Fanfic Serial: Liar, Liar - Cap 02

Autor: Kainet
Titulo: Liar, Liar
Capitulo: 02
Fandom: LM.C, Miyavi
Clasificación: Angst / Lemon
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.

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Liar, liar

Capitulo II.

Camino en silencio, jugando de rato en rato con la paleta de fresa que compré cerca de casa. El reloj marca las tres de la madrugada, apresuro mi paso sintiéndome torpe al haber caído en la trampa de Miyavi. Todo da vueltas en mi cabeza, me siento mal, miserable de haber cedido ante sus besos, sus caricias, sus juegos. Entonces lo veo, mis ojos se llenan de lágrimas al encontrar a Aiji sentado en el suelo, con la cabeza agachada: duerme, o eso parece. Con aquella expresión serena de siempre, con esa inmóvil faz. Me agacho y susurro palabras de disculpas. Olvidé por completo el ir a buscarlo, mas sé que él solo me busca por el trabajo, por su terrible adicción al trabajo. De repente me enojo, quiero pegarle por solo verme como alguien más en el trabajo. Mas suspira entre sueños y dibuja en sus labios una pequeña sonrisa. Que tierno puede llegar a ser, lo terrible es que no lo sabe y se esconde detrás de aquella faceta de responsable. Llevo una de mis manos hacia su rostro y le acaricio la mejilla, después de todo, yo si lo considero mi amigo. Me siento frente a él y me quito la casaca, lo cubro con ella; se ve tan cómodo que es mejor no despertarlo. Asumo que esperaré a que el día aclare para poder despertarlo, solo son unas horas más.

Los minutos pasan, se hacen una hora y el cansancio invade mi cuerpo, poco a poco voy recostándome sobre su hombro, puedo sentir la suave esencia de su perfume. Es mi amigo, lo quiero mucho aunque parezca infantil; quiero mantenerlo cerca, quiero pensar que él me considera también una persona importante en su vida. Alguien que vale por sí mismo y no por las ventas de nuestros singles.

Entre sueños, siento que alguien me abraza, me levanta en brazos y me lleva hasta mi habitación. Estoy muy cansado, demasiado como para buscar abrir los ojos. Acaricia mi rostro, ah, sus manos se sienten tan frías. "Miyavi... sama" susurro antes de dejar que el cansancio me arrastre a un lugar en el que no duele tanto ser diferente.

***

Me lastima, me enoja. Tantas horas esperándolo; con frío, con preocupación. Llamándolo constantemente al celular, escuchando una y otra vez su buzón de voz. Lo odié, lo odie mucho en aquellos momentos. Pero ahora siento que odio a otra persona. Siento que odio a aquel egocéntrico y egoísta ser que hace llorar a Maya entre sueños. Estoy seguro de que estuvieron juntos, de que una vez más jugó con su corazón y lo rompió. A veces desearía poder ser alguien que ayude a Maya a superar a Miyavi. Pero asumo que no soy tan único, ni tan especial como él. Es cierto, hoy he comprendido que, por más que intenté negarlo, siento algo que supera mi amistad con Maya.

Son casi las siete de la mañana, sus labios siguen igual de rojos que ayer, producto del tinte de su lollipop, busco uno cerca de su mesa de noche pero veo que está vacío el recipiente donde siempre guarda sus favoritos. Tomo sus llaves, quizás ya esté abierto el súper mercado de la esquina, compraré algunos y pretenderé que nada pasa. No hablaré de trabajo. Sólo seré su amigo, un silencio amigo que lo cuida.

Una vez en el súper mercado me apresuro a comprar dulces de diversos tipos, de diversos sabores, de diversos tamaños. No existe cosa alguna que supere la felicidad que siente Maya cuando ve muchos dulces cerca. Su glucodependencia suele ser muy tierna ante mis ojos, siempre he creído que es alguien muy singular, muy infantil; no obstante ahora sé que eso me encanta.

Me sonrojo mientras subo en el elevador ¿Realmente siento esto? ¿Realmente me gusta Maya en esa forma? Esto es atípico, nunca me había gustado alguien, mucho menos alguien de mi mismo sexo. Estoy cerca, saco las llaves con dificultad, las bolsas de dulces son algo pesadas, creo que he comprado demasiada azúcar. Entonces unos extraños ruidos provienen de su habitación, suelto todo y corro, puede que este en problemas o llorando.

-Di que te gusta...- veo a ese que se cree Dios sobre mi Maya. Ambos sin ropa, juntos en la cama. El rostro de Maya es tan diferente al que veo a diario. Siento celos, siento asco. Tiro las llaves haciéndoles saber que estoy aquí.
-Aiji...- Maya lo detiene pero Miyavi lo detiene de la mano.
-Perdonen la interrupción- me vuelvo frío. Hago una venia y me doy media vuelta- No olvides que tenemos trabajo, vas a la empresa cuando termines...- sentencio antes de salir del departamento.

Continuará...