26 dic 2010

Fanfic Serial: Monster Cap. 10

Autor: Kainet
Titulo: Monster - The dance of the shadows-
Capitulo 10: Fear.
Fandom: Super Junior
Parejas: Sichul / varias
Clasificación: Angst

Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.

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Capitulo decimo: Fear.


“... El deseo, que en ti se precipita, suavemente atraviesa la tristeza. Algún día nos volveremos a encontrar; mientras, pienso en tu silueta llorando.”
-Kagrra.


Tengo miedo, mucho miedo. No puedo decir lo que me sucede, no puedo decírselo a nadie. Y por más que intento controlarlo, olvidarlo y sonreír; se intensifica y duele más que antes. Es como un frío y fino hilo que va estrujando mi piel, cortándola de a pocos: marcando el destino que me tocó vivir y el cual me niego a seguir. Me oprime el pecho y me falta la respiración; sus recuerdos generan una asfixiante soga imaginaria en mi cuello, siento que poco a poco la energía sale de mi cuerpo para buscar el suyo. Hay una advertencia puesta por mi amo, no debo salir pero mi cuerpo lo necesita. Mi mente, por primera vez se ha quedado en silencio. En total y pleno silencio. Tal mutismo que asusta. No escucho voces o lamentos o risas. Solo escucho mis propios pensamientos, duele, duele tanto como si me estuviera quemando por dentro. Me mareo, me aturdo, tomó mi cabeza entre mis manos e intento contener todas esas palabras incomprensible, me es imposible. Su ausencia, su olor extinto, sus manos temblorosas, lastiman. Saberme traidor, sentirme pecador es demasiado para mí. Me dejo caer sobre mi cama y a lo lejos observo una ventana a medio abrir, estoy precisamente en aquella metáfora. O cierro mis sentimientos y guardo este prohibido amor para siempre o abro la ventana y salto hacia un espacio desconocido, a un no saber para que vivir a un eterno dolor. Quiero gritar su nombre, pero por más que abro la boca las palabras no salen y en mi garganta aparece un sabor sanguinolento que me atrapa en el miedo absoluto. Si voy con él, no podremos estar en ningún lado. Ambos seremos repudiados ¿Verdad? ¿Cómo puedo generarle semejante dolor? ¿Debería quedarme aquí y convertirme en su enemigo? Pero él me ama, lo dijo tantas veces aquella noche en la que fui suyo. Lo dijo y lo llevo incrustado en mi piel junto con el recuerdo de sus cálidos besos. Él le trajo calor a mi vida, a mi gélida vida. “Kibum…” consigo susurrar de forma escasa. En mi garganta vuelve a aparecer esa sensación de querer llorar, esas palabras que deben salir y que aún se mantienen estáticas donde no deben. Mis ojos se humedecen de nuevo, veo todo borroso, y la ventana sigue ahí, esperando que me decida. No puedo, tengo miedo. Quedarme y lastimarnos, irme y lastimarnos. ¿Cuál debería ser la elección? El resultado viene a ser el mismo. Cuanto deseo haber disfrutado un poco más toda esta juventud que ambos tenemos. Al menos la juventud de él y mi eterna vida sin sentido. Si tan solo hubiese aceptado mis sentimientos antes, podríamos haber escapado del destino. Estoy seguro de eso.

Miró a su alrededor, todo lucía nuevo. La luna estaba completa, tan grande y tan cercana que parecía que podría aplastarlo. Respiró profundamente aquella briza de medianoche, aquel olor a nada que le recordaba tanto a su vida en el instituto. Y entonces en su cabeza apareció aquel pensamiento prohibido. Cerró los ojos y alzando el rostro hacia la luna dejó caer una lágrima. Sentimientos que no podía aceptar ni estando solo. Sentimientos sin sentido pero existentes. Sus manos temblorosas secaron las lágrimas y volvió a abrir los ojos. Tenía muchas otras cosas en qué pensar. Ya algunas horas atrás había rendido homenaje al cuerpo inerte de su padre. No obstante los funerales durarían unos días más ya que debían esperar a que el Amo Choi llegue a rendirle sus respetos a la familia en duelo. Sus pasos se hicieron lentos cuando divisó aquella laguna que tanto extrañaba, lugar predilecto de su memoria: no había ido ahí desde sus siete años, edad en la que su madre le contó la leyenda de su familia. Poco a poco fue despojándose de sus ropas hasta quedar completamente desnudo, hasta dejar al descubierto aquella marca en su espalda que nunca nadie había visto. Con la punta del pie tocó el agua helada, con un poco de temor fue sumergiéndose en aquel líquido que alguna vez albergó sus sonrisas al lado de su querida madre. Dejó que su cuerpo se adecúe a la temperatura del agua y cerró los ojos para despejar sus pensamientos. Sin embargo, no estaba solo. A unos metros de él unos ojos lo observaban. Usualmente, Hangeng hubiera notado esa presencia, pero estaba tan perdido en despejar su mente que obvió su entorno. Desde donde estaba situada esa persona solo podía ver una silueta en el agua pero sabía perfectamente quien era. No tenía poderes como los demás pero si algo había aprendido era a detectar aquella espalda que muchas veces se volteó cuando estaban juntos. Caminó lentamente hasta quedar al descubierto, camino con los ojos llenos de lágrimas y sorpresa al encontrarse frente a quien tanto había buscado entender. Parecía tan vulnerable, tan solo, tan dolido. ¿Qué le había sucedido? Henry se acercó un poco más y descubrió lágrimas en su rostro. Intentó contenerse pero no pudo y corrió hacia el lago, corrió a abrazar a esa persona que empezaba a congelarse en el frío de la noche. Lo rodeó con sus cortos brazos y se aferró sin decir palabra alguna, un niño inocente tratando de proteger a la bestia de su destino. Los ojos del mayor se abrieron de par en par el sentir la calidez del cuerpo de un ser vivo. Al sentir de nuevo, ese aroma que muchas veces lo hizo pecar. –Gege…- susurró Henry mientras ocultaba su rostro en el cuello del más alto. Las lágrimas volvieron a sus ojos y no pudo articular palabra alguna, ni siguiera se preocupó de ocultar aquella marca que nadie podía ver. –Él murió…- susurró el mayor para luego abrazar fuertemente el delicado cuerpo del menor.

Los ojos se me llenan de lágrimas, yo he nacido para ti, mi señor Choi. No obstante mi corazón nació para aquel ser de raza diferente. Nació para ser solo suyo. Allá afuera existen cosas desconocidas para mí, no obstante pecaminosamente bellas. Desde mi lugar, sin mover músculo alguno, puedo observar, a través de la rendija que genera la ventana entreabierta un hermoso árbol de flores rosas. No logro verlo por completo, pero lo poco que veo es fascinante, sus hojas caer y generan un mágico sentimiento en mí, el viento sopla suavemente allá afuera. El rosa de aquellas hojas en el suelo me recuerda a sus labios, aquellos que fueron míos. Besos de cereza los que me dio en la última noche que estuvimos juntos. Lo amo, sí, lo amo. Y entonces el ensueño se rompe, escucho gritos afuera de mi habitación; y poco a poco voy sintiendo que la energía vital, que me oprimía en este lugar, se va desvaneciendo. Mi amo, mi señor agoniza, gritan los de mi especie. Escucho los pasos de su padre. Escucho todo de nuevo. Es hora de elegir. Saltar por aquel lugar o quedarme aquí para siempre. Seguir mis caprichos o seguir mi destino. No lo sé. Mi cuerpo no piensa y se mueve rápidamente hacia la ventana, la abro, siento esa briza que movía las hojas rosas de aquel árbol. Que hermosa es la vista completa de aquel destino desconocido que estoy por abrazar caprichosamente. Lo siento mi señor, siempre me dijeron que yo nací para ti, me criaron para ti; pero hoy he decidido que yo, yo nací para mí y por sobre todas las cosas, para él. Escucho la voz de Sungmin, llama mi nombre pero no, yo he decidido este camino, sé que él no me detendrá, alzo la mano y arranco ese broche que me dieron para distinguirme entre los demás élites, aquel objeto que orgullosamente llevaba mientras no conocía el amor. A partir de este momento, he decidido convertirme en el enemigo de los míos. Sí, a partir de este momento, yo, Lee Donghae, traiciono a los de mi clan para vivir una vida llena de pecados, de tormentos al lado del ser que amo. Un último grito por parte de mi amigo se desvanece en la distancia, salto para dejarme caer en ese vacío que me lleva hacia ese árbol. Corro, corro sin rumbo. No importa donde, solo importa estar fuera del territorio Élite. No importa si es de día, pierdo fuerzas pero aún así puedo seguir. Su olor, su olor me llama, a algún lugar, me llama.

-Maestro.- susurró Hangeng entrando en la habitación del anciano pero no estaba. Miró hacia la puerta, donde Henry esperaba para entrar en la casa.- No es buena idea…- le susurró al menor mientras guiaba una de sus manos hacia su rostro. El más bajo se sorprendió frente a la caricia pero minutos después descubrió el porqué: el chino estaba usando un somnífero. Poco a poco sintió su cuerpo débil y cayó sobre los brazos de Hangeng. Lo mejor sería llevarlo a un sitio alejado, en esa casa solo había vampiros, si alguien descubría un humano podrían atacarlo y lastimarlo. Si su maestro no estaba en su habitación lo más probable era que esté en su casa del pueblo, rápidamente se encaminó a buscarlo. Él sería el único capaz de ayudarlo. Una vez en la gran casa se encontró con su esposa quien se apresuró por ver al menor.
-Aigo, mi Henry ¿Qué le ha pasado?- preguntó mientras examinaba el rostro del menor.
-Se quedó dormido.- contestó Hangeng intentando contener su sorpresa. Henry era el nieto de su maestro.- Anciana ¿Dónde está el médico?
-Ha ido a cortar yerbas medicinales. Coloca a Henry aquí- señaló una cama.- ¿Dormirás aquí? Es tarde para que vuelvas a casa, está muy lejos y te ves cansado. Ese viejo renegón regresará por la mañana, tú sabes cómo es…- criticó la anciana mientras iba hacia la cocina. No obstante para cuando volteó a ver a su invitado este había desaparecido.- tsk… vampiros.- renegó para luego seguir su camino.

Cual gato sigiloso caminó en aquella oscura noche, sabía de memoria el camino hacia aquella huerta escondida donde su maestro cortaba yerbas. Sus ojos brillaron al ver a lo lejos la silueta de un anciano. Apresuró el paso y a los minutos ya estaba detrás del mayor. “¿Lo sabías?” preguntó a lo que el hombre de edad asintió en silencio, sin siquiera inmutarse, continuó tranquilo cortando aquellas plantas medicinales. “Lo necesito tener lejos.” Amenazó el vampiro con desesperación y miedo en su voz a lo que el anciano sonrió de lado y siguió cortando las largas hojas de color ambar. “Negar algo es vivir en la ignorancia.” Finalmente dijo para luego mirar directamente a los ojos del menor. Bien sabía que su discípulo negaba sus sentimientos. “Está prohibido.” Contestó Hangeng clavando la mirada en el piso. Avergonzado de su pecado, avergonzado de sus sentimientos. Por primera vez hablaba claramente de lo que sentía. Sus mejillas ardían y su frente sudaba. “Él será mi sucesor… quieras o no, están ligados.” Ante aquella confesión el joven lo miró sorprendido. Acaso, ¿De todos sus nietos el elegido era aquel pequeño de grandes mejillas? No entendía el porqué, nada sabía de plantas medicinales ¿O sí? Nunca habló de aquello con Henry. El anciano acarició su cabeza y luego empezó a caminar de vuelta a casa. “Vamos, es hora de dormir.” Sonrió al ver tan vulnerable al vampiro. “Es hora dormir para los humanos…” dicho esto el más joven desapareció en la oscuridad de la noche, debía alimentarse.

Abrió pesadamente los ojos, le dolía todo el cuerpo, pero más que eso, le dolía el corazón. Su pecho se oprimía recordando aquel traicionero ataque de Heechul. Llevó sus manos hacia su abdomen donde quedaba la sensación del dolor. Miró a su alrededor, el cuarto estaba a oscuras pero no estaba solo, su padre lo observaba desde la esquina más oscura. No tuvo que preguntar, leyó en sus pensamientos todo el odio y rencor que sentía el mayor hacia el ataque y sobre todo, hacia el atacante. “Te lo imploro, no le hagas nada.” Suplicó desesperado a lo que n obtuvo respuesta alguna. Su padre era muy poderoso, ya había movilizado a todo un ejército para cazar al hibrido. Siwon se vistió rápidamente y caminó hasta su padre, intentando leer cada pensamiento para saber que decir frente a la humillación de su padre. “Deja que sea yo quien le de muerte.” Finalmente propuso el heredero, los ojos de su padre brillaron en la oscuridad cual gato. “Lo amas tanto, morirías en sus manos si te permito eso.” Respondió con dolor en sus palabras. Siwon bajó la cabeza en signo de derrota, cerró los puños con impotencia, no permitiría que nadie se acerque a Heechul. “Si no me permites eso, padre… yo me revelaré en tu contra y aunque me mates, lo defenderé. O me dejas matarlo o me uno a él.” Amenazó por primera vez a su progenitor. Tras sus palabras el hombre de edad le tiró una cachetada y salió ofendido de la habitación. Siwon alcanzó a leer en sus pensamientos que le era cedido el permiso.

Corrió rápidamente entre los arbustos al escuchar que lo buscaban, deseaba dejarse morir. S cuerpo temblaba al sentir los efectos del veneno en sus venas, si bien Siwon lo había convertido completamente, Heechul empezaba a desarrollar sus poderes y eso lo volvía vulnerable. Lo llenaba de dolor físico y mental. Además, su corazón estaba dividido. Había cumplido su venganza, pero le dolía haber matado al ser que más amaba. ¿Por qué el destino había sido tan cruel con ellos? ¿Por qué estaban destinados a matarse los unos a los otros? Cayó sobre sus rodillas al sentir que su cuerpo no daba más y cerró los ojos para ocultar de sí las lágrimas que surgían frente al recuerdo de quien amaba. La luna se tornó oscura y la noche se volvió negra, el frío caló hasta sus huesos y sus pensamientos lo único que buscaban era un cálido abrazo. De repente sintió unos pasos acercarse, abrió los ojos cual bestia dispuesta a atacar a lo que salga detrás de aquellos árboles, pero grande fue su sorpresa al descubrir un felino de piel gris. Sonrió melancólico, le recordaba al gato que tuvo cuando era humano, añoró a sus padres adoptivos y deseó nunca haber vivido todo lo que había vivido en aquel lugar. Y en su cabeza los pensamientos de los otros resonaron con fuerza, él también podía leer los pensamientos. Sujetó su cabeza para evitar escuchar toda esa bulla pero era casi imposible. Sus manos empezaron a arder con intensidad, todos sus poderes empezaban a acentuarse al mismo tiempo, haciéndolo doloroso y desesperante. Su piel comenzó a sentir la agilidad de Eunhyuk y la sensibilidad a los sentimientos de otros de Sungmin. La fuerza de Leeteuk y aquel inexplicable poder mental de Siwon. El lector de mentes de Donghae y otros poderes más que en algún momento fueron compartidos por sangre élite con quien lo transformó. Retorciéndose en el suelo húmedo de un oscuro bosque, se volvió poderoso, muy poderoso. “Fuera dolor…” gimió al sentir que su cuerpo no daba más y de repente, el dolor desapareció. Un último poder le era concedido, el que desarrolló por sí mismo, el ser capaz de controlar el dolor físico en su cuerpo. Sin dolor alguno y con los ojos brillantes se levantó como si nada hubiese sucedido, como si hubiese vuelto a nacer. Su sensibilidad le indicaba que su amor, su Siwon, no estaba muerto. Su lector de mentes le hizo saber que muchos lo buscaban para matarlo y su agilidad lo ayudó a escapar rápidamente de quienes venían por él. ¿Dónde esconderse? Debía volver para matar a los Choi. Debía hacerlo.

-Este es el trato, entrarás al Élite como prospecto de vampiro.- dijo Eunhyuk mientras Yesung lo miraba atentamente.- Si algo sale mal podrías terminar de postre ¿Eres consciente de lo que pides?
-Nada tengo que perder.- respondió frío y con los ojos perdidos en la fría noche.
-Siwon te transformará. Yo lo haría pero si lo hago me condenarán y no puedo morir aún, ese bastardo debe pagar por todo lo que le hace a mi amado Sungmin.
-No me interesan tus razones, solo déjame llegar donde Ryeowook.
-Él está en China, pero tengo entendido de que pronto volverá.

Adolorido y con el orgullo herido caminaba lentamente por las rejas que lo separaban del internado diurno. Recordando los hermosos momentos que vivió al encontrarse con Kyu. Pese a que nunca fueron nada, lo que sintió en aquellos momentos, antes de que la guerra se desate, fueron los mejores momentos de su larga y aburrida vida. Se dejó caer en el suelo para luego cerrar los ojos con desesperación, intentando no volver a sentir todos los golpes que su cuerpo tenía. Todas las marcas que había dejado su hermano al violarlo en aquel pasillo, al humillarlo. Y de repente unos cálidos labios se posaron sobre los suyos y sintió que su frío cuerpo empezaba a sentir menos dolor. Sorprendido abrió los ojos para encontrarse aprisionado entre los brazos de Kyu y el pasto. Le sonrió de forma sexy y luego se apartó un poco para que puedan hablar. Pero ni bien la luz de la luna apareció pudo notar los golpes en su cuello y en su rostro. Kyu se desesperó por preguntar qué le había pasado al chico de uniforme rosa. Este solo empezó a llorar con intensidad para luego estira los brazos y pedir una caricia. Kyu se acercó delicadamente y se aferró al mayor. Respiró su aroma y se embriagó con su esencia pese a sus oscuros planes, algo se había salido de control: sus sentimientos por aquel chico. “Hazme tuyo…” susurró el mayor de forma provocativa a lo que el menor no pudo negar sus instintos y se abalanzó sobre el rubio. Desesperado se deshizo de aquel uniforme de chica y contempló aquel hermoso cuerpo desnudo. Sabía quién había hecho esos moretones y no se lo perdonaría, el primer vampiro Élite que asesinaría era a Eunhyuk. Incluso si eso generaba odio en Sungmin, no iba a perdonar nunca a ese agresivo ser por lastimar la piel de la persona que amaba. Besó con delicadeza su piel, sintiendo la textura y sabor de un Élite. Técnicamente eran enemigos, pero estaba enamorado. Estaba rompiendo uno de los tratados más antiguos entre la dinastía Choi y la dinastía casi extinta de los Lei. Pero era momento de amar, de sentir, quizás el único que tendrían en sus 300 años de vida. Kyu era consciente de lo que había ido a hacer a aquel instituto así que solo se dejaría llevar en aquel momento. Deslizó sus manos hacia el miembro del mayor y empezó a acariciarlo lentamente, haciéndole sentir uno de los placeres más grandes. Luego lo introdujo en su boca y empezó a devorarlo con intensidad, los gemidos de Sungmin no se hicieron esperar, quien estrepitosamente empezó a gritarle que lo amaba, a gritar su nombre. Luego cambiaron de posiciones y le tocó a Sungmin el incentivar a Kyu a los minutos, al ver que el tiempo les quedaba corto, el chico rosa jaló del cuello al menor y le robó un beso apasionado, haciéndole probar de su propio sabor y mientras se devoraban los labios empezó a introducirse el miembro de Kyu en su entrada. Dolió, pero rápidamente aquel dolor se convirtió en un placer inexplicable con sabor a pecado. Quizás uno de los más grandes en la historia de los Élite. Quizás uno de los tantos inicios de la profecía de los Choi.

-¿Qué quieres, vampiro?- gritó ofuscado uno de los líderes de la manada de Kibum. Amenazante se acercó al chico Élite y lo alzó del cuello.- Preguntaré de nuevo ¿Qué quieres? Viniendo solo… estúpido vampiro, es venir a buscar la muerte.
-Si desean matarme, háganlo pero vengo a ofrecerles algo que quizás los ayudará a derrotar a los Choi.- sonrió cínico Donghae.
-¿Qué ganas tú? ¿Qué deseas de nosotros?- preguntó otro de los líderes caninos.
-Kim Kibum, que lo liberen de su condena y que me dejen ser su aliado en esta guerra.- sabía que lo que pedía era demasiado, pero si no se podía al menos podía morir en el intento.
-¿Cómo sabemos que hablas en serio?- preguntó el maestro de Kibum.
-He renunciado a mi clan por uno de ustedes. Estoy dispuesto a dar mi vida por él. Aunque sea algo incomprensible, yo lo amo.- explicó con los ojos llenos de lágrimas.- matenme si no están dispuestos a aceptar mi propuesta, no quiero vivir una eternidad sin él.

Continuará…

2 comentarios:

  1. Woah~
    Me ha encantado tanto este fic. Me estoy leyendo todo de a poco =)
    Ojalá y lo continúes pronto.
    Es por ti que me he vuelto fan del KiHae Dx
    Estoy intrigada con eso de la dinastía de los Lei. Yo creí que Kyu era un chico normal... como Yesung o Henry. Pero al parecer hay algo en él. ¿No? Quiero saber!! D=

    Un saludo enorme ^^
    Adioses~

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  2. @Kantan; muchas gracias por leer! *-*! yo feliz si te gusta <3 KiHae es loooove!! los amo hehehehe Cierto, los Lei... Ando trabajando en eso, ya pronto, ya pronto, lo prometo :)

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Ella quiere saber

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