Titulo: Sex & Candy (AKA Sendy)
Capitulo: 21
Fandom: Super Junior, SHINee, TRAX
Parejas: Sichul / Varias
Clasificación: Angst / Au / Lemon
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.
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-Lo sé, pero a tu hyung si…- sonrió triunfante el mayor, era divertido seguirle el juego de niños a Taemin- Son las nueve y tres minutos… he llegado algo tarde…- Al escuchar esto, Taemin empujó a Jay y salió corriendo en dirección a aquel lugar, no podía dejar las cosas así, podía estar dolido, pero no podía vivir un minuto más sin Minho.
**
-No te pongas así…- Reprochó Yesung al notar molestia en su novio- Ya te dije que no podemos ir y simplemente decirle “Hola Zhou ¿Quieres tener un trio?” estás mal si crees que diré eso… además yo no he aceptado hacerlo…- se cruzó de brazos mientras el otro le miraba enojado.
-No creas que es fácil para mí… me muero de vergüenza… Yesung, lo siento- bajó la cabeza algo avergonzado. Yesung caminó hasta su novio y le robó un beso. No pensaba aceptar aquella petición, era algo que le atormentaría de por vida, era un riesgo que no estaba dispuesto a afrontar: no quería perder a Ryeowook.
En silencio deslizó sus manos por la cintura del otro, haciéndolo estremecerse ante las caricias. Su respiración se agitó al sentir que el otro le seguía, besó lentamente el cuello de Wookie y poco a poco fue desprendiendo toda su ropa. Ropa que celaba día a día; sus manos se desesperaron al tocar aquella suave piel, realmente lo amaba. Besó despacio cada pedazo de piel de su novio, sabía que a Ryeowook le gustaban los juegos bruscos pero quería demostrale que siendo delicados podían disfrutar aún más. El sofá les quedó chico y ambos bajaron al suelo, Yesung sobre Ryeo, sentándose sobre él para tenerlo totalmente dominado. Entrelazó sus dedos con los del que estaba abajo y le besó en los labios, de nuevo. Acariciando su cintura con la mano restante. Quería llenarlo de caricias, quería adueñarse de aquella mente perversa que lo hacía perderse en lo más profundo de su ser, quería a Ryeowook para él solo.
“Déjame enseñarte lo que realmente es hacer el amor…” le susurró Yesung besando uno de los oídos de otro. Ante la proposición Ryeo se puso rojo y se estremeció al sentir las manos delicadas del otro recorrer lentamente su piel. “No existen fantasías que superen al amor…” susurró una vez más antes de empezar a masajear el sexo del otro, quien ante el tacto empezó a morder sus labios. Nunca antes Yesung había sido tan delicado y cariñoso con él, y de alguna forma le gustaba mucho lo que su cuerpo sentía. Lentamente, con mucho cuidado, el cachetón empezó a preparar a su novio, asegurándose de no causarle dolor alguno, asegurándose de hacerle sentir hasta la más mínima caricia. Asegurándose de escuchar cada susurro reprimido de sus labios para memorizarlos, asegurándose de hacer que el otro aprenda a amar y se olvide de aquellas ideas raras. Poco a poco introdujo sus dedos en Ryeo, empezando a moverlos lentamente, sin dejar de besar sus labios, sin dejar de acariciarlo empezó a prepararlo; cuando finalmente todo estaba listo, entró delicadamente en él, esperando unos momentos para luego empezar a moverse dentro de su novio. La cordura estaba muy lejos de Wook en aquel momento, su respiración agitada y sus gritos reprimidos empezaban a enseñarle aquello que Yesung intentaba mostrarle: una nueva forma de sentir y amar, estaba haciendo el amor por primera vez con Yesung y nada ni nadie podría superar aquella experiencia.
Continuará…
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Capitulo 21:
Se abrazó fuerte a su pecho, no dijo nada; no tenía derecho. Y que importaba si ambos habían sido infieles, en aquel momento, importaba que le dolía el corazón. Kyu escondió sus ojos llorosos en el cuello de Sungmin: sabía que el otro sufría, pero no podía evitar ser egoísta. "No quiero terminar" susurró Sungmin mientras aguantaba las lágrimas. Kyu continuó con su silencio, aquel silencio que desesperaba al mayor. Aquel silencio que algunas veces lo hacía sentirse muy solo. Quizás más solo que cuando solía acostarse con Eunhyuk. Él más alto rodeó la cintura del conejo y le negó con la cabeza: no pensaba terminar con él. "Hazme tuyo" susurró en uno de los oídos de su Kyu. Hacía mucho que no lo tocaba, hacía mucho que no estaban así como en aquel momento. Kyu continúo en silencio y deslizó las pijamas del Sungmin, dejando que este se estremezca con el frío de sus manos. Lentamente acarició sus brazos, delineándolos como si tratara de memorizar cada detalle de aquel cuerpo. Se acercó lentamente al cuello del más bajo y empezó a besarlo suavemente. Procurando ser delicado en sus movimientos, procurando no dejar marcas a su paso; no quería marcar más en aquel ser que le quitaba el aliento. Lo amaba, no había duda en eso; pero también amaba a Zhou Mi, o al menos eso creía. Su corazón dolía cada vez que pensaba en el chino. Se afligía al pensar en lo cruel que pudo haber sido, al pensar en el daño que le estaba haciendo. ¿Cómo hizo Sungmin para hacerlo perder la conciencia de esa manera? ¿Cómo pudo dejar una relación de tanto tiempo por un chico al que conoció al llegar a Corea? Mientras avanzaba en su acto de amor, las preguntas llenaban su cabeza y no encontraba respuesta alguna. Sungmin se abrazó al más alto al sentir que este se detenía y empezaba a llorar. "Quiero que me odie... ya no quiero lastimarlo..." susurró Kyu entre lágrimas. Sungmin fue quien guardó silencio en aquel momento. Las manos de Kyu continuaron apoderándose de aquel cuerpo, bajó sus caricias y se deshizo del pantalón rosa de Sungmin. Lentamente descendió pasando sus besos por su ombligo. Adueñándose de su cintura, y logrando hacer que el otro pierda el control al sentir sus frías manos posarse sobre su sexo. Entre susurros y lágrimas, el menor empezó a preparar a su novio. Entre caricias vacías y una inexplicable soledad ambos empezaron a mover sus cuerpos lentamente. Acompañados con las luces tenues de aquella habitación, observados por las blancas sábanas que estaba estáticas sobre el piso, enmudecidos por temor a gritar nombres equivocados y confundidos al no poder explicar lo que estaban sintiendo. Era un momento agridulce, solitario y vacío por momentos. Era su momento de arreglar las cosas, de pedir perdón con el corazón y no con palabras elaboradas; era tiempo de perdonarse a sí mismos, y de dejar de lamentarse el pasado. "Te amo" susurró Kyu mientras entraba en Sungmin, "Yo también" le contestó el mayor antes de empezar a morder sus labios para reprimir sus gritos. Luego de ver llorar a Kyu y de escucharlo lamentarse el daño que le hacía a Zhou Mi, el conejo comprendió que había sido cruel también y decidió no volver a serlo. En aquel momento de placer, se juró no volver a lastimar a Zhou, él no tenía la culpa de nada; los únicos culpables de enamorarse eran quienes estaban en aquella habitación, sí, eran los únicos culpables de todo.
**
-Quiero ver a Zhou Mi...- Le suplicó Henry a Hangeng- Sé que te sientes inseguro, pero créeme, él y yo no nos amamos como tú crees, es más algo de hermanos... Hannie
-¿Hermanos?- Hannie se cruzó de brazos mientras recordaba la amenaza de Zhou, no era algo que le preocupara, no la amenaza sino de quien venía; los sentimientos que debía tener ese chiquillo para actuar así.- Lo hermanos no se acuestan... No se acuestan Henry...- le reprochó con la mirada- Puede que tú no sientas nada por él pero ¿Qué te asegura que es lo mismo con él?
-Él está enamorado de Kyuhyun, está tan destruido por su culpa... nadie puede cambiar sus sentimientos. Lo sé muy bien, lo conozco demasiado bien... - respondió el pequeño con los ojos demasiado llorosos- Él ha sufrido y está sufriendo tanto y está tan solo... Hannie, Zhou Mi está muy solo...
-Me amas pero él te importa tanto...- Henry le miró asustado- ¿Te gustó hacerlo con él?- Henry se levantó enojado y caminó hasta Hannie con una mirada muy indignada. Quiso cachetearlo pero lo quería tanto que se detuvo.
-Tú dices que me amas...- bajó la cabeza- No sé desde cuando me amas, no sé si de nuevo buscas vengarte de mí y sin embargo sigo a tu lado ¿Sabes por qué? Porque por más que existan dudas, yo siempre quiero creer en ti, eso es amor para mí... Luego de lo mucho que me has lastimado, yo sigo aquí ¿Acaso esa no es mi mayor prueba de amor Hangeng?- Él mayor se quedó en total silencio. Era la primera vez que Henry le decía las cosas tal y como eran. Sonrió melancólico al pensar en todo lo que le había hecho en el pasado, de no haber hecho esas cosas, quizás la amistad de Henry y Zhou Mi no sería tan fuerte.
-Creo en ti... pero no puedo dejar de sentir celos, yo quiero ser tu todo... no una parte de tu vida...- Bajando la cabeza- Sé que es egoísta pero es lo que siento...
-Déjame ver a Zhou, por favor, si quieres vamos juntos, una vez que lo conozcas, verás y entenderás por qué él y yo nos queremos como nos queremos, quizás tu empieces a quererlo- Sonrió extendiéndole la mano a su novio- Es imposible que seas mi todo, porque no puedo no convivir con otros, pero al menos déjame tenerte en todas las partes de mi vida... No importa qué, siempre serás el principal en mi vida, después de todo, eres lo único que tengo... -Hangeng sonrió y le tomó de la mano, ceder de vez en cuando no le haría daño, además quería confiar en su pequeño
-Vamos a verlo entonces...- besó los labios del menor cuando estuvieron frente a frente.
La pareja caminó hasta el departamento de Zhou Mi, Henry tocó emocionado la puerta; unos minutos estuvieron esperando, al parecer recién se despertaba. Se escuchaban sonidos torpes desde el otro lado. Y de repente la puerta se abrió, mostrando un Mimi algo despeinado y con pijama, eran las dos de la tarde, al parecer estaba algo deprimido, el olor a licor invadió todo el pasadizo. El más alto se disculpó ante tal imagen que mostraba, les invitó a pasar y les pidió unos minutos mientras se bañaba. Hangeng y Henry se sentaron en el sofá, todo era muy limpio y ordenado, lo único que parecía fuera de lugar eran esas diez botellas de licor sobre su mesa de centro. Mientras Mimi se bañaba, Henry aprovechó para contarle a Hangeng con todos los detalles que había sucedido con Kyu. Para cuando Mimi salió, la mirada de Hangeng había cambiado. Estaba menos enojada, parecía más comprensiva, quizás algo analítica.
-Me quedé dormido viendo una película- explicó- Limpiaré esto, un momento- tomando las botellas vacías entre sus brazos
-¿Quieres que te ayude?- preguntó Henry a lo que recibió una silenciosa negativa del más alto- Hannie...- explicó- Quiere confiar en mi... él me va a dejar verte de nuevo, pero se nos quiere unir al club- sonrió a su amigo que los miraba atento desde la cocina- Mimi hay que cocinar algo ¿Qué dices?
-Lo siento...- se acercó algo serio- Henry... Lo siento, Hangeng, lo siento... yo realmente siento que tenga que depender tanto de las personas...- empezando a llorar- pero he decidido hacer esto solo, superar a Kyu solo... estará bien vernos de tiempo en tiempo, pero- mirando a Henry que estaba a punto de ponerse a llorar- pero necesito tener tiempo a solas para aprender a ser fuerte... a no dejar que Kyu me utilice cuando se siente herido...
-¿Cuándo paso?- preguntó Hangeng algo triste- ¿Qué te ha hecho?- Zhou Mi bajó la cabeza y contuvo las lágrimas- ¿Es algo que prefieres superar solo? ya veo... bueno, es tu elección, solo te digo que estoy dispuesto a ser tu amigo, y a apoyar a Henry en lo que quiera... puedo decir que me esforzaré en confiar en ustedes dos...- sonrió el mayor.
**
En el departamento de Siwon todo estaba muy callado, el caballo estaba recostado en su sofá pensando en lo ocurrido con Rella. Salieron de su casa como buenos amigos, pero en el camino empezaron a discutir y terminaron dejando de hablarse. Habían pasado demasiadas horas entre ellos dos, no comprendía porque había mentido. ¿Acaso no estaba seguro de sus sentimientos? ¿Acaso pensaba en él como una pareja temporal? ¿Jay tendría razón al decir que se cansaría de él y lo dejaría? Tenía miedo y muchas dudas. Además su imagen de chico perfecto poco a poco iba viniéndose abajo desde que lo conoció. Nunca pensó en amar a otro hombre y ya lo estaba haciendo, eso iba contra sus creencias y su Dios. Nunca fue violento y una vez más, por Rella había logrado incluso, manchar su historial policial. Tenía una detención y eso era algo que tarde o temprano su padre llegaría a saber. Nunca había mentido, y desde la primera vez en la que estuvo con la princesa se acostumbro a mentirles a sus padres. Se sentía mal consigo mismo, inseguro, triste, impotente. Miró sus manos confundido, quería llorar pero las lágrimas no salían de sus ojos; era como si no estuviera arrepentido de nada, como si solo estuviera buscando culpables a algo que él hizo por su cuenta. El silencio de aquella tarde se vio interrumpido cuando escuchó que Rella salía. Se apresuró y corrió a su encuentro.
-Espera, hablemos por favor...- deteniendo del brazo a Heechul que lo miró entre enojado y sorprendido.
-Debo salir, Kibum me está esperando en su universidad para hablar...- mirando su reloj pretendiendo que no le importaba el otro- ¿No vas a soltarme?
-Te llevo...- mostrando las llaves de su lujoso auto.
-Niño rico estúpido... vamos...- dicho esto le besó los labios rápidamente, robándole una sonrisa enorme al menor.
En la universidad, Kibum miraba atento la pizarra, faltaban unos cuantos minutos para terminar aquella clase tan aburrida. Debía aguantar, debía hacerlo, era nota. No podía perder su primer puesto por un cansancio estúpido. Mordió sus labios mientras apuntaba las últimas indicaciones de su profesor.
De repente su vista se distrajo al notar que Donghae pasaba frente a la gran ventana de su salón, rodeado de muchos amigos, haciendo demasiada bulla. Tanta que el profesor salió a pedirles silencio. Dongie sonrió pícaro y se disculpó con el profesor, para luego examinar con los ojos traviesos el salón; encontrándose con Kibum, aquel cruce de miradas fue tan obvio que todos notaron el cambio de actitud en el bullicioso y popular Donghae. De una enorme sonrisa y una mirada traviesa, paso a un gesto de disgusto y un cierto enojo en su mirada. Kibum quería salir corriendo y preguntarle por qué estaba tan enojado con él, aunque sospechaba que se trataba del taller de baile.
Finalmente la clase terminó y Kibum guardó sus cosas lo más rápido que pudo, necesitaba hablar con Donghae. Corrió por todos los pasillos buscándolo hasta que recordó que él siempre estaba en la cafetería con sus amigos. Respiró profundo, pensando en que decirle y se dirigió hasta aquel lugar. Una vez ahí lo vio rodeado de al menos diez chicos, Kibum entró en crisis pensando en cómo hablar delante de todas esas personas, realmente era alguien muy tímido. Caminó lentamente mientras el otro reía estrepitosamente, llenando con sus carcajadas todo el lugar. Kibum buscó con la mirada a Hisae, no la había visto en días y eso era muy raro.
-¿Deseas algo?- preguntó un chico que estaba al lado de Dongie, quien al escuchar la pregunta volteó a ver a Kibum
-Donghae...- se puso rojo de pies a cabeza, le costaba tanto hablar- Necesito... yo quiero... un minuto... hablar... por favor...- Todos empezaron a burlarse de Kibum, Donghae odiaba ese tipo de actitud pero se les unió a la burla. Él podía ser muy molestoso con los demás, pero por alguna razón, odiaba cuando se burlaban de algún defecto o punto débil.
-Espera...- continuó el chico que empezó a burlarse de Kibum- ¿No eres tú, el chico gay que acosa a Dongie? Lo siento, lo siento, el es homofóbico... ama a las chicas, tanto que prefiere terminar con su novia de siempre para vivir la vida...- dicho esto todos empezaron a reír aún más fuerte.
-Aigo... con estos niños... algunos tienen el cerebro tan, siempre hablando porque tienen lengua...- dijo Heechul entrando a la cafetería, todos se le quedaron mirando en silencio mientras el pelirrojo caminaba hacia Kibum- Bumie, te he buscado por todos lados, Siwon está a punto de morírseme...- señalando a su novio a quien lo traía de la mano- Vamos, vamos deja de intentar ser algo que no eres por gente que no vale la pena...- mirando al amigo de Dongie- A veces, existen mascaras muy bien creadas para engañar a los estúpidos... homofóbico... lo que sea...- jalando, prácticamente arrastrando, a Kibum fuera del lugar.
Donghae los siguió sin decirles nada a su amigos, solo siguió en silencio a su ex amigo. Necesitaban aclarar muy bien las cosas. Su mirada se iba tornando más y más seria conforme se iba alejando del campus, una vez frente al auto de Siwon; Kibum casi se desmaya al notar que Donghae se acercaba a ellos.
-¿Eh? ¿A qué viene un homofóbico donde hay tantos gays?- preguntó desafiante la princesa. Sabía perfectamente que en el pasado lastimó mucho a Donghae, pero no estaba dispuesto a tolerar que todo ese odio que sentía su ex amigo sea dirigido a su querido Kibum- Habla rápido que estamos apurados…- desafió aún más con su mirada
-¿Por qué vienes si sabes que estudio aquí?- fue directo, no deseaba ver a Heechul en su universidad.
-Aigo, la gente con delirio de grandeza. ¿Crees que me gusta verte la cara? Vengo porque es un país libre y puedo ir donde se me de la regalada gana, en este caso, a visitar a uno de mis mejores amigos- Abrazando a Kibum
-¿Has terminado con Hisae?- preguntó casi en un susurro el cachetón- ¿Por qué?- mirando confuso a Donghae, quien ignoró la pregunta y evitó la mirada
-Te lo repito, no te quiero ver aquí…- amenazó Donghae, acercándose como una fiera hacia Heechul. Pero Siwon de un solo empujón lo alejó
-Espera, espera…- Siwon dijo muy serio- No te tomes esas libertades con Heechul… lo tocas y te mato ¿Entendido? Si no quieres verlo, no lo veas, dudo mucho que el voltee a verte, así que porque en lugar de convertirte en una bestia no te retiras como un caballero- Amenazó Siwon. Después de lo dicho Donghae retrocedió un poco, no porque tuviera miedo, sino porque empezaba a sentirse realmente mal, lloraba fácilmente cuando se sentía solo y en aquel momento se sentía muy solo, Heechul tenía a dos personas a su lado; pero él, no tenía no uno solo de los diez amigos con los que se reía en la cafetería minutos antes. No dijo más y empezó a alejarse. Kibum intentó seguirlo pero Heechul lo detuvo del brazo y con la mirada le indicó que suba al auto, debían hablar sobre el por qué Donghae tenía tanto rencor en su corazón, tanta soledad en su alma.
**
Era la primera vez que invitaba a alguien a casa, se sentía nervioso pues no era grande y sabía que Taemin no se sentía a gusto con Jay, pero debía agradecerle de alguna manera las atenciones que tuvo con él aquella noche en la que lo golpearon. Coloreó sus labios con un rosa suave; alzó sus cabellos rubios, casi blancos, en una cola; delineó sus ojos y pintó sus uñas muy cuidadosamente. Quería verse muy bien, se colocó ropa informal, un polo negro sin mangas, debajo de un polo fuccia algo ancho que dejaba ver sus hombros; tomó prestados unos jeans ajustados de Taemin y colocó unas cuantas cadenas en sus bolsillos. Se veía espectacular. Parecía una especie de idol, uno muy diferente a todos.
Camino de un lado a otro, verificando que todo estaba en orden; desde el sofá, Taemin lo miraba atento, nunca había visto a su hyung esmerarse tanto en una simple cena. Tampoco lo había visto tan feliz y nervioso a la vez. Pero no podía pensar claro, había recibido un mensaje en el celular, en el cual Minho le pedía, por última vez que se vieran en el parque que estaba cerca a su casa. La cita era a las nueve de la noche, el reloj casi marcaba aquella hora y el pequeño aún dudaba en ir o no. Estaba muy lastimado por la mentira, pero aún más por estar lejos de su Minho. Subió el volumen de su mp3 y empezó a jugar con un muñequito que tenía entre sus brazos, nunca se separaba de aquel juguete, la razón era bastante simple, fue el primer regalo que le dio Minho. Aquel día su vida cambió, usualmente lo molestaban en el colegio por ser algo delicado y su amabilidad hacía que los demás se aprovechen de él. Pero llegó un alumno nuevo: Minho, su Minho. Y todo cambió, en un primer momento lo envidió, hasta lo odió porque aquel chico nuevo encajó perfectamente en el salón, todos lo querían y respetaban. Pensó que sería uno más de los chicos que lo molestaban en los baños; pero no fue así. Desde la primera vez que Minho lo vi se deslumbró por aquella sonrisa, intentó varias veces acercarse pero el menor se alejaba, lo ignoraba. Llegó entonces un día en el que Minho desapareció y sus amigos empezaron a molestar de nuevo a Taemin, fueron muchos días en los que el mayor faltó al colegio, tantos como los golpes que le dieron al pequeño. Cuando estaba por perder el conocimiento, sintió que alguien lo alzaba en brazos. Era Minho, su Minho. Desde aquel día no volvieron a separarse, usualmente Minho intentaba animar a su amigo pero nada conseguía devolverle, a ese delicado rostro, aquella sonrisa tan deslumbrante. Entonces le compró aquel juguete y se lo regaló, Taemin se conmovió tanto, nunca le había regalado un juguete en su vida. Se sintió tan feliz que se apresuró a robarle un beso al más alto. Desde aquel día se hicieron novios, desde aquel día supieron que se amaban.
-¿Pequeño?- preguntó Jay frente a Taemin, haciéndolo saltar del susto- Lloras…- secándole las lágrimas- Rose está sirviendo la cena, pero… no llores, tu hyung se pondrá triste
-No me agradas- respondió Taemin haciendo su rostro a un lado, Jay le sonrió divertido. Era adorable aquel chiquito, tanto como su hermano mayor.- Respito, no me agradas…Se abrazó fuerte a su pecho, no dijo nada; no tenía derecho. Y que importaba si ambos habían sido infieles, en aquel momento, importaba que le dolía el corazón. Kyu escondió sus ojos llorosos en el cuello de Sungmin: sabía que el otro sufría, pero no podía evitar ser egoísta. "No quiero terminar" susurró Sungmin mientras aguantaba las lágrimas. Kyu continuó con su silencio, aquel silencio que desesperaba al mayor. Aquel silencio que algunas veces lo hacía sentirse muy solo. Quizás más solo que cuando solía acostarse con Eunhyuk. Él más alto rodeó la cintura del conejo y le negó con la cabeza: no pensaba terminar con él. "Hazme tuyo" susurró en uno de los oídos de su Kyu. Hacía mucho que no lo tocaba, hacía mucho que no estaban así como en aquel momento. Kyu continúo en silencio y deslizó las pijamas del Sungmin, dejando que este se estremezca con el frío de sus manos. Lentamente acarició sus brazos, delineándolos como si tratara de memorizar cada detalle de aquel cuerpo. Se acercó lentamente al cuello del más bajo y empezó a besarlo suavemente. Procurando ser delicado en sus movimientos, procurando no dejar marcas a su paso; no quería marcar más en aquel ser que le quitaba el aliento. Lo amaba, no había duda en eso; pero también amaba a Zhou Mi, o al menos eso creía. Su corazón dolía cada vez que pensaba en el chino. Se afligía al pensar en lo cruel que pudo haber sido, al pensar en el daño que le estaba haciendo. ¿Cómo hizo Sungmin para hacerlo perder la conciencia de esa manera? ¿Cómo pudo dejar una relación de tanto tiempo por un chico al que conoció al llegar a Corea? Mientras avanzaba en su acto de amor, las preguntas llenaban su cabeza y no encontraba respuesta alguna. Sungmin se abrazó al más alto al sentir que este se detenía y empezaba a llorar. "Quiero que me odie... ya no quiero lastimarlo..." susurró Kyu entre lágrimas. Sungmin fue quien guardó silencio en aquel momento. Las manos de Kyu continuaron apoderándose de aquel cuerpo, bajó sus caricias y se deshizo del pantalón rosa de Sungmin. Lentamente descendió pasando sus besos por su ombligo. Adueñándose de su cintura, y logrando hacer que el otro pierda el control al sentir sus frías manos posarse sobre su sexo. Entre susurros y lágrimas, el menor empezó a preparar a su novio. Entre caricias vacías y una inexplicable soledad ambos empezaron a mover sus cuerpos lentamente. Acompañados con las luces tenues de aquella habitación, observados por las blancas sábanas que estaba estáticas sobre el piso, enmudecidos por temor a gritar nombres equivocados y confundidos al no poder explicar lo que estaban sintiendo. Era un momento agridulce, solitario y vacío por momentos. Era su momento de arreglar las cosas, de pedir perdón con el corazón y no con palabras elaboradas; era tiempo de perdonarse a sí mismos, y de dejar de lamentarse el pasado. "Te amo" susurró Kyu mientras entraba en Sungmin, "Yo también" le contestó el mayor antes de empezar a morder sus labios para reprimir sus gritos. Luego de ver llorar a Kyu y de escucharlo lamentarse el daño que le hacía a Zhou Mi, el conejo comprendió que había sido cruel también y decidió no volver a serlo. En aquel momento de placer, se juró no volver a lastimar a Zhou, él no tenía la culpa de nada; los únicos culpables de enamorarse eran quienes estaban en aquella habitación, sí, eran los únicos culpables de todo.
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-Quiero ver a Zhou Mi...- Le suplicó Henry a Hangeng- Sé que te sientes inseguro, pero créeme, él y yo no nos amamos como tú crees, es más algo de hermanos... Hannie
-¿Hermanos?- Hannie se cruzó de brazos mientras recordaba la amenaza de Zhou, no era algo que le preocupara, no la amenaza sino de quien venía; los sentimientos que debía tener ese chiquillo para actuar así.- Lo hermanos no se acuestan... No se acuestan Henry...- le reprochó con la mirada- Puede que tú no sientas nada por él pero ¿Qué te asegura que es lo mismo con él?
-Él está enamorado de Kyuhyun, está tan destruido por su culpa... nadie puede cambiar sus sentimientos. Lo sé muy bien, lo conozco demasiado bien... - respondió el pequeño con los ojos demasiado llorosos- Él ha sufrido y está sufriendo tanto y está tan solo... Hannie, Zhou Mi está muy solo...
-Me amas pero él te importa tanto...- Henry le miró asustado- ¿Te gustó hacerlo con él?- Henry se levantó enojado y caminó hasta Hannie con una mirada muy indignada. Quiso cachetearlo pero lo quería tanto que se detuvo.
-Tú dices que me amas...- bajó la cabeza- No sé desde cuando me amas, no sé si de nuevo buscas vengarte de mí y sin embargo sigo a tu lado ¿Sabes por qué? Porque por más que existan dudas, yo siempre quiero creer en ti, eso es amor para mí... Luego de lo mucho que me has lastimado, yo sigo aquí ¿Acaso esa no es mi mayor prueba de amor Hangeng?- Él mayor se quedó en total silencio. Era la primera vez que Henry le decía las cosas tal y como eran. Sonrió melancólico al pensar en todo lo que le había hecho en el pasado, de no haber hecho esas cosas, quizás la amistad de Henry y Zhou Mi no sería tan fuerte.
-Creo en ti... pero no puedo dejar de sentir celos, yo quiero ser tu todo... no una parte de tu vida...- Bajando la cabeza- Sé que es egoísta pero es lo que siento...
-Déjame ver a Zhou, por favor, si quieres vamos juntos, una vez que lo conozcas, verás y entenderás por qué él y yo nos queremos como nos queremos, quizás tu empieces a quererlo- Sonrió extendiéndole la mano a su novio- Es imposible que seas mi todo, porque no puedo no convivir con otros, pero al menos déjame tenerte en todas las partes de mi vida... No importa qué, siempre serás el principal en mi vida, después de todo, eres lo único que tengo... -Hangeng sonrió y le tomó de la mano, ceder de vez en cuando no le haría daño, además quería confiar en su pequeño
-Vamos a verlo entonces...- besó los labios del menor cuando estuvieron frente a frente.
La pareja caminó hasta el departamento de Zhou Mi, Henry tocó emocionado la puerta; unos minutos estuvieron esperando, al parecer recién se despertaba. Se escuchaban sonidos torpes desde el otro lado. Y de repente la puerta se abrió, mostrando un Mimi algo despeinado y con pijama, eran las dos de la tarde, al parecer estaba algo deprimido, el olor a licor invadió todo el pasadizo. El más alto se disculpó ante tal imagen que mostraba, les invitó a pasar y les pidió unos minutos mientras se bañaba. Hangeng y Henry se sentaron en el sofá, todo era muy limpio y ordenado, lo único que parecía fuera de lugar eran esas diez botellas de licor sobre su mesa de centro. Mientras Mimi se bañaba, Henry aprovechó para contarle a Hangeng con todos los detalles que había sucedido con Kyu. Para cuando Mimi salió, la mirada de Hangeng había cambiado. Estaba menos enojada, parecía más comprensiva, quizás algo analítica.
-Me quedé dormido viendo una película- explicó- Limpiaré esto, un momento- tomando las botellas vacías entre sus brazos
-¿Quieres que te ayude?- preguntó Henry a lo que recibió una silenciosa negativa del más alto- Hannie...- explicó- Quiere confiar en mi... él me va a dejar verte de nuevo, pero se nos quiere unir al club- sonrió a su amigo que los miraba atento desde la cocina- Mimi hay que cocinar algo ¿Qué dices?
-Lo siento...- se acercó algo serio- Henry... Lo siento, Hangeng, lo siento... yo realmente siento que tenga que depender tanto de las personas...- empezando a llorar- pero he decidido hacer esto solo, superar a Kyu solo... estará bien vernos de tiempo en tiempo, pero- mirando a Henry que estaba a punto de ponerse a llorar- pero necesito tener tiempo a solas para aprender a ser fuerte... a no dejar que Kyu me utilice cuando se siente herido...
-¿Cuándo paso?- preguntó Hangeng algo triste- ¿Qué te ha hecho?- Zhou Mi bajó la cabeza y contuvo las lágrimas- ¿Es algo que prefieres superar solo? ya veo... bueno, es tu elección, solo te digo que estoy dispuesto a ser tu amigo, y a apoyar a Henry en lo que quiera... puedo decir que me esforzaré en confiar en ustedes dos...- sonrió el mayor.
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En el departamento de Siwon todo estaba muy callado, el caballo estaba recostado en su sofá pensando en lo ocurrido con Rella. Salieron de su casa como buenos amigos, pero en el camino empezaron a discutir y terminaron dejando de hablarse. Habían pasado demasiadas horas entre ellos dos, no comprendía porque había mentido. ¿Acaso no estaba seguro de sus sentimientos? ¿Acaso pensaba en él como una pareja temporal? ¿Jay tendría razón al decir que se cansaría de él y lo dejaría? Tenía miedo y muchas dudas. Además su imagen de chico perfecto poco a poco iba viniéndose abajo desde que lo conoció. Nunca pensó en amar a otro hombre y ya lo estaba haciendo, eso iba contra sus creencias y su Dios. Nunca fue violento y una vez más, por Rella había logrado incluso, manchar su historial policial. Tenía una detención y eso era algo que tarde o temprano su padre llegaría a saber. Nunca había mentido, y desde la primera vez en la que estuvo con la princesa se acostumbro a mentirles a sus padres. Se sentía mal consigo mismo, inseguro, triste, impotente. Miró sus manos confundido, quería llorar pero las lágrimas no salían de sus ojos; era como si no estuviera arrepentido de nada, como si solo estuviera buscando culpables a algo que él hizo por su cuenta. El silencio de aquella tarde se vio interrumpido cuando escuchó que Rella salía. Se apresuró y corrió a su encuentro.
-Espera, hablemos por favor...- deteniendo del brazo a Heechul que lo miró entre enojado y sorprendido.
-Debo salir, Kibum me está esperando en su universidad para hablar...- mirando su reloj pretendiendo que no le importaba el otro- ¿No vas a soltarme?
-Te llevo...- mostrando las llaves de su lujoso auto.
-Niño rico estúpido... vamos...- dicho esto le besó los labios rápidamente, robándole una sonrisa enorme al menor.
En la universidad, Kibum miraba atento la pizarra, faltaban unos cuantos minutos para terminar aquella clase tan aburrida. Debía aguantar, debía hacerlo, era nota. No podía perder su primer puesto por un cansancio estúpido. Mordió sus labios mientras apuntaba las últimas indicaciones de su profesor.
De repente su vista se distrajo al notar que Donghae pasaba frente a la gran ventana de su salón, rodeado de muchos amigos, haciendo demasiada bulla. Tanta que el profesor salió a pedirles silencio. Dongie sonrió pícaro y se disculpó con el profesor, para luego examinar con los ojos traviesos el salón; encontrándose con Kibum, aquel cruce de miradas fue tan obvio que todos notaron el cambio de actitud en el bullicioso y popular Donghae. De una enorme sonrisa y una mirada traviesa, paso a un gesto de disgusto y un cierto enojo en su mirada. Kibum quería salir corriendo y preguntarle por qué estaba tan enojado con él, aunque sospechaba que se trataba del taller de baile.
Finalmente la clase terminó y Kibum guardó sus cosas lo más rápido que pudo, necesitaba hablar con Donghae. Corrió por todos los pasillos buscándolo hasta que recordó que él siempre estaba en la cafetería con sus amigos. Respiró profundo, pensando en que decirle y se dirigió hasta aquel lugar. Una vez ahí lo vio rodeado de al menos diez chicos, Kibum entró en crisis pensando en cómo hablar delante de todas esas personas, realmente era alguien muy tímido. Caminó lentamente mientras el otro reía estrepitosamente, llenando con sus carcajadas todo el lugar. Kibum buscó con la mirada a Hisae, no la había visto en días y eso era muy raro.
-¿Deseas algo?- preguntó un chico que estaba al lado de Dongie, quien al escuchar la pregunta volteó a ver a Kibum
-Donghae...- se puso rojo de pies a cabeza, le costaba tanto hablar- Necesito... yo quiero... un minuto... hablar... por favor...- Todos empezaron a burlarse de Kibum, Donghae odiaba ese tipo de actitud pero se les unió a la burla. Él podía ser muy molestoso con los demás, pero por alguna razón, odiaba cuando se burlaban de algún defecto o punto débil.
-Espera...- continuó el chico que empezó a burlarse de Kibum- ¿No eres tú, el chico gay que acosa a Dongie? Lo siento, lo siento, el es homofóbico... ama a las chicas, tanto que prefiere terminar con su novia de siempre para vivir la vida...- dicho esto todos empezaron a reír aún más fuerte.
-Aigo... con estos niños... algunos tienen el cerebro tan, siempre hablando porque tienen lengua...- dijo Heechul entrando a la cafetería, todos se le quedaron mirando en silencio mientras el pelirrojo caminaba hacia Kibum- Bumie, te he buscado por todos lados, Siwon está a punto de morírseme...- señalando a su novio a quien lo traía de la mano- Vamos, vamos deja de intentar ser algo que no eres por gente que no vale la pena...- mirando al amigo de Dongie- A veces, existen mascaras muy bien creadas para engañar a los estúpidos... homofóbico... lo que sea...- jalando, prácticamente arrastrando, a Kibum fuera del lugar.
Donghae los siguió sin decirles nada a su amigos, solo siguió en silencio a su ex amigo. Necesitaban aclarar muy bien las cosas. Su mirada se iba tornando más y más seria conforme se iba alejando del campus, una vez frente al auto de Siwon; Kibum casi se desmaya al notar que Donghae se acercaba a ellos.
-¿Eh? ¿A qué viene un homofóbico donde hay tantos gays?- preguntó desafiante la princesa. Sabía perfectamente que en el pasado lastimó mucho a Donghae, pero no estaba dispuesto a tolerar que todo ese odio que sentía su ex amigo sea dirigido a su querido Kibum- Habla rápido que estamos apurados…- desafió aún más con su mirada
-¿Por qué vienes si sabes que estudio aquí?- fue directo, no deseaba ver a Heechul en su universidad.
-Aigo, la gente con delirio de grandeza. ¿Crees que me gusta verte la cara? Vengo porque es un país libre y puedo ir donde se me de la regalada gana, en este caso, a visitar a uno de mis mejores amigos- Abrazando a Kibum
-¿Has terminado con Hisae?- preguntó casi en un susurro el cachetón- ¿Por qué?- mirando confuso a Donghae, quien ignoró la pregunta y evitó la mirada
-Te lo repito, no te quiero ver aquí…- amenazó Donghae, acercándose como una fiera hacia Heechul. Pero Siwon de un solo empujón lo alejó
-Espera, espera…- Siwon dijo muy serio- No te tomes esas libertades con Heechul… lo tocas y te mato ¿Entendido? Si no quieres verlo, no lo veas, dudo mucho que el voltee a verte, así que porque en lugar de convertirte en una bestia no te retiras como un caballero- Amenazó Siwon. Después de lo dicho Donghae retrocedió un poco, no porque tuviera miedo, sino porque empezaba a sentirse realmente mal, lloraba fácilmente cuando se sentía solo y en aquel momento se sentía muy solo, Heechul tenía a dos personas a su lado; pero él, no tenía no uno solo de los diez amigos con los que se reía en la cafetería minutos antes. No dijo más y empezó a alejarse. Kibum intentó seguirlo pero Heechul lo detuvo del brazo y con la mirada le indicó que suba al auto, debían hablar sobre el por qué Donghae tenía tanto rencor en su corazón, tanta soledad en su alma.
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Era la primera vez que invitaba a alguien a casa, se sentía nervioso pues no era grande y sabía que Taemin no se sentía a gusto con Jay, pero debía agradecerle de alguna manera las atenciones que tuvo con él aquella noche en la que lo golpearon. Coloreó sus labios con un rosa suave; alzó sus cabellos rubios, casi blancos, en una cola; delineó sus ojos y pintó sus uñas muy cuidadosamente. Quería verse muy bien, se colocó ropa informal, un polo negro sin mangas, debajo de un polo fuccia algo ancho que dejaba ver sus hombros; tomó prestados unos jeans ajustados de Taemin y colocó unas cuantas cadenas en sus bolsillos. Se veía espectacular. Parecía una especie de idol, uno muy diferente a todos.
Camino de un lado a otro, verificando que todo estaba en orden; desde el sofá, Taemin lo miraba atento, nunca había visto a su hyung esmerarse tanto en una simple cena. Tampoco lo había visto tan feliz y nervioso a la vez. Pero no podía pensar claro, había recibido un mensaje en el celular, en el cual Minho le pedía, por última vez que se vieran en el parque que estaba cerca a su casa. La cita era a las nueve de la noche, el reloj casi marcaba aquella hora y el pequeño aún dudaba en ir o no. Estaba muy lastimado por la mentira, pero aún más por estar lejos de su Minho. Subió el volumen de su mp3 y empezó a jugar con un muñequito que tenía entre sus brazos, nunca se separaba de aquel juguete, la razón era bastante simple, fue el primer regalo que le dio Minho. Aquel día su vida cambió, usualmente lo molestaban en el colegio por ser algo delicado y su amabilidad hacía que los demás se aprovechen de él. Pero llegó un alumno nuevo: Minho, su Minho. Y todo cambió, en un primer momento lo envidió, hasta lo odió porque aquel chico nuevo encajó perfectamente en el salón, todos lo querían y respetaban. Pensó que sería uno más de los chicos que lo molestaban en los baños; pero no fue así. Desde la primera vez que Minho lo vi se deslumbró por aquella sonrisa, intentó varias veces acercarse pero el menor se alejaba, lo ignoraba. Llegó entonces un día en el que Minho desapareció y sus amigos empezaron a molestar de nuevo a Taemin, fueron muchos días en los que el mayor faltó al colegio, tantos como los golpes que le dieron al pequeño. Cuando estaba por perder el conocimiento, sintió que alguien lo alzaba en brazos. Era Minho, su Minho. Desde aquel día no volvieron a separarse, usualmente Minho intentaba animar a su amigo pero nada conseguía devolverle, a ese delicado rostro, aquella sonrisa tan deslumbrante. Entonces le compró aquel juguete y se lo regaló, Taemin se conmovió tanto, nunca le había regalado un juguete en su vida. Se sintió tan feliz que se apresuró a robarle un beso al más alto. Desde aquel día se hicieron novios, desde aquel día supieron que se amaban.
-¿Pequeño?- preguntó Jay frente a Taemin, haciéndolo saltar del susto- Lloras…- secándole las lágrimas- Rose está sirviendo la cena, pero… no llores, tu hyung se pondrá triste
-Lo sé, pero a tu hyung si…- sonrió triunfante el mayor, era divertido seguirle el juego de niños a Taemin- Son las nueve y tres minutos… he llegado algo tarde…- Al escuchar esto, Taemin empujó a Jay y salió corriendo en dirección a aquel lugar, no podía dejar las cosas así, podía estar dolido, pero no podía vivir un minuto más sin Minho.
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-No te pongas así…- Reprochó Yesung al notar molestia en su novio- Ya te dije que no podemos ir y simplemente decirle “Hola Zhou ¿Quieres tener un trio?” estás mal si crees que diré eso… además yo no he aceptado hacerlo…- se cruzó de brazos mientras el otro le miraba enojado.
-No creas que es fácil para mí… me muero de vergüenza… Yesung, lo siento- bajó la cabeza algo avergonzado. Yesung caminó hasta su novio y le robó un beso. No pensaba aceptar aquella petición, era algo que le atormentaría de por vida, era un riesgo que no estaba dispuesto a afrontar: no quería perder a Ryeowook.
En silencio deslizó sus manos por la cintura del otro, haciéndolo estremecerse ante las caricias. Su respiración se agitó al sentir que el otro le seguía, besó lentamente el cuello de Wookie y poco a poco fue desprendiendo toda su ropa. Ropa que celaba día a día; sus manos se desesperaron al tocar aquella suave piel, realmente lo amaba. Besó despacio cada pedazo de piel de su novio, sabía que a Ryeowook le gustaban los juegos bruscos pero quería demostrale que siendo delicados podían disfrutar aún más. El sofá les quedó chico y ambos bajaron al suelo, Yesung sobre Ryeo, sentándose sobre él para tenerlo totalmente dominado. Entrelazó sus dedos con los del que estaba abajo y le besó en los labios, de nuevo. Acariciando su cintura con la mano restante. Quería llenarlo de caricias, quería adueñarse de aquella mente perversa que lo hacía perderse en lo más profundo de su ser, quería a Ryeowook para él solo.
“Déjame enseñarte lo que realmente es hacer el amor…” le susurró Yesung besando uno de los oídos de otro. Ante la proposición Ryeo se puso rojo y se estremeció al sentir las manos delicadas del otro recorrer lentamente su piel. “No existen fantasías que superen al amor…” susurró una vez más antes de empezar a masajear el sexo del otro, quien ante el tacto empezó a morder sus labios. Nunca antes Yesung había sido tan delicado y cariñoso con él, y de alguna forma le gustaba mucho lo que su cuerpo sentía. Lentamente, con mucho cuidado, el cachetón empezó a preparar a su novio, asegurándose de no causarle dolor alguno, asegurándose de hacerle sentir hasta la más mínima caricia. Asegurándose de escuchar cada susurro reprimido de sus labios para memorizarlos, asegurándose de hacer que el otro aprenda a amar y se olvide de aquellas ideas raras. Poco a poco introdujo sus dedos en Ryeo, empezando a moverlos lentamente, sin dejar de besar sus labios, sin dejar de acariciarlo empezó a prepararlo; cuando finalmente todo estaba listo, entró delicadamente en él, esperando unos momentos para luego empezar a moverse dentro de su novio. La cordura estaba muy lejos de Wook en aquel momento, su respiración agitada y sus gritos reprimidos empezaban a enseñarle aquello que Yesung intentaba mostrarle: una nueva forma de sentir y amar, estaba haciendo el amor por primera vez con Yesung y nada ni nadie podría superar aquella experiencia.
Continuará…
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