3 abr 2010

Oneshot: JayChul/SiChul - Endorphine

Autor: Kainet
Titulo: Endorphine (Lithium II)
Fandom: Super Junior
Parejas: JayChul/SiChul
Clasificación: Angst
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.

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ENDORPHINE

“Las endorfinas son analgésicos propios e internos, los cuales actúan inhibiendo el dolor. Suelen producirse en el cerebro cuando se realizan actividades satisfactorias: hacer lo que nos gusta produce felicidad.”


Y así fue la primera vez que lo vi, perdido en su mirada vacía, cautivo de un abrazo blanco y forzado debido a esa camisa de fuerza que lastimaba su piel; exactamente como lo veo hoy: sentado en la misma silla, mirando la misma nada; me duele el pecho, nada ha mejorado o ¿Si?. Yo, desde aquel momento, me enamoré de lo que mis ojos contemplaban. Era inexperto, era apresurado sin embargo algún talento debía tener donde decidieron aceptar mi petición de tenerlo a mi cargo. Recuerdo claramente la segunda vez en la que nos encontramos, él estaba consumido en su locura, a punto de tomar su litio diario. Corrió de aquellos hombres que no hacían más que tratarlo bruscamente, corrió sin fijarse en su horizonte, corrió y chocó contra mi cuerpo. Sus ojos llorosos y asustados me pidieron ayuda. Cómo olvidar su voz temblorosa y cambiante; cómo, sus labios rojos llenos de ese pasado que tanto le duele. “Por favor, pídele a Siwon que venga por mí” suplicaste ante mi sorpresa, en ese momento no supe cómo reaccionar, no sabía quién era el nombrado. Enmudecí y él lloró, cómo olvidar sus lágrimas, cómo superar el saber que yo era el causante de ellas. Lo observo ahora, luce tranquilo, ya no toma tanto litio como antes, ya no delira tanto pero sigue en esa eterna espera por alguien que nunca vendrá. Ese pasado tan doloroso en el que suele sumergirse de tiempo en tiempo, no sé cómo curarlo. Vuelvo a mi libro, la mañana está aclarando y nos hemos amanecido mirando el cielo, según él; analizo aquella teoría sobre la endorfina ¿Qué te gusta hacer Heechul? Si tan solo pudiera descubrir qué te hace sentir pleno, qué tipo de actividad, podrían mermar un poco ese dolor interno. De repente siento su mirada clavarse en mí, finjo no notarlo y continúo leyendo; cual gato elegante se levanta de su asiento y camina hacia mí, da vueltas como esperando algún tipo de atención. “¿Sucede algo?” pregunto sin despegar la vista del libro. “Dr. Kim…” susurra haciéndome entrar en pánico, levanto el rostro preocupado y encuentro lágrimas en sus ojos. “No va a venir Siwon, ¿Verdad?” le sonrío y niego con la cabeza, está muy obsesionado con ese chico, creo que el ochenta por ciento del día piensa en él. Lo ama, asumo. Yo, imprudentemente, lo envidio. Si algo he logrado en su caso ha sido que el asimile la idea de que Siwon no vendrá nunca, pero así como sentí que era un logro hacerlo entender; también sentí que era un fracaso, ya que constantemente eso lo deprime demasiado. Nunca he escuchado una risa natural y coherente salir de sus labios. Desearía poder hacerlo. “Dr. Kim… ¿Yo soy feo?” pregunta mientras se agacha hasta quedar frente a frente conmigo, le sonrío y niego, de nuevo, con la cabeza. Sus ojos se llenan de lágrimas y trata de contenerlas, pero es imposible. Quiero abrasarlo pero soy su médico no su amigo. “¿Yo soy feo?” bromeo a lo que me mira sorprendido y luego evita mi mirada con un repentino enojo. Soy muy callado, debería aprender a ser más elocuente como él. En momento así no sé qué decirle o cómo actuar. Se aleja y camina en círculos como pensando en algo ¿Siwon? Vuelvo a mi lectura. ¿Cómo descubrir qué le gusta hacer sin entrar en ese traumático pasado? “Me siento bien cuando el Dr. Kim está a mi lado…” dice sin mirarme, con la voz lejana y los ojos perdidos en el horizonte. Me sorprendo, ¿Qué de mi presencia puede hacerle bien? Guardo silencio y luego él también, pasan las horas y vienen mis jefes. Me aparto un poco de dónde está Heechul, debo explicar mi nueva teoría sobre este caso. Siento su mirada fija en mí ¿Por qué? ¿Tiene miedo de que lo deje? Los hombres mayores escuchan atentos, luego de unos minutos me felicitan, creen en mí, creen que debe ser definitivo, solo debo aplicarla. Sin embargo ese es el gran error de mi teoría: no sé cómo aplicarla.

La noche se hace fría. Miro a mí alrededor, estoy solo. Esos hombres ya no me lastiman, esa camisa elástica ya no apresa mis brazos; me sé de memoria el número de losetas en el piso, treinta y cinco negras y treinta y seis blancas. Tengo frío, extraño a mi niño. Me abrazó a mí mismo para recordar sus caricias, para poder soñar esta noche con él. Siwon, mi Siwon ¿Cuándo vendrás a salvarme? Cierto, el Dr. Kim dice que no volverás, que nunca vendrás. Mi cabeza da vueltas, necesito esa píldora, no me gusta estar consciente: necesito soñar, soñar contigo, con tus manos y tus labios. Preferiría vivir soñando a enfrentar esta realidad en la que Siwon no está conmigo. Mis lágrimas ruedan por mis mejillas, estoy por perder mi autocontrol. Sin poder contener mis gritos salen de mis labios, mi cuerpo da vueltas como si no fuera mío, el dolor se intensifica, las luces se prenden, ellos vienen, escucho sus pasos cerca. Cada vez más cerca, pasan unos segundos y ahora están más cerca. Pronto llegarán y me obligaran a tomar esa pastilla. Disparo farmacológico que silencia mi cabeza y me lleva al mundo de Morfeo. “Siwon… Siwon” grito al verlos entrar por la gran puerta de metal. Me toman de los brazos, son bruscos, lastiman mi piel. Están por sedarme cuando diviso, en medio de mi delirio, al Dr. Kim. Siento su mirada, sus ojos están tristes, hace que los hombres de blanco me suelten, me pide silencio y le obedezco. Me toma entre sus brazos y me acoge. Lentamente, el dolor va desapareciendo; mi mundo ya no da vueltas, me siento mejor. Los hombres de blanco se van y nos quedamos solos. Habla pausadamente, dice que todo va a estar bien que él me va a curar. Mis ojos se secan, guío mis brazos a su cuerpo: no quiero soltarlo. Tiembla ¿Por qué tiembla? “Te pareces a Siwon…” le susurro en el oído. Se aparta un poco de mí. Me mira confuso y yo empiezo a reír, es cierto, me recuerda a Siwon porque con él me siento mejor.

Sus ojos perdidos, sus manos temblorosas, su cuerpo carente de calor clamaban un poco de amor, de atención y eso fue lo que hizo Jay Kim, el doctor Jay Kim. No pudo evitarlo, sus manos se deslizaron por la delgada cintura de su paciente a lo que este se estremeció, y en su mirada apareció un brillo que jamás había visto. “No dejes de tocarme…” ordenó el insano ser mientras acariciaba la espalda del doctor. No estaba bien, pero el único consciente de eso era Jay. Era poco ético, era enfermizo pero ninguno deseaba detenerse en aquellas caricias que generaban tanto placer. Heechul besó el cuello del otro y luego se aferró a su pecho; tras previos besos en sus mejillas, Jay probó los labios rojos de su paciente. Lento, suave, así como sus manos iban explorando el cuerpo del otro; sus bocas se conocían intensamente, dejando sin aire a ambos. “Me gusta esto…” gimió Heechul mientras desabotonaba la bata blanca del médico. Este no dijo nada, no quería pensar en lo que estaba haciendo sin embargo su cabeza no dejaba de pensar en que estaba generando endorfina en Heechul, sustancia que lo llevaría a sentirse feliz. Finalmente, descubría como aplicar su teoría, pero no era la mejor manera. Primero la bata blanca, luego la camisa y por último un polo sin mangas cayeron en el suelo. Jay guió a Heechul hacia la cama y quedando sobre este empezó a desprenderlo de su ropa: no quería ser el único. Su piel tersa y blanca era adictiva, con sus manos recorrió todo su torso y con sus labios empezó a descender hasta llegar a su ombligo donde jugó, durante unos minutos, con este. Luego descendió un poco más y empezó a bajar el cierre de su pantalón, Heechul gimió alertando al otro, quien se detuvo unos segundos hasta que obtuvo la aprobación para continuar. “Dr. Kim… me gusta cómo se siente…” dijo Heechul al sentir los labios del otro apoderarse de su miembro. Movió sus caderas para intensificar su placer a lo que el otro empezó a preparar su entrada, simultáneamente generando múltiples sensaciones en su cuerpo. La voz de Heechul resonó entre aquellas cuatro paredes: Jay había entrado en su interior. Tras unos minutos estático, empezó a embestirlo, cada vez más rápido; ante los gritos de Heechul, Jay atrapó sus labios en un beso ardiente para que nadie los interrumpa. A los minutos ambos cuerpos cayeron exhaustos, su primera vez juntos. “¿Me amas?” preguntó Heechul mientras intentaba normalizar su respiración. Jay se quedó en silencio, luego acercó sus labios hacia los del paciente y lo besó, no pensaba responder aquello, quizás complicaría las cosas. “Me siento feliz… ¿me harás esto siempre?” insistió Heechul buscando la mirada del más cuerdo. “Si lo deseas… pero debemos tener cuidado, si nos descubren no volveremos a vernos…” explicó Jay a lo que el otro se inquieto mucho. “No, que haré si nos apartan. Moriré… será nuestro secreto.” Agregó Heechul para luego buscar un beso en su doctor. Después de esto ambos se quedaron dormidos, no obstante luego de dos horas el doctor se levanto, se cambió y salió, debía mantener ese secreto.

Aún puedo sentir su cuerpo debajo del mío, cada segundo que pasa mi piel tiene la sensación de sus caricias, de sus labios. Mis colegas me hablan del cambio de actitud de Heechul desde hace días, hace una semana que hicimos el amor y él ahora muestra una gran mejoría, me preguntan cómo es que he logrado tal cambio, sonrío y digo que es un secreto. Es cierto, desde hace una semana que nosotros mantenemos esta relación clandestina, besos a escondidas, caricias secretas, cuando estamos solos nos abrazamos y tomamos de la mano. Estoy enamorado, no obstante sufro ya que de los dos soy el único consciente de que solo soy un reemplazo material para él. Soy, físicamente, aquella pieza que llenó el vacío que Siwon dejó en su vida emocional. Duele, pero si le hace bien, entonces que destroce mi corazón. Lo observo en el patio, sentado donde siempre, con la mirada perdida, no obstante ahora, en sus labios, hay una sonrisa. Camino hacia él y cuando estoy muy cerca acaricio su cabello. Voltea y me sonríe, mira a todos lados y al descubrirnos solos, salta y me clava sus labios. Es fugaz, pero me encanta sentir su mimo. Me siento a su lado y empiezo la terapia del día, pero no, él quiere sentirme y busca tomar de mi mano, me pongo nervioso pero lo dejo hacer lo que quiere. Sonríe y me responde todo el test psicológico. “Buenos días…” saluda ese hombre que tanto altera a Heechul, nos interrumpe y ante mi miedo le suelto la mano a mi paciente. “Que se largue… maldito, lárgate… Jay que se largue…” Heechul se desespera, me abraza a lo que el recién llegado me mira con reproche. Ahí teníamos a Hangeng, el detective encargado de investigar la locura de Heechul, encargado de investigar la muerte de Siwon. Heechul se enoja, grita, llora, no quiere tenerlo cerca y en cierta forma lo comprendo.

No, no, no. Este hombre chino me acusa de algo descabellado ¿Qué hace aquí? ¿Por qué me dice estas cosas? No, no, no. Yo jamás mataría a Siwon. Jamás. Me acusa de mentiroso, dice que estoy fingiendo locura para librarme de la cárcel. Pero yo no estoy loco, no lo estoy. Yo no maté a nadie, no lo hice. No, no, no. ¿Hangeng? ¿Quién es este hombre chino? No me agrada, dice que Siwon está muerto, dice que yo lo maté. Miente, por su culpa no puedo ver a mi amado Siwon. Dice que yo miento, pero él es quien más miente. Lo odio, que se vaya. Me aferro al pecho de mi Jay, le pido que lo bote, pero él me niega con la cabeza, dice que debo responder a sus preguntas. Dice que todo va a estar bien, que estará a mi lado. Pero la sola presencia de este hombre me hace sentir mal. Me trata como un criminal, me acusa de cosas incoherentes. No es la primera vez que lo veo, siempre viene, siempre lo mismo. Me tortura, me acusa de mentiroso, de asesino. Yo, yo jamás mataría a la persona que amo. Siwon, él vendrá pronto y me salvará de este ser despreciable. “Responde, Kim Heechul. Dicen que has mejorado que ya no estás tan sedado. ¿Por qué mataste a Choi Siwon?” mi cabeza da vueltas, lloro, lloro mucho ante sus palabras. No, no, no. Yo jamás le haría daño a mi Siwon. ¿Por qué no viene y desmiente lo que este tipo dice? Siwon, ven ya. Me acusan de cosas tontas. Solo soy culpable de amarte, solo estoy loco por ti.

“Suficiente por hoy…” me enojo al ver cómo este detective arruina mi trabajo, Heechul ha entrado en crisis y no hace más que llorar y repetir el nombre de quien ama. Tomo en brazos a mi paciente y lo llevo a su habitación, no me importa lo que piensen, no estoy dispuesto a soportar ver cómo atormentan a la persona que más amo. Está bien, Siwon murió. Entiendo el dolor de Hangeng, como mejor amigo. Entiendo que al suceder eso en secundaria haya marcado su vida y haya hecho que el chino dedique su vida a investigar este caso. Pero nada justifica la tortura mental que le hace a Heechul cada vez que lo ve. No entiendo bien cómo es que Hangeng pueda comportarse así cuando en un pasado, no muy lejano, fue amigo de Heechul. Siempre lo acusa, no quiero que lo vuelva a molestar. Siempre lo hace entrar en esta depresión en la que le cuesta aceptar su realidad. El dolor que sintió al matar a quien amaba hizo que él se perdiera en un mundo donde ese hecho traumático está obviado. Él bloqueó ese día, esa memoria. No puede volver a ese día, a esa hora; ni siquiera con hipnosis hemos logrado llegar a ese recuerdo para descubrir en qué pensaba para asesinarlo. Quizás nunca lo descubramos, pero lo importante es ayudarlo a salir de ese estado de letargo absoluto en el que no distingue la realidad de la fantasía.

“Sácame de aquí…” suplicó Heechul pocos días después de la visita de Hangeng. Sus ojos llorosos y su voz temblorosa hicieron que el corazón de Jay domine sus pensamientos. Tras unirse en un beso se despidieron. La noche había llegado y el paciente debía dormir. Dos horas después un apagón invadió el centro psiquiátrico. Heechul se asustó al sentir que alguien entraba en su habitación y lo alzaba en brazos. Quiso gritar pero en medio de la oscuridad descubrió que su raptor era el doctor Kim.

A lo lejos escucho sonar la alarma del hospital. Un paciente y un doctor han desaparecido. Yo he roto todas las reglas, no hay marcha atrás. No pude negarme ante su pedido, sufría y yo no puedo dejarlo sufrir. Estoy cansado de verlo llorar. Duerme tranquilo entre mis brazos, aún estamos lejos de la carretera, pero eventualmente llegaremos a algún lugar. Lo cuidaré siempre. Lo haré feliz. He descubierto, finalmente, que el único agente generador de endorfina en él que conozco soy yo. Yo seré tu endorfina, yo haré que tus días de tristeza y tus lágrimas desaparezcan y si eso me lleva a hacer cosas sin sentido, entonces las haré. Antes de dormir me has pedido algo que sé que no tiene sentido, pero si te hace feliz, entonces me aventuraré a vivir en la locura, en tú locura Heechul. Juntos, buscaremos, sin cesar, a Siwon. Lo haré por ti, incluso cuando sé que nunca lo encontraremos. “Te amo” le susurro antes de quedarme dormido a su lado. Pronto saldremos de este lugar y viviremos su delirio.


FIN

2 comentarios:

  1. Te adoro *-*!
    me encanto la historia y a la vez me dio pena por Heechul, pero hay mucho por averiguar *-*!
    espero puedas actualizar pronto!

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  2. ;o; esta Genial!!!! OGL No puedo exprezar del todo las emociones que sentí! Te quedo mas que genial!. La endorfina! y quiero un poco de esa locura! *0*

    Deberías hacer mas!!! I'll love it!♥

    Suerte con tus publicaciones, te leeré mas!

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