Titulo: Freedom
Capitulo: Capitulo Final - Primera Parte
Fandom: Super Junior, Miyavi
Parejas: Sichul / Michul
Clasificación: Angst
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.
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Capitulo Final - Our Freedom
Parte I.
No pudo escapar de las cámaras, para cuando llegó los periodistas lo rodearon y aturdieron en vivo con miles de preguntas; era la primera vez que odiaba estar en televisión. Recordó brevemente aquella ilusión que solía sentir cuando lo aturdían de esa manera, pensó que en otro contexto sus sentimientos hacia esos fans y esos periodistas serían totalmente opuestos a los que sentía en aquel momento. Bajó la cabeza algo apenado pues no sabía que contestar, cómo hacerlo si ni el mismo sabía qué pensar, sus ojos empezaron a humedecerse torpemente y en una afán inútil levantó agitadamente el rostro, como tratando de hacer que sus lagrimas vuelvan a entrar en sus ojos, como intentando aguantar las lágrimas. Estaba tan acostumbrado a que Siwon lo persiga y a que le ruegue que no sabía si tomar un avión a Japón o quedarse y esperar, ciertamente no conocía lo suficiente a su príncipe japonés. Poco a poco su vista empezó a nublarse, las lágrimas le impedían ver claro, y su respiración empezaba a ser más y más escasa; unas cuantas gotas de sudor aparecieron en su frente, cómo presagiando un inminente desmayo. Cuando estaba a punto de caer al piso sintió que unos brazos fuertes lo sujetaban, que sensación tan familiar, que caricia tan conocida. Era un perfume que conocía de memoria, era una caricia que extrañaba, era Siwon. Este sonrió amablemente y excusó a la princesa, sin descuidar su abrazo indirecto, no podía dejar que la persona que más amaba caiga precipitosamente al suelo.
-Heechul ha venido a buscar unos boletos...- sonrió de nuevo algo nervioso, luego respiro lentamente como intentando procesar todas las preguntas generadas por aquellos periodistas hambrientos de información- decidimos irnos de viaje- hizo una pausa de nuevo, como buscando aprobación a sus palabras en la mirada del otro, quien solo bajó el rostro para ocultar su malestar. Sujetó fuertemente al otro que se sentía algo mareado y continuó escuchando atento a las interrogantes de quienes lo rodeaban. Entonces la preguntas fueron guiadas hacia Miyavi a lo que el Siwon contestó tan serio como amable- El es ahora una gran amigo de todo Super Junior...- para luego pasar a cambiar de tema completamente, como buscando distraer a los presentes- Rella y yo decidimos tomarnos unas vacaciones...- el silencio invadió hasta el ultimo rincón de aquel aeropuerto- iremos a tomarnos un descanso aprovechando que las presentaciones del nuevo álbum han terminado... Gracias- explicó sin borrar aquella sonrisa que tanto practicaba frente al espejo; dicho esto caminó con Heechul, de la mano, hasta su auto; cuidando que no se golpee la cabeza lo ayudó a subir en el. Luego de cerrar la puerta de su copiloto rodeó el auto sonriente y se sentó a su lado para luego poner en marcha la máquina y llevárselo de ahí.
En otro lugar de Corea del Sur, una pareja miraba perpleja como los periodistas hablaban de sus dos amigos. Donghae se recostó un poco en uno de los hombros de Kibum y lo rodeo con sus brazos. Un abrazo, eso era, un simple abrazo; el corazón del cachetón se estremeció al escuchar llorar a su novio. Este entre palabras cortadas le dijo que lo sentía, que nunca pensó que un capricho suyo le llevaría a perder a su mejor amigo. Kibum soltó una lagrima en silencio; su novio seguía sintiendo algo por Siwon, pese a que había empezado a negarlo. El abrazo se convirtió en caricias y estas le dieron rienda suelta a una relación que se pasaba la mayor parte del tiempo en la cama.
Durante todo el camino Cinderella no pronunció palabra alguna, solo lloró recostado en el asiento del copiloto; escondiendo, por ratos, los pequeños suspiros de dolor que se le escapaban. Le dolía verlo así, era como una puñalada directa en su corazón, una tristeza guardada y añeja que de a pocos lo mataba en silencio. Se veía tan frágil, tan triste; por ratos sus pensamientos lo aturdían intentando encontrar alguna manera para detener esa sensación de ser inútil para el otro. No pudo evitar morder sus labios, de rato en rato, en signo de impotencia. ¿Acaso ellos dos no estaban destinados a estar juntos? ¿Por qué su princesa lucía tan infeliz en aquel momento, a su lado?. Siwon llevó una de sus manos hacia su apretada corbata y la desprendió un poco, como buscando un poco de oxigeno. Sus manos temblaban y no podía voltear a ver al otro, por más que moría por hacerlo; mantenía la mirada fija en el carril, pretendía concentrarse en el camino paro era notoria su distracción. De repente se pasó una luz en rojo y notó como el otro se exaltaba, a decir verdad nunca había hecho algo así, a lo lejos escuchaba los reproches del mayor pero no prestó atención, algo en su pecho dolía y mucho. De repente Heechul se quedó en silencio y volvió a su posición anterior; Siwon intentó seguir ignorándolo pero le era imposible así que se dedicó a desviar una mirada furtiva y fugaz, de rato en rato, hacia el otro que tenía los ojos inundados de sentimiento. Un leve tono rojizo coloraba aquel rostro tan fino: resultado de sus ojos llorosos y su llanto silencioso; sus mejillas estaban pálidas y sus ojos perdidos en el reflejo de la ventana de aquel auto. Un moño caótico recogía sus largos cabellos y unas cuantas ropas holgadas abrigaban aquel delgado cuerpo, que se veía más delgado que de costumbre, la duda de si había estado comiendo lo suficiente invadió los pensamientos del otro, deseaba saber cómo había estado últimamente. Era bastante notorio que había salido de su departamento sin preocuparse por nada, ni siquiera su imagen. Solo para ir detrás del japonés: eso afligía de sobremanera si corazón que empezaba a entrar en una especie de taquicardia.
-¿A dónde vamos?- preguntó Heechul rompiendo, de nuevo, el silencio de aquel automóvil. Siwon dudo un poco en contestar, no tenía idea alguna, solo quería a la princesa a su lado, ante el silencio del otro volvió a preguntar esta vez algo enfadado.- dije que a dónde vamos...- Siwon no desvió su mirada en ningún momento, mantuvo la mirada firme en el carril delantero pero una pequeña mueca se dibujó en su rostro, quizás intentando demostrar que estaba confiado de lo que diría.
-Vamos en busca de una respuesta... - dijo sin dejar de mirar el volante, le pidió que le de un mes para responder aquella interrogante que daba vueltas en su cabeza. Al notar cierta confusión en el otro le preguntó si recordaba aquella noche en la que la pregunta salió a la luz. Aquella noche en la que Siwon dormía plácidamente en el regazo de su princesa, mientras este acariciaba sus cabellos de la forma más cariñosa del mundo. Heechul pensó, en aquel entonces que su novio dormía, pero al parecer solo fingía hacerlo.
-“¿Esto es para siempre?” - dijo suavemente mientras secaba sus lagrimas. Eso había preguntado Cinderella. Y volvió a preguntarle directamente al menor. Ante su insistencia el otro solo bajó un poco la mirada, no lo sabía. Heechul pensó que ese silencio era la respuesta, protestó que no era necesario un mes para verlo que estaba viendo en aquel instante. Se sintió bastante decepcionado.
-Sé que lo quieres... pero tu me amas a mi. Heechul... dame un mes, si no funciona nunca más volveré a mencionar el tema- agregó Siwon deteniendo el auto. Estaban en su casa, la mansión Choi. Tomó de la mano y le hizo bajar para entrar a su casa. Una enorme casa con demasiados lujos estaba ante sus ojos, pese a que ya había ido otras veces, en aquel momento se le hizo muy grande y bastante solitaria. Un nudo en su garganta le impidió preguntar qué habían ido a hacer, quizás porque presentía las acciones del menor que no soltó su mano en ningún momento. Siwon no soltó su mano, incluso sabiendo el terrible miedo que el padre de este infundaba en todos. Caminaron en silencio hasta llegar al despacho de aquel hombre. No sería fácil, eso lo sabían los dos, lo supieron desde la primera vez en la que se besaron. Pero la cobardía de Siwon era algo que poco a poco empezó a matar la confianza de la princesa.
Una vez frente al gran escritorio de aquel hombre, y soportando la mirada fija de este sobre las dos manos entrelazadas, Siwon tragó un poco de saliva. Sonrió encantadoramente y le hizo una venia demostrando el gran respeto que sentía hacia su progenitor.
-Padre he venido a decirte que estoy enamorado de Kim Heechul y quiero tu bendición, hoy partiremos en busca de nuestra felicidad...- el hombre viejo bufó un poco y luego se levantó de su asiento, sin ninguna expresión en su rostro de acercó a su preciado hijo y le tiró una cachetada. Heechul sabía de memoria lo mucho que le dolía a Siwon el rechazo de su padre, pero en aquel momento no pudo hacer más que apretar con fuerza la mano del otro. Para cuando vio que el hombre viejo estaba por darle una cachetada a él, cerró fuertemente los ojos, esperando su castigo por enamorase de un hombre. Pero el golpe nunca llegó.
-Quien te ha deshonrado he sido yo, pégame a mi si quieres... pero a el no lo toques...- Siwon había detenido la mano de aquel hombre viejo que lucía frío, sin ninguna expresión en su rostro. Parecía de hielo, bastante parecido a Siwon cuando se enojaba. Heechul analizó a aquel hombre, tenía varios rasgos de Siwon pero si en algo no se parecían era en que el menor era bastante amable y bondadoso con los demás, se podría decir que era más cálido y humano.
Luego de la cachetada de su padre, Siwon guió a su princesa hasta la habitación de su madre, esta se alarmó al notar que uno de los labios de su hijo sangraba y que su mejilla derecha estaba muy roja.
Después de mucho su padre le había golpeado. Preguntó varias veces que había sucedido pero el silencio de ambos fue reemplazado por una sonrisa de Siwon, este besó la frente de su madre y le dijo que quien estaba con ellos era la persona que amaba desde hace mucho. Que había ido a cancelar a aquella prometida que tenía, que estaba decidido de una buena vez dejar de ser lo que todos querían que fuera en aquella casa para ser quien era en realidad. La madre se abalanzó sobre los dos, un cálido abrazo de madre que le recordó mucho a la suya, Heechul no pudo evitar llorar un poco ante el contacto.
Una vez de nuevo en el auto, Rella le advirtió al más alto que no pensara que iba a olvidar todo en un mes, estaba muy equivocado si así lo creía; este solo sonrió un poco y le explicó que el quería un mes para decir todo aquello que siempre callo, para que la princesa tenga la oportunidad de decir todo aquello que nunca dijo. Si luego de explicar todo, nada cambiaba entonces verían que realmente eso no era para siempre.
Se había jurado que no volvería a sentir nada la próxima vez que lo viera. Se dijo a si mismo que no iba a mirarlo más como solía mirarlo en silencio, se dijo tantas cosas imposibles que en aquel momento parecieron muy simples frente a las cálidas caricias de aquélla princesa caprichosa que al final acabó rompiendo su corazón. Un mes había pasado desde aquello, aquella ruptura repentina, aquella pelea con Siwon. Ya ni el moretón que tenía en el labio existía. Esperaba con toda su alma que así como sus golpes habían desaparecido sus sentimientos también. Suspiró un poco al bajar del avión, volvía a Corea del sur para dar cuatro días de concierto. Las fans se pusieron frenéticas y eufóricas al verlo descender del avión con aquel nuevo look. Había colorado su cabello de muchos colores, los cuales iban desde el verde hasta el púrpura, rapó los costado logrando una imagen más rockera y agresiva. Unos lentes oscuros cubrían sus ojeras producto de una muy mala noche viajando, las cuales había tratado de maquillas y esconder con excesivo delineador, logrando verse aún más deprimido. Miyavi caminó con cuidado entre las fans y sus guardaespaldas, saludando coquetamente a quienes habían ido a esperarlo. Su corazón latía muy fuerte de tan solo respirar el aire fresco de aquella mañana, quizás era porque estaba en Seúl de nuevo. No sabía si había podido perdonar, pese a que el tomó la decisión, no estaba seguro si debía regresar, pues sabía que si lo veía lo iba a perder una vez más. Apresuró su paso y corrió hacia el auto que lo esperaba para llevarlo a aquel departamento que tenía cerca de la casa de ellos.
También había pasado un mes para ellos. Un amanecer más llegó, una noche más juntos había acabado. El departamento estaba totalmente en penumbras, acababan de despertar, una noche más habían hecho el amor, pero desde ya un tiempo Kibum había empezado a no prestarle atención a las palabras de su pareja. Quizás por miedo a volver a escuchar el nombre de otro. Donghae colocó uno de sus fríos y delgados dedos sobre aquella lagrima que estaba por besar los labios del otro. Y escondiendo su rostro en el cuello del cachetón le preguntó si lo había pensado bien. Kibum abrió los ojos de par en par, ¿Pensar en qué? ¿Acaso había dejado de escuchar algo importante la noche pasada? Giró para encontrarse cara a cara con el gestor de aquel abrazo cálido y se quedaron a escasos centímetros, sintiendo la respiración agitada del otro. Donghae insistió con las mejillas coloradas, le preguntó si había escuchado lo que dijo la noche pasada. Kibum bajó la mirada esperando lo peor, escondiendo sus miedos y dudas del otro.
-He dicho... he preguntado cuánto me amas... pues lo que dije ayer era cierto... Kibum yo te amo- luego de decir esto levanto el rostro del otro para enfrentarse a su mirada llorosa. -Sé que no me crees, pero yo te voy a demostrar que si te amo...- dicho esto besó suavemente sus labios y entrelazó sus dedos en una caricia muy tierna- yo he aprendido a amarte...- susurró lentamente en uno de sus oídos, para luego besar su cuello y adueñarse de aquel cuerpo que tanto conocía.
Suspiró lentamente al notar que su habitación estaba muy empolvada, traía de la mano a Siwon que solo sonreía al sentir que el más bajo lo guiaba a aquella habitación que tanto extrañaba.
Un mes había pasado y el tiempo límite había llegado a ellos. Una pregunta inconclusa, una pregunta que aún no se respondía, pero dos corazones enamorados que habían optado por una solución más practica. Heechul se recostó sobre la cama y jaló hacia el al más alto. Abrazando su cintura posesivamente, tras pasar un mes en el interior de Corea del sur, deseaba más que nunca que nadie toque lo que era suyo, que nadie lo mire, pese a que ya había perdonado a su mejor amigo, aún no estaba dispuesto a aceptarlo pues era demasiado orgulloso para esas cosas. Siwon encendió el televisor para ver un poco de noticias mientras se recostaba al lado de su princesa. Encerrándola entre sus brazos y cerrando los ojos para sentir el aroma de sus cabellos. Un mes aislados de todo, un mes en los que solo fueron dos en una casa matrimonial en una ciudad con quince pobladores. Fue una experiencia única, al principio difícil pues ninguno tenía nociones de cómo vivir en el campo. La princesa resultó ser muy quisquillosa para algunas cosas, al igual que Siwon, pero tras una semana en medio de la nada, se acoplaron por completo. Se hicieron uno. Llegando incluso a conocer facetas del otro que nunca imaginaron, llegando incluso a llevar una vida de matrimonio en la que Siwon se encargaba de cocinar para su princesa mientras que este ponía la mesa y limpiaba in poco la casa. Llegando a casarse en silencio en aquella interminable noche en la que solo las estrellas fueron testigos.
De repente las caricias del más alto se detuvieron por completo, miraba atento la televisión a lo que Heechul imitó la acción. El silencio invadió la habitación. Él había vuelto. Y cual fugitivos ambos empezaron a sentir cosas muy distintas. Siwon no pudo evitar abrazar con más fuerza a quien amaba, sentía miedo, no quería que el otro sienta, ni piense, ni vuelva a aquel japonés que renunció ante su felicidad. Era cierto, ambos, Heechul y Siwon fueron egoísta y eligieron ser felices sin siquiera volver a tocar el tema de los sentimientos de Miyavi. En aquel mes hablaron de todo, incluso de la relación con Miyavi, pero nunca se detuvieron a hablar de los sentimientos de este. Era algo que simplemente no quisieron conversar. Uno por miedo a la reacción de la princesa, otro por miedo a herir los sentimientos de su príncipe encantador. Heechul apagó la televisión y se dio media vuelta para quedar atrapado frente a frente con Siwon. Le sonrió y moviéndose lentamente quedó sentado sobre su novio. El silencio los traicionó pues ninguno tenía mucho que decir, se sentían terriblemente culpables por amarse, pero lo cierto era que un mes los hizo perdonarse el uno al otro, pero no los hizo solucionar los problemas de su entorno. Empezando por la debilitada amistad entre Rella y Donghae y la inconclusa relación con Miyavi. Se quedaron mirando durante horas en aquella posición el único cambio fue que Siwon colocó sus fría manos en la cintura de su princesa, como asegurándose de que no iría a ninguna parte.
-Debo hablar con el...- dijo Heechul al notar que la noche se adueñaba de su tiempo. Tras sus palabras notó en la mirada de su príncipe un miedo terrible, casi inexplicable- debo hacerlo... no me iré. Tu y yo estamos casados ¿Lo recuerdas?- ante sus palabras el otro solo sonrió un poco y continuó mirándolo en silencio; esperando, quizás, más excusas que lo hagan sentir más confiado. Poco a poco sus manos y caricias empezaron a desenredarse y a perder aquella magia que horas antes los rodeaban, hasta que finalmente Heechul se alejó por completo del menor y salió de la habitación. Dejando un enfermizo silencio en sus labios, un miedo hiriente y dudas que lo hacían sentir una mala persona. Qué irían a hablar y cómo lo harían, eran preguntas frecuentes que generaban un círculo vicioso imaginario en su cabeza.
Siwon se dio media vuelta en la cama, con extrema lentitud, como si cargara un cadáver consigo, pese al letargo acumulado en su acción no midió bien la distancia y cayó abruptamente al suelo sin siquiera evitar golpe alguno. Quedando tendido en aquel suelo de madera tan prendido del aroma suave de Heechul. Respiró un poco, lento, casi deseando morir en aquel momento. Sus dudas volvía una y otra vez y eso aumentaban su malestar. Se encontraba totalmente inmóvil en el suelo, deseando más que nunca morir, deseando ser otro y no tener que escuchar las palabras que sabía que iba a escuchar. Después todo la princesa le había dicho muchas veces que aún no lo perdonaba por todo aquello que hizo. Una punzada provocó cierto dolor en su corazón que latía desesperado. Un dolor tan profundo como inexplicable. Estaba llorando, en silencio, sin ganas de pararse, totalmente petrificado por sus sentimientos desbordantes. El frío viento que se colaba por la ventana mal cerrada hizo que un escalofrío casi eléctrico recorra su espalda. Pese a eso, continuó sin moverse. Sumido en la peor depresión de su vida, esperando agonizante la derrota ante aquel excéntrico ser que volvía a robarle a su princesa. Miles de pensamientos vinieron a su cabeza, incluso el de deshacerse de Miyavi, las ideas más locas y sórdidas se apoderaron de sus ojos logrando que se pierda en ellos. Estaba ya casi perdiendo la cordura, sus ojos desorbitados y fijos en el piso continuaban llorando, sus labios secos producto de su silencio dolía y su garganta parecía tener un nudo que lo asfixiaba, movió levemente la cabeza para despejarla, rompiendo totalmente todo su inmovilidad. Sintió que todos los músculos de su cuerpo se entumieron, sintió que los minutos eran demasiado lentos, sintió que debía ir a buscarlos.
Lentamente se levantó y caminó en círculos buscando su casaca, le dolían las piernas y sus manos estaban adormecidas. Colocándolas cerca de su boca las calentó un poco para luego abrigarlas en los bolsillos de la casaca que acababa de colocarse.
Heechul no esperó mucho y se abalanzó a abrazar a Miyavi, deseaba tanto hacerlo. Este tembló ante el contacto, su cuerpo se sentía muy delgado y pese a su nuevo look lleno de agresividad se veía más frágil que nunca. El coreano se aferró fuertemente sin dejar siquiera que el otro articule palabra alguna: lo había extrañado. Miyavi dejó escapar un suspiro resignado, ninguno de sus ejercicios mentales era capaz de hacerlo dejar de sentir lo que sentía. Lentamente el japonés respondió a la caricia, llevando sus brazos a rodear la delineada cintura del menor. Sus ojos repentinamente se llenaron de lágrimas, aún no podía dejarlo ir, no estaba preparado ni dispuesto. Siempre se caracterizó por ser y actuar como alguien muy egoísta, ¿por qué no podía serlo ahora? ¿Y Siwon, Que había pasado con el? Una vez más se reprochó mentalmente por pensar en otros y no en el. Un amigo muy cercano le dijo en Nihon que el siempre debía estar primero y que no debía rendirse sin siquiera luchar, ¿Podría luchar contra un amor verdadero? ¿Qué sentía ahora Heechul por él? Tenía demasiadas dudas. Tantas que no sabía por dónde empezar.
-Quiero ser egoísta…- dijo el japonés rompiendo el silencio- quiero serlo y raptarte de una buena vez…- escondiendo su rostro en el cuello del otro.- No puedo detener mis sentimientos, simplemente no puedo sacarte de mi cabeza…- intentando contener las lágrimas.
-Gracias…- respondió Heechul con una media sonrisa algo melancólica- Pero, lo siento.- sus palabras fueron cortas, pero muy dolorosas- Yo… no sé si mi amor por él sea eterno, pero hoy sé que nosotros dos debemos estar juntos… - Miyavi se quedó en silencio, era la primera vez que lo rechazaban y dolía demasiado- Yo te quiero, eso no lo dudes…- su oración se vio interrumpida con un suspiro proveniente de una tercera persona: Siwon, quien aclaró un poco su garganta para hacerles saber que estaba ahí. Había llegado justo a tiempo para escuchar lo último, de modo que sintió que el mundo se le venía abajo. Cómo, su princesa, era capaz de decirle que no se preocupe e ir y decirle al otro que lo quería. Era inaceptable. Miró furioso a Miyavi que solo atinó a apartar el abrazo automáticamente.
-No cabe duda de que lo quieres…- dijo Siwon intentando ocultar sus celos, cerrando fuertemente sus puños con mucha ira, como intentando controlar sus terribles ganas de ir a pegarle.
Heechul intentó acercarse y este al notar su mirada enojada, deseaba explicarle todo pero Siwon fue más rápido y se abalanzó como un león a su presa hacia Miyavi, golpeándolo fuertemente en la mejilla provocando casi inmediatamente que esta sangre. El japonés no se quedó atrás y le contestó el golpe, empezando una pelea desalmada entre ambos príncipes. Se podría decir que era un duelo a muerte. En sus frentes las gotas de sudor empezaban a ser notorias y sus ropas empezaban a mancharse de sangre producto de los golpes incesantes que ambos proporcionaban, estaban tan metidos en aquella batalla que ya ni escuchaban a la princesa gritar histérico que se detengan. Ni siquiera vieron la decepción en sus ojos, ni la tristeza inminente al notar que a quien había elegido era un animal incapaz de escuchar explicaciones. Heechul poco a poco empezó a retroceder hasta quedar en la puerta y con lágrimas en los ojos salió de aquel lugar.
No pasaron muchos minutos para que Siwon intensifique sus golpes, cada vez con más fuerza, deseando con toda su alma que aquel ser desaparezca, incluso rayando en la locura. Lo golpeó una y otra vez hasta que el japonés calló tendido en el suelo inconsciente, pero ni así se detuvo. Siwon continuó golpeándolo una y otra vez, parecía fuera de sí. De haberlo visto cualquier otra persona en aquel momento, no lo reconocería, sus ojos expresaban mucha ira, mucho odio. Odio que sentía ante la presencia de aquel que yacía casi muerto en el piso. Sus golpes empezaron a hacerse más torpes pero no dejaría de hacerlo. Siwon continuó golpeando el cuerpo hasta que en medio de su locura notó que este ya no respiraba. Aterrado, se detuvo. En total pánico miró sus manos ensangrentadas y el cuerpo pálido del japonés. Miró a todos lados buscando a Heechul, pero no estaba. Intentó buscar signos de vida en el cuerpo de Miyavi: era demasiado tarde, lo había matado. Siwon salió corriendo del departamento, casi medio loco, sin importarle si las fans lo veían en ese estado. Corrió y corrió hasta el departamento de Heechul, tocó insistentemente pero nadie le abrió. Se sentía mal, se odiaba a sí mismo. Acababa de matar a un hombre, con sus propias manos. Miró una vez más sus manos y cubrió sus ojos con desesperación, luego de unos minutos perdió el equilibrio y se dejó caer junto a la puerta del departamento de Heechul.
Continuará…
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Capitulo Final - Our Freedom
Parte I.
No pudo escapar de las cámaras, para cuando llegó los periodistas lo rodearon y aturdieron en vivo con miles de preguntas; era la primera vez que odiaba estar en televisión. Recordó brevemente aquella ilusión que solía sentir cuando lo aturdían de esa manera, pensó que en otro contexto sus sentimientos hacia esos fans y esos periodistas serían totalmente opuestos a los que sentía en aquel momento. Bajó la cabeza algo apenado pues no sabía que contestar, cómo hacerlo si ni el mismo sabía qué pensar, sus ojos empezaron a humedecerse torpemente y en una afán inútil levantó agitadamente el rostro, como tratando de hacer que sus lagrimas vuelvan a entrar en sus ojos, como intentando aguantar las lágrimas. Estaba tan acostumbrado a que Siwon lo persiga y a que le ruegue que no sabía si tomar un avión a Japón o quedarse y esperar, ciertamente no conocía lo suficiente a su príncipe japonés. Poco a poco su vista empezó a nublarse, las lágrimas le impedían ver claro, y su respiración empezaba a ser más y más escasa; unas cuantas gotas de sudor aparecieron en su frente, cómo presagiando un inminente desmayo. Cuando estaba a punto de caer al piso sintió que unos brazos fuertes lo sujetaban, que sensación tan familiar, que caricia tan conocida. Era un perfume que conocía de memoria, era una caricia que extrañaba, era Siwon. Este sonrió amablemente y excusó a la princesa, sin descuidar su abrazo indirecto, no podía dejar que la persona que más amaba caiga precipitosamente al suelo.
-Heechul ha venido a buscar unos boletos...- sonrió de nuevo algo nervioso, luego respiro lentamente como intentando procesar todas las preguntas generadas por aquellos periodistas hambrientos de información- decidimos irnos de viaje- hizo una pausa de nuevo, como buscando aprobación a sus palabras en la mirada del otro, quien solo bajó el rostro para ocultar su malestar. Sujetó fuertemente al otro que se sentía algo mareado y continuó escuchando atento a las interrogantes de quienes lo rodeaban. Entonces la preguntas fueron guiadas hacia Miyavi a lo que el Siwon contestó tan serio como amable- El es ahora una gran amigo de todo Super Junior...- para luego pasar a cambiar de tema completamente, como buscando distraer a los presentes- Rella y yo decidimos tomarnos unas vacaciones...- el silencio invadió hasta el ultimo rincón de aquel aeropuerto- iremos a tomarnos un descanso aprovechando que las presentaciones del nuevo álbum han terminado... Gracias- explicó sin borrar aquella sonrisa que tanto practicaba frente al espejo; dicho esto caminó con Heechul, de la mano, hasta su auto; cuidando que no se golpee la cabeza lo ayudó a subir en el. Luego de cerrar la puerta de su copiloto rodeó el auto sonriente y se sentó a su lado para luego poner en marcha la máquina y llevárselo de ahí.
En otro lugar de Corea del Sur, una pareja miraba perpleja como los periodistas hablaban de sus dos amigos. Donghae se recostó un poco en uno de los hombros de Kibum y lo rodeo con sus brazos. Un abrazo, eso era, un simple abrazo; el corazón del cachetón se estremeció al escuchar llorar a su novio. Este entre palabras cortadas le dijo que lo sentía, que nunca pensó que un capricho suyo le llevaría a perder a su mejor amigo. Kibum soltó una lagrima en silencio; su novio seguía sintiendo algo por Siwon, pese a que había empezado a negarlo. El abrazo se convirtió en caricias y estas le dieron rienda suelta a una relación que se pasaba la mayor parte del tiempo en la cama.
Durante todo el camino Cinderella no pronunció palabra alguna, solo lloró recostado en el asiento del copiloto; escondiendo, por ratos, los pequeños suspiros de dolor que se le escapaban. Le dolía verlo así, era como una puñalada directa en su corazón, una tristeza guardada y añeja que de a pocos lo mataba en silencio. Se veía tan frágil, tan triste; por ratos sus pensamientos lo aturdían intentando encontrar alguna manera para detener esa sensación de ser inútil para el otro. No pudo evitar morder sus labios, de rato en rato, en signo de impotencia. ¿Acaso ellos dos no estaban destinados a estar juntos? ¿Por qué su princesa lucía tan infeliz en aquel momento, a su lado?. Siwon llevó una de sus manos hacia su apretada corbata y la desprendió un poco, como buscando un poco de oxigeno. Sus manos temblaban y no podía voltear a ver al otro, por más que moría por hacerlo; mantenía la mirada fija en el carril, pretendía concentrarse en el camino paro era notoria su distracción. De repente se pasó una luz en rojo y notó como el otro se exaltaba, a decir verdad nunca había hecho algo así, a lo lejos escuchaba los reproches del mayor pero no prestó atención, algo en su pecho dolía y mucho. De repente Heechul se quedó en silencio y volvió a su posición anterior; Siwon intentó seguir ignorándolo pero le era imposible así que se dedicó a desviar una mirada furtiva y fugaz, de rato en rato, hacia el otro que tenía los ojos inundados de sentimiento. Un leve tono rojizo coloraba aquel rostro tan fino: resultado de sus ojos llorosos y su llanto silencioso; sus mejillas estaban pálidas y sus ojos perdidos en el reflejo de la ventana de aquel auto. Un moño caótico recogía sus largos cabellos y unas cuantas ropas holgadas abrigaban aquel delgado cuerpo, que se veía más delgado que de costumbre, la duda de si había estado comiendo lo suficiente invadió los pensamientos del otro, deseaba saber cómo había estado últimamente. Era bastante notorio que había salido de su departamento sin preocuparse por nada, ni siquiera su imagen. Solo para ir detrás del japonés: eso afligía de sobremanera si corazón que empezaba a entrar en una especie de taquicardia.
-¿A dónde vamos?- preguntó Heechul rompiendo, de nuevo, el silencio de aquel automóvil. Siwon dudo un poco en contestar, no tenía idea alguna, solo quería a la princesa a su lado, ante el silencio del otro volvió a preguntar esta vez algo enfadado.- dije que a dónde vamos...- Siwon no desvió su mirada en ningún momento, mantuvo la mirada firme en el carril delantero pero una pequeña mueca se dibujó en su rostro, quizás intentando demostrar que estaba confiado de lo que diría.
-Vamos en busca de una respuesta... - dijo sin dejar de mirar el volante, le pidió que le de un mes para responder aquella interrogante que daba vueltas en su cabeza. Al notar cierta confusión en el otro le preguntó si recordaba aquella noche en la que la pregunta salió a la luz. Aquella noche en la que Siwon dormía plácidamente en el regazo de su princesa, mientras este acariciaba sus cabellos de la forma más cariñosa del mundo. Heechul pensó, en aquel entonces que su novio dormía, pero al parecer solo fingía hacerlo.
-“¿Esto es para siempre?” - dijo suavemente mientras secaba sus lagrimas. Eso había preguntado Cinderella. Y volvió a preguntarle directamente al menor. Ante su insistencia el otro solo bajó un poco la mirada, no lo sabía. Heechul pensó que ese silencio era la respuesta, protestó que no era necesario un mes para verlo que estaba viendo en aquel instante. Se sintió bastante decepcionado.
-Sé que lo quieres... pero tu me amas a mi. Heechul... dame un mes, si no funciona nunca más volveré a mencionar el tema- agregó Siwon deteniendo el auto. Estaban en su casa, la mansión Choi. Tomó de la mano y le hizo bajar para entrar a su casa. Una enorme casa con demasiados lujos estaba ante sus ojos, pese a que ya había ido otras veces, en aquel momento se le hizo muy grande y bastante solitaria. Un nudo en su garganta le impidió preguntar qué habían ido a hacer, quizás porque presentía las acciones del menor que no soltó su mano en ningún momento. Siwon no soltó su mano, incluso sabiendo el terrible miedo que el padre de este infundaba en todos. Caminaron en silencio hasta llegar al despacho de aquel hombre. No sería fácil, eso lo sabían los dos, lo supieron desde la primera vez en la que se besaron. Pero la cobardía de Siwon era algo que poco a poco empezó a matar la confianza de la princesa.
Una vez frente al gran escritorio de aquel hombre, y soportando la mirada fija de este sobre las dos manos entrelazadas, Siwon tragó un poco de saliva. Sonrió encantadoramente y le hizo una venia demostrando el gran respeto que sentía hacia su progenitor.
-Padre he venido a decirte que estoy enamorado de Kim Heechul y quiero tu bendición, hoy partiremos en busca de nuestra felicidad...- el hombre viejo bufó un poco y luego se levantó de su asiento, sin ninguna expresión en su rostro de acercó a su preciado hijo y le tiró una cachetada. Heechul sabía de memoria lo mucho que le dolía a Siwon el rechazo de su padre, pero en aquel momento no pudo hacer más que apretar con fuerza la mano del otro. Para cuando vio que el hombre viejo estaba por darle una cachetada a él, cerró fuertemente los ojos, esperando su castigo por enamorase de un hombre. Pero el golpe nunca llegó.
-Quien te ha deshonrado he sido yo, pégame a mi si quieres... pero a el no lo toques...- Siwon había detenido la mano de aquel hombre viejo que lucía frío, sin ninguna expresión en su rostro. Parecía de hielo, bastante parecido a Siwon cuando se enojaba. Heechul analizó a aquel hombre, tenía varios rasgos de Siwon pero si en algo no se parecían era en que el menor era bastante amable y bondadoso con los demás, se podría decir que era más cálido y humano.
Luego de la cachetada de su padre, Siwon guió a su princesa hasta la habitación de su madre, esta se alarmó al notar que uno de los labios de su hijo sangraba y que su mejilla derecha estaba muy roja.
Después de mucho su padre le había golpeado. Preguntó varias veces que había sucedido pero el silencio de ambos fue reemplazado por una sonrisa de Siwon, este besó la frente de su madre y le dijo que quien estaba con ellos era la persona que amaba desde hace mucho. Que había ido a cancelar a aquella prometida que tenía, que estaba decidido de una buena vez dejar de ser lo que todos querían que fuera en aquella casa para ser quien era en realidad. La madre se abalanzó sobre los dos, un cálido abrazo de madre que le recordó mucho a la suya, Heechul no pudo evitar llorar un poco ante el contacto.
Una vez de nuevo en el auto, Rella le advirtió al más alto que no pensara que iba a olvidar todo en un mes, estaba muy equivocado si así lo creía; este solo sonrió un poco y le explicó que el quería un mes para decir todo aquello que siempre callo, para que la princesa tenga la oportunidad de decir todo aquello que nunca dijo. Si luego de explicar todo, nada cambiaba entonces verían que realmente eso no era para siempre.
Se había jurado que no volvería a sentir nada la próxima vez que lo viera. Se dijo a si mismo que no iba a mirarlo más como solía mirarlo en silencio, se dijo tantas cosas imposibles que en aquel momento parecieron muy simples frente a las cálidas caricias de aquélla princesa caprichosa que al final acabó rompiendo su corazón. Un mes había pasado desde aquello, aquella ruptura repentina, aquella pelea con Siwon. Ya ni el moretón que tenía en el labio existía. Esperaba con toda su alma que así como sus golpes habían desaparecido sus sentimientos también. Suspiró un poco al bajar del avión, volvía a Corea del sur para dar cuatro días de concierto. Las fans se pusieron frenéticas y eufóricas al verlo descender del avión con aquel nuevo look. Había colorado su cabello de muchos colores, los cuales iban desde el verde hasta el púrpura, rapó los costado logrando una imagen más rockera y agresiva. Unos lentes oscuros cubrían sus ojeras producto de una muy mala noche viajando, las cuales había tratado de maquillas y esconder con excesivo delineador, logrando verse aún más deprimido. Miyavi caminó con cuidado entre las fans y sus guardaespaldas, saludando coquetamente a quienes habían ido a esperarlo. Su corazón latía muy fuerte de tan solo respirar el aire fresco de aquella mañana, quizás era porque estaba en Seúl de nuevo. No sabía si había podido perdonar, pese a que el tomó la decisión, no estaba seguro si debía regresar, pues sabía que si lo veía lo iba a perder una vez más. Apresuró su paso y corrió hacia el auto que lo esperaba para llevarlo a aquel departamento que tenía cerca de la casa de ellos.
También había pasado un mes para ellos. Un amanecer más llegó, una noche más juntos había acabado. El departamento estaba totalmente en penumbras, acababan de despertar, una noche más habían hecho el amor, pero desde ya un tiempo Kibum había empezado a no prestarle atención a las palabras de su pareja. Quizás por miedo a volver a escuchar el nombre de otro. Donghae colocó uno de sus fríos y delgados dedos sobre aquella lagrima que estaba por besar los labios del otro. Y escondiendo su rostro en el cuello del cachetón le preguntó si lo había pensado bien. Kibum abrió los ojos de par en par, ¿Pensar en qué? ¿Acaso había dejado de escuchar algo importante la noche pasada? Giró para encontrarse cara a cara con el gestor de aquel abrazo cálido y se quedaron a escasos centímetros, sintiendo la respiración agitada del otro. Donghae insistió con las mejillas coloradas, le preguntó si había escuchado lo que dijo la noche pasada. Kibum bajó la mirada esperando lo peor, escondiendo sus miedos y dudas del otro.
-He dicho... he preguntado cuánto me amas... pues lo que dije ayer era cierto... Kibum yo te amo- luego de decir esto levanto el rostro del otro para enfrentarse a su mirada llorosa. -Sé que no me crees, pero yo te voy a demostrar que si te amo...- dicho esto besó suavemente sus labios y entrelazó sus dedos en una caricia muy tierna- yo he aprendido a amarte...- susurró lentamente en uno de sus oídos, para luego besar su cuello y adueñarse de aquel cuerpo que tanto conocía.
Suspiró lentamente al notar que su habitación estaba muy empolvada, traía de la mano a Siwon que solo sonreía al sentir que el más bajo lo guiaba a aquella habitación que tanto extrañaba.
Un mes había pasado y el tiempo límite había llegado a ellos. Una pregunta inconclusa, una pregunta que aún no se respondía, pero dos corazones enamorados que habían optado por una solución más practica. Heechul se recostó sobre la cama y jaló hacia el al más alto. Abrazando su cintura posesivamente, tras pasar un mes en el interior de Corea del sur, deseaba más que nunca que nadie toque lo que era suyo, que nadie lo mire, pese a que ya había perdonado a su mejor amigo, aún no estaba dispuesto a aceptarlo pues era demasiado orgulloso para esas cosas. Siwon encendió el televisor para ver un poco de noticias mientras se recostaba al lado de su princesa. Encerrándola entre sus brazos y cerrando los ojos para sentir el aroma de sus cabellos. Un mes aislados de todo, un mes en los que solo fueron dos en una casa matrimonial en una ciudad con quince pobladores. Fue una experiencia única, al principio difícil pues ninguno tenía nociones de cómo vivir en el campo. La princesa resultó ser muy quisquillosa para algunas cosas, al igual que Siwon, pero tras una semana en medio de la nada, se acoplaron por completo. Se hicieron uno. Llegando incluso a conocer facetas del otro que nunca imaginaron, llegando incluso a llevar una vida de matrimonio en la que Siwon se encargaba de cocinar para su princesa mientras que este ponía la mesa y limpiaba in poco la casa. Llegando a casarse en silencio en aquella interminable noche en la que solo las estrellas fueron testigos.
De repente las caricias del más alto se detuvieron por completo, miraba atento la televisión a lo que Heechul imitó la acción. El silencio invadió la habitación. Él había vuelto. Y cual fugitivos ambos empezaron a sentir cosas muy distintas. Siwon no pudo evitar abrazar con más fuerza a quien amaba, sentía miedo, no quería que el otro sienta, ni piense, ni vuelva a aquel japonés que renunció ante su felicidad. Era cierto, ambos, Heechul y Siwon fueron egoísta y eligieron ser felices sin siquiera volver a tocar el tema de los sentimientos de Miyavi. En aquel mes hablaron de todo, incluso de la relación con Miyavi, pero nunca se detuvieron a hablar de los sentimientos de este. Era algo que simplemente no quisieron conversar. Uno por miedo a la reacción de la princesa, otro por miedo a herir los sentimientos de su príncipe encantador. Heechul apagó la televisión y se dio media vuelta para quedar atrapado frente a frente con Siwon. Le sonrió y moviéndose lentamente quedó sentado sobre su novio. El silencio los traicionó pues ninguno tenía mucho que decir, se sentían terriblemente culpables por amarse, pero lo cierto era que un mes los hizo perdonarse el uno al otro, pero no los hizo solucionar los problemas de su entorno. Empezando por la debilitada amistad entre Rella y Donghae y la inconclusa relación con Miyavi. Se quedaron mirando durante horas en aquella posición el único cambio fue que Siwon colocó sus fría manos en la cintura de su princesa, como asegurándose de que no iría a ninguna parte.
-Debo hablar con el...- dijo Heechul al notar que la noche se adueñaba de su tiempo. Tras sus palabras notó en la mirada de su príncipe un miedo terrible, casi inexplicable- debo hacerlo... no me iré. Tu y yo estamos casados ¿Lo recuerdas?- ante sus palabras el otro solo sonrió un poco y continuó mirándolo en silencio; esperando, quizás, más excusas que lo hagan sentir más confiado. Poco a poco sus manos y caricias empezaron a desenredarse y a perder aquella magia que horas antes los rodeaban, hasta que finalmente Heechul se alejó por completo del menor y salió de la habitación. Dejando un enfermizo silencio en sus labios, un miedo hiriente y dudas que lo hacían sentir una mala persona. Qué irían a hablar y cómo lo harían, eran preguntas frecuentes que generaban un círculo vicioso imaginario en su cabeza.
Siwon se dio media vuelta en la cama, con extrema lentitud, como si cargara un cadáver consigo, pese al letargo acumulado en su acción no midió bien la distancia y cayó abruptamente al suelo sin siquiera evitar golpe alguno. Quedando tendido en aquel suelo de madera tan prendido del aroma suave de Heechul. Respiró un poco, lento, casi deseando morir en aquel momento. Sus dudas volvía una y otra vez y eso aumentaban su malestar. Se encontraba totalmente inmóvil en el suelo, deseando más que nunca morir, deseando ser otro y no tener que escuchar las palabras que sabía que iba a escuchar. Después todo la princesa le había dicho muchas veces que aún no lo perdonaba por todo aquello que hizo. Una punzada provocó cierto dolor en su corazón que latía desesperado. Un dolor tan profundo como inexplicable. Estaba llorando, en silencio, sin ganas de pararse, totalmente petrificado por sus sentimientos desbordantes. El frío viento que se colaba por la ventana mal cerrada hizo que un escalofrío casi eléctrico recorra su espalda. Pese a eso, continuó sin moverse. Sumido en la peor depresión de su vida, esperando agonizante la derrota ante aquel excéntrico ser que volvía a robarle a su princesa. Miles de pensamientos vinieron a su cabeza, incluso el de deshacerse de Miyavi, las ideas más locas y sórdidas se apoderaron de sus ojos logrando que se pierda en ellos. Estaba ya casi perdiendo la cordura, sus ojos desorbitados y fijos en el piso continuaban llorando, sus labios secos producto de su silencio dolía y su garganta parecía tener un nudo que lo asfixiaba, movió levemente la cabeza para despejarla, rompiendo totalmente todo su inmovilidad. Sintió que todos los músculos de su cuerpo se entumieron, sintió que los minutos eran demasiado lentos, sintió que debía ir a buscarlos.
Lentamente se levantó y caminó en círculos buscando su casaca, le dolían las piernas y sus manos estaban adormecidas. Colocándolas cerca de su boca las calentó un poco para luego abrigarlas en los bolsillos de la casaca que acababa de colocarse.
Heechul no esperó mucho y se abalanzó a abrazar a Miyavi, deseaba tanto hacerlo. Este tembló ante el contacto, su cuerpo se sentía muy delgado y pese a su nuevo look lleno de agresividad se veía más frágil que nunca. El coreano se aferró fuertemente sin dejar siquiera que el otro articule palabra alguna: lo había extrañado. Miyavi dejó escapar un suspiro resignado, ninguno de sus ejercicios mentales era capaz de hacerlo dejar de sentir lo que sentía. Lentamente el japonés respondió a la caricia, llevando sus brazos a rodear la delineada cintura del menor. Sus ojos repentinamente se llenaron de lágrimas, aún no podía dejarlo ir, no estaba preparado ni dispuesto. Siempre se caracterizó por ser y actuar como alguien muy egoísta, ¿por qué no podía serlo ahora? ¿Y Siwon, Que había pasado con el? Una vez más se reprochó mentalmente por pensar en otros y no en el. Un amigo muy cercano le dijo en Nihon que el siempre debía estar primero y que no debía rendirse sin siquiera luchar, ¿Podría luchar contra un amor verdadero? ¿Qué sentía ahora Heechul por él? Tenía demasiadas dudas. Tantas que no sabía por dónde empezar.
-Quiero ser egoísta…- dijo el japonés rompiendo el silencio- quiero serlo y raptarte de una buena vez…- escondiendo su rostro en el cuello del otro.- No puedo detener mis sentimientos, simplemente no puedo sacarte de mi cabeza…- intentando contener las lágrimas.
-Gracias…- respondió Heechul con una media sonrisa algo melancólica- Pero, lo siento.- sus palabras fueron cortas, pero muy dolorosas- Yo… no sé si mi amor por él sea eterno, pero hoy sé que nosotros dos debemos estar juntos… - Miyavi se quedó en silencio, era la primera vez que lo rechazaban y dolía demasiado- Yo te quiero, eso no lo dudes…- su oración se vio interrumpida con un suspiro proveniente de una tercera persona: Siwon, quien aclaró un poco su garganta para hacerles saber que estaba ahí. Había llegado justo a tiempo para escuchar lo último, de modo que sintió que el mundo se le venía abajo. Cómo, su princesa, era capaz de decirle que no se preocupe e ir y decirle al otro que lo quería. Era inaceptable. Miró furioso a Miyavi que solo atinó a apartar el abrazo automáticamente.
-No cabe duda de que lo quieres…- dijo Siwon intentando ocultar sus celos, cerrando fuertemente sus puños con mucha ira, como intentando controlar sus terribles ganas de ir a pegarle.
Heechul intentó acercarse y este al notar su mirada enojada, deseaba explicarle todo pero Siwon fue más rápido y se abalanzó como un león a su presa hacia Miyavi, golpeándolo fuertemente en la mejilla provocando casi inmediatamente que esta sangre. El japonés no se quedó atrás y le contestó el golpe, empezando una pelea desalmada entre ambos príncipes. Se podría decir que era un duelo a muerte. En sus frentes las gotas de sudor empezaban a ser notorias y sus ropas empezaban a mancharse de sangre producto de los golpes incesantes que ambos proporcionaban, estaban tan metidos en aquella batalla que ya ni escuchaban a la princesa gritar histérico que se detengan. Ni siquiera vieron la decepción en sus ojos, ni la tristeza inminente al notar que a quien había elegido era un animal incapaz de escuchar explicaciones. Heechul poco a poco empezó a retroceder hasta quedar en la puerta y con lágrimas en los ojos salió de aquel lugar.
No pasaron muchos minutos para que Siwon intensifique sus golpes, cada vez con más fuerza, deseando con toda su alma que aquel ser desaparezca, incluso rayando en la locura. Lo golpeó una y otra vez hasta que el japonés calló tendido en el suelo inconsciente, pero ni así se detuvo. Siwon continuó golpeándolo una y otra vez, parecía fuera de sí. De haberlo visto cualquier otra persona en aquel momento, no lo reconocería, sus ojos expresaban mucha ira, mucho odio. Odio que sentía ante la presencia de aquel que yacía casi muerto en el piso. Sus golpes empezaron a hacerse más torpes pero no dejaría de hacerlo. Siwon continuó golpeando el cuerpo hasta que en medio de su locura notó que este ya no respiraba. Aterrado, se detuvo. En total pánico miró sus manos ensangrentadas y el cuerpo pálido del japonés. Miró a todos lados buscando a Heechul, pero no estaba. Intentó buscar signos de vida en el cuerpo de Miyavi: era demasiado tarde, lo había matado. Siwon salió corriendo del departamento, casi medio loco, sin importarle si las fans lo veían en ese estado. Corrió y corrió hasta el departamento de Heechul, tocó insistentemente pero nadie le abrió. Se sentía mal, se odiaba a sí mismo. Acababa de matar a un hombre, con sus propias manos. Miró una vez más sus manos y cubrió sus ojos con desesperación, luego de unos minutos perdió el equilibrio y se dejó caer junto a la puerta del departamento de Heechul.
Continuará…
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