intentando no escuchar lo que quería escuchar, risas tras risas en aquella unión; deseando poder ser él, intentando imaginar serlo algún día. De repente escuchó aquella hermosa voz que tenía el novio de Heechul y en su cabeza la imagen apareció, como si los observara desde lejos, dos cuerpos unidos en un abrazo mientras el más alto le cantaba al oído a quien más quería. Mordió sus labios deseando ser él quien cante, golpeó fuertemente con sus puños el piso, deseando hacer suficiente ruido como para interrumpirlos. Pero nada los detuvo.

-Princesa Cinderella- le susurró Jay a Heechul mientras secaba su cabello- ¿Vamos a pasear en mi motocicleta? Hace mucho que no lo hacemos. Quiero que todos vean a la maravillosa persona con la que salgo…-Heechul solo sonrió pícaro mientras se colocaba ropas algo elegantes, la noche había llegado y deseaba salir pues en su cabeza no dejaba de dar vueltas la idea de que Siwon les haya escuchado. Por alguna razón se sentía mal, deseaba con todas sus fuerzas que no haya escuchado nada pues no deseaba lastimarlo. Luego recordó el rechazo y con el orgullo herido deseo que si los haya escuchado, deseo con toda su alma que Siwon los vea incluso salir del departamento.- ¿Princesa?- preguntó Jay estirándole la mano para hacerle salir del departamento, Heechul sonrió de nuevo y empezó a caminar tomado de la mano del otro. Instintivamente miró hacia la puerta de Siwon, no había nadie, pero se detuvo un momento a mirar la puerta, sentía que si los estaba mirando. Luego hecho sus cabellos hacia atrás y continuó caminando. Efectivamente Siwon los estaba observando desde el ojo secreto de la puerta, con los puños llenos de sangre y los ojos llorosos.
-Jay…- dijo Heechul mientras iban a toda velocidad en aquella motocicleta roja-¿Sabes por qué salgo contigo?- Jay negó con la cabeza sin dejar de mirar la avenida en la que viajaban- Por que me siento seguro contigo, no me arriesgo; sé que me quieres… eres alguien que me conoce mucho y que jamás me decepcionará… tu nunca me harías llorar…- respondió aferrándose a la cintura del otro que solo sonrió ante aquellas palabras. La verdad es que dolieron pues de seguro no hacía nada con Siwon por temor, por ser alguien con quien debía arriesgarse mucho. No lo eligió por amor, solo por seguridad, de alguna manera su corazón dolió. Luego de esto continuaron viajando a toda velocidad, deseando desaparecer en aquella gravedad cero. Los cabellos de Heechul se despeinaron, pero no importó; sus sentidos estaban muy tranquilos cuando estaba cerca de Jay.- ¡AMOR CUIDADO!- gritó Heechul al ver como la moto se precipitaba hacia una transeúnte, Jay se había distraído por completo pero alcanzó a frenar a tiempo logrando sólo matar del susto al que caminaba por el cruce peatonal. Una chica de facciones finas, algo parecida a Heechul que solo se limitó a agarrarse el corazón como si estuviera reteniendo un grito.
-¡Estúpido!- le gritó acercándose a la motocicleta en la que ambos miraban atónitos a aquella persona muy ambigua-¿Eres daltónico o qué? ¿Que no ves la luz en ROJO?- gritó furiosa la chica
-Lo siento…- dijo Jay bajándose de la moto para hacerle una venia.
-Estúpidos niños ricos que se creen lo mejor… capitalistas del mal… -mirando a Heechul- Oh Dios, que bien cuidado está tu cabello… ¡AH! No… yo estoy enojado…. A partir de hoy eres mi enemigo- señalando histérica a Jay, luego se acomodó el cabello y continuó caminando. Cuando su delgada silueta desapareció al doblar la esquina, Jay y Heechul empezaron a reír como locos.

Los minutos parecían interminables, Zhou Mi insistía constantemente llamando a Kyu que había optado por tener el celular apagado. Pese a estar viviendo en el mismo edificio, el coreano se las había ingeniado para nunca encontrarse con su ex enamorado. Había escuchado de Sungmin que debido a las barreras de idioma solo se llevaba bien con Henry y que pasaban horas de horas en la terraza. Sungmin siempre le contaba que se saludaban cortésmente cuando el subía a practicar yoga con Shindong, su vecino del cuarto piso. Kyu miró algo nostálgico por una de las ventanas de la dulcería. Recortó un lado de su rostro sobre su brazo derecho y continuó mirando atento a las personas pasar. Sungmin estaba ordenando algunos dulces mientras que Eunhyuk se hacía cargo del negocio. De rato en rato lo miraba algo desconfiado. Como enojado, pero Kyu no le prestaba demasiada atención pues tenía muchas otras cosas en que pensar.

El pequeño conejo rosa jugaba con unos aviones de caramelo que habían llegado a la tienda, se veían divertidos y bastante ricos, pero Eunhyuk ya le había advertido que no le perdonaría ni un solo dulces, que si se los comía le diría a su madre que lo despida. Minie miró algo triste la golosina para luego colocarla en su lugar; de repente vio en el suelo un celular, era el de su Kyu, se precipitó a recogerlo para luego limpiarlo cuidadosamente. De seguro se le había caído. Curiosamente estaba apagado, pensó que quizás necesitaba cargar pero al intentar prenderlo el aparato funcionó. Había trecientas cincuenta y siete llamadas perdidas, sus ojos se abrieron de par en par al leer el nombre “Mimi” como registro de aquel número. Quería llorar, pero no le alcanzó el tiempo pues el celular empezó a vibrar entre sus manos. Sin pensarlo dos veces, contestó.

-¿Diga?- el sonido del otro lado le hizo caer en cuenta de quien se trataba, de seguro había reconocido su voz. Pero no dudó mas y volvió a preguntar- ¿Diga?
-Pásame con Kyu…- dijo el otro chico en un tomo algo enfadado
-Él no quiere hablarte, no lo molestes más… ahora entiendo por qué tiene siempre el celular apagado, si terminaron… terminaron, lo siento.- colgando el teléfono muy enojado.
-¿Acaso tu madre nunca te enseño a no ser maleducado con las llamadas equivocadas?-comentó Eun apoyado en la puerta- ve… te espera… nos vemos mañana temprano.
-Pero aún no es hora de cerrar…- dijo Sungminie jugando con unas paletas de dulce. Se veía demasiado tierno con ellas. Eun miró de reojo a quien lo esperaba estaba tan perdido en sus pensamientos que ni cuenta se daba de lo que sucedía allí adentro. Caminó lentamente y casi sin hacer ruido, con la mirada clavada en los labios del otro que iba retrocediendo con mucho miedo en los ojos. Eun cerró la puerta con llave y se abalanzó sobre Sungmin, robándole un beso muy apasionado-Espera… Kyu…-alcanzó a decir el conejo cuando sintió una de las manos de Eun acariciar su cintura-Ya no somos dos adolescentes…- reincorporándose.-Ya pasamos por esto…- dicho esto Sungmin salió del almacén y se llevó a su novio. Estaba muy furioso por la actitud de Eun, pero no sabía si estaba molesto por aquella proposición o por el hecho de que Eun se había tardado mucho en hacerla.

En casa de Henry y Hannie había visita, el padre de Hangeng había ido a ver a su protegido. Pero se encontró con una sorpresa que jamás pudo imaginar, ni siquiera el mismo Henry lo vio venir. Hannie tomó de la mano al pequeño y le anunció a su padre que su nueva pareja era él. Que no le importaba si lo aceptaba o no pero que no se preocupe más por el hamster pues lo cuidaría siempre. Henry sintió que una corriente eléctrica recorría todo su cuerpo haciéndolo poner muy colorado ante la caricia falsa del otro. Porque era falso, solo era un intento desesperado de un hijo por unir de nuevo a sus padres. El hombre viejo cacheteó a su hijo e intentó llevarse al menor pero este se negó, aferrándose fuertemente a las manos del otro, algo que tomó desapercibido a Hannie, nunca esperó que el amante de su padre pudiera hacer eso.
Luego de la pelea Henry intentó hablar con su “novio” pero este lo evitó y se metió a su habitación, tenía muchas cosas que pensar.

continuará...

1 comentario:

  1. heechul oculta muchas cosas, debe aprender a arriesgarse

    eun y min??? q raro jeje

    bien henry hay q rebelarse

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