Autor: Kainet
Titulo: My english teacher
Capitulo: Capitulo 7: Nueve
Fandom: Super Junior
Parejas: Sichul / Kihae / Hanry
Clasificación: Angst / AU
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.
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NUEVE
Nueve punto uno: soju.
Han pasado dos días desde aquel incidente, me siento pésimo pero sé que si lo busco ahora nada se solucionará. Me atrevo a pensar en que quizás empeorarán las cosas si voy a buscarlo. He sido un completo tonto, siempre que hablábamos le prometía que no lo juzgaría, y lo primero que le digo en una discusión acalorada son todos estos prejuicios que ya ni importan en mi interior. Ni sé por qué dije lo que dije, ni siquiera los creo ciertos. Somos personas muy diferentes, él vive con la libertad a flor de piel y aunque se equivoque, sigue adelante, impetuoso y orgulloso de sus errores. Yo, por el contrario, vivo regulado, ansiando no molestar a nadie; fijándome bien en cada paso que doy, arrepintiéndome y torturándome con casa error, incluso con los más mínimos. Junto las manos y cierro los ojos, quizás él, mi mejor amigo, me ayude en este momento de tanta desesperación y frustración. Hablar con Dios, mi mejor amigo, es siempre gratificante, a los minutos siento alivio y su amor y una sonrisa aparece en mis labios. Dejar que las cosas se dilaten es peor, Heechul es muy orgulloso, pero tiene un gran corazón, estoy seguro de que me perdonará.
El reloj marcó las nueve de la noche y ya toda la ciudad parecía dispuesta a dormir. Heechul suspiró desganado mientras buscaba calentar sus manos en su chaqueta. Había caminado durante horas, la pierna empezaba a dolerle pero aún así no deseaba volver a casa. No podía volver, no sin una explicación a su repentina decisión: retirarse de la academia. Ese lugar le gustaba, pero le hacía daño, lo mejor sería reprobar el curso de inglés y esperar el castigo de sus padres: irse a Estados Unidos con familiares de su madrastra. Aquella mujer, después de todo, no era tan mala, quizás era lo mejor que podría hacer, así y solo así olvidaría ese amor no correspondido hacia Siwon. Porque no le correspondía. Y sentir celos cada vez que veía a uno de sus mejores amigos era la peor tortura. Toda la situación era un caos y ya no podía más. Aquella incómoda situación con Jungmo, y aquellas hirientes palabras por parte del menor fueron el detonante. Es decir, podía soportar que todos lo miren, lo señalen, lo juzgue e incluso que lo odien. Amaba que lo odien, subía su ego. Pero ser juzgado por la mirada amable y analítica de Siwon, era el peor dolor que pensó experimentar. Ya no quería sentirse así, ya no deseaba experimentar esa presión en su pecho al recordar aquellas palabras. Ya no quería que sus palabras se entrecorten y que su orgullo se transforme en lágrimas cuando estaba solo. Le había dicho a Kenny que todo estaba bien, pero le dolía y mucho. Dio unas cuantas vueltas más, pensó en ir a la casa de Hangeng, pero lo último que quería era causarle problemas, ya estaba al tanto de los besos de práctica de su amigo chino y el profesor de inglés de modo que lo último que quería hacer era interrumpir alguna de esas prácticas. El frío se intensificó un poco, deseaba estar en casa, abrazar a su hijo y ver un buen anime; pero ni eso lo hacía sentir mejor. Continuó dando vueltas, pensando donde ir, cualquier sitio estaba bien, cualquiera menos casa. Su santuario, su habitación le recordaba demasiado a Siwon y lo último que deseaba era pensar en él. Más de lo que ya hacía. –Kenny ¿Estás haciendo cochinadas con Kibum?- bromeó Heechul mientras contestaba el celular. Escuchó las carcajadas de su amigo y sonrió también. Kenny era muy afortunado, no solo le gustaba a Siwon, sino que tenía un novio que lo cuidaba. Por momentos, se sentía celoso, pero luego reaccionaba y volvía a ser el mismo.- No, Darling…- jugó durante unos minutos el menor mientras se miraba en el espejo.- Hoy saldré a una discoteca ¿Quieres venir? Un chico me invitó y bueno, tus fans irán… pasémoslo bien y ya olvídate del mojigato ese…- Heechul rió escandalosamente, tenía razón.- te veo en ese lugar dentro de una hora… prepárate porque esta noche pierdo la soltería.- bromeó de nuevo antes de cortar la comunicación.
Corrió como pudo hasta llegar a aquella casa familiar, su madrastra no supo darle información sobre su hyung, su padre ni recordaba haberlo visto salir de su habitación y la única que se ofreció a ayudarlo en la búsqueda fue su hermana. Ella rápidamente marcó el número de su actual enamorado y preguntó por su hermanastro, Jungmo no supo que decirle solo que no estaba con él en ese momento.
–Si no está con Jungmo, está con Hangeng y si no va al restaurante chino es probable que esté con Kenny.- sonrió la chica a lo que Siwon le hizo una venia algo apresurado.- Disculpa…- lo detuvo.- Solo quiero preguntar si a mi hermano le va bien en su curso.- Siwon asintió en silencio esperando más información frente al repentino interés.- Es que mamá dice que si reprueba, se irá a Estados Unidos, con mi abuela… pero Uni… digo Oppa es inteligente, seguro le irá muy bien…- rió graciosa frente a la mirada alarmada del profesor.
-Es un gran alumno…- sonrió Siwon para luego despedirse y seguir su búsqueda. Le quedaban dos casas por buscar.
Hoy consigo novio, existen tanto que darían su vida por mí, tanto pero tantos que no debo deprimirme por la aparente ceguera crónica de Siwon. Tras cruzar la puerta de la discoteca, él estará completamente eliminado de todo mi sistema. Cual computadora, voy a formatear todo en mi corazón, quedará en blanco, listo para empezar a usar de nuevo. Sin fallas, sin dolor. Entramos junto a Kenny, nuestro club de fans nos espera, todos nos miran embobados y es que claro ¿Quién no lo haría? Somos un sueño hecho realidad. Y ahí está, el chico que será mi novio. Río coqueto al verlo sentado en la barra, tomando un trago elegante, parece vodka. ¿Cómo sé que él será mi novio? Es bastante simple, aquel chico de cabellos negros y mirada seria es el presidente de mi club de fans: Jay Kim. Camino sensualmente hacia él, cual fiera que analiza su alimento. Me mira idiotizado y luego saluda cordialmente, moviendo sus manos inquietamente, desea tocarme. Le sonrío y me siento a su lado para luego acomodar un mechón de su cabello, es muy guapo no sé porque nunca antes lo había notado. Intenta no incomodarme, sé que quiere sentir mi piel así que tomo una de sus manos y la coloco en mi cintura, me sonríe incrédulo ante mi cercanía. Me acerco mucho a su rostro y le sonrío, esperando que me invite un trago o me saque a bailar. –No soy bueno bailando pero si deseas hacerlo…- dice con las mejillas rojas. Río a carcajadas, no me gusta la idea de bailar, hoy solo quiero sentirme querido. Tomo de sus manos y lo jalo ante la mirada atónita de Kenny. –No creas que solo tú puedes ser promiscuo…- le bromeo a lo que ríe pervertido. –Detrás del DJ hay un cuarto de canto, como un karaoke, Kibum y yo utilizamos ese lugar para…. Afinar voces.- comenta para luego sonreírme de manera cómplice, sí, tiene razón. Hoy es la noche en la que me olvido de Siwon y todas sus tonterías hetero-religiosas. Tomando de mi mano me jala hasta aquel lugar, las luces son tenues y nos sentamos en el gran sillón circular que queda frente a la pantalla de karaoke. Se ve nervioso y yo también lo estoy, me pregunta si deseo que me cante, me río, pensé en hacer de todo menos en cantar. Quizás por eso, Jay Kim me atrae, tiene un poco de la ingenuidad de Siwon. Me acerco y lo acorralo contra el sillón, no soy de los que dominan pero me gusta jugar con mi presa. Al menos es lo que siempre digo aunque, debo reconocer que este es mi primer beso. Me siento sobre su cuerpo y dejo que sus manos me acaricien, no me desagrada pero en mi cabeza existe otra persona. Volteó desesperado a tomar su licor y dejar que mi mente olvide todo raciocinio. La temperatura sube, pero no pasamos de las caricias y los besos apasionados, me gusta, no voy a negarlo pero por más alcohol que haya en mi sangre, solo puedo pensar en Siwon. Su piel quema y ya siento frío, quizás esta noche no solo consiga un novio, mi primer beso sino también mi primera vez. Jay susurra palabras tiernas en mi oído, me promete el mundo y el universo, quizás más. No me importa solo acepto, necesito sentir que yo sigo siendo el centro de mi mundo. Necesito reafirmar que lo más importante en mi vida soy yo y no Siwon. –Vamos a mi casa… no es adecuado hacerlo aquí.- me propone, me río. Ya empecé, no hay marcha atrás. Estamos por salir de la habitación cuando mi celular empieza a sonar. Es Kenny, se me hace raro que me llame, contestó mientras Jay acomoda su camisa. –Darling… él está aquí.- dice nervioso. ¿Quién? Miro a Jay se ve listo para irnos acomodo mi cabello y trato de pensar. -¿Quién? Kenny lindo, no iré a tu casa iré…- escuchó un suspiro nervioso a lo que la borrachera se me quita de golpe.- Hyung, hablemos. Has bloqueado mi número, pero no el de Kenny.- es Siwon, cierro el celular, no quiero más sus juegos de buenos amigos. Dejo el celular sobre la mesa del karaoke y salgo del brazo con Jay. Nos escabullimos para que nadie nos vea y a los minutos estamos en su departamento. Como dije, esta noche, no hay marcha atrás.
Anoche no logré encontrarlo, se escuchaba demasiado enojado y tiene razón. Yo lo ofendí. Camino por los pasillos de la academia, ansiando que hoy venga a clases, perdido en las mil formas de pedirle disculpas que inventé anoche. Y entonces, una carcajada sonora, es Kenny, me apresuro a buscarlo y los encuentro a ambos en la sala de prácticas. Heechul oculta sus ojos detrás de lentes oscuros, se ve avergonzado, pero no me detengo a pensar en eso, me inclino hacia él y le pido disculpas. Se queda en silencio durante unos minutos para luego ignorarme por completo. –Oh, no seas tan cruel… míralo.- bromea Kenny a lo que volteó a sonreírle. Toma un poco de agua y se cruza de brazos. –No me gusta la gente que juzga.- susurra a lo que lo miro perplejo, tiene razón. Yo también detesto a las personas así pero en ese momento, no pensé las cosas. No sé ni porque dije esas cosas. Kenny se aleja al ver pasar a Kibum y nos deja solos en la sala. Lo miro atento mientras él finge no prestarme atención. –Ayer casi interrumpes mis “cochinadas”…- clava sus palabras, de forma lenta e hiriente. No respondo nada a lo que sonríe egocéntrico. –Ya que más da. Me iré… solo hagamos como que nada pasó.- se saca los lentes, los limpia y luego se los coloca de nuevo. ¿Irse? Me desespero, me acerco. No quiero. -¿No hay forma de que no te vayas?- mis palabras lo enojan repentinamente y una cachetada se hace dolorosa en mi mejilla. Duele, pero me lo merezco. –Perdóname hyung, pero no dejes la academia. Es por tu bien.- tomo de sus manos y busco abrazarlo, como cuando un gato te araña y buscass dominarlo acariciando su cabeza.- estoy harto.- reniega cuando consigo abrazarlo. No comprendo sus palabras pero me siento mejor ahora que lo siento entre mis brazos. –Realmente lo siento…- susurro a lo que empieza a golpear mi pecho con enojo. –Eres un estúpido…- solloza. Beso su frente y lo abrazo aún más fuerte. -Hyung, lamento haberte herido.
Es cálido, es agradable, pero doloroso. Siwon, dueles como amigo. Mi orgullo se retuerce en sus mentiras al sentirte tan cerca y a la vez tan distante. Lo que daría por robarte un beso hoy. –Hyung, yo te quiero tanto…- susurras levantando mi rostro, me siento nervioso pero sé que eres incapaz de colocar tus labios. O quizás no. Un corto y suave beso se deposita en mi mejilla, muy cerca a la comisura de mis labios. Una vez leí una frase en internet, decía ‘Darle amistad a quien busca amor es como darle pan a quien muere de sed.’ Se trata de uno de los dolores más exquisitos existentes. Se trata de aquella amistad perdurable que atesoras en tu corazón, negando cualquier sentimiento extra pero que en tus noches más solitarias, te descubres llorándole al amor no correspondido. Cierro los ojos al sentir que el beso se prolonga, trato pero me es imposible y nacen las lágrimas. Debes creer que lloro por enojo o capricho, pero lloro por ti. –Hyung, realmente te quiero…- susurras de nuevo para volver a colocar un beso en mi mejilla. Un poco más cerca a mi boca. Que ganas de que te equivoques y me beses, al menos por error, en los labios. Acaricio tu cabello y cierras los ojos esbozando una sonrisa. Qué momento tan intimo, tan perfecto. –Hyung, no pienses que soy pervertido.- ríes para luego apresurarte a darme un beso en los labios. Mis ojos se abren de par en par al verte alejarte con rapidez. Enmudezco ante el gesto y tu ríes.- me gusta demostrar cuando quiero.- explicas para luego soltarme. Siwon, no debiste hacer eso, porque pese a que es solo de amigos, ahora, siempre que pueda, te robaré besos de la boca al menos hasta que el destino y mi aburrimiento, nos lleven por caminos diferentes.
Nueve punto dos: okama.
Aquel día, minutos antes, Kenny se había burlado estrepitosamente ante su ‘mal de amores’, nada mejor que reírse de los demás para olvidar los problemas propios. Heechul le confesó, atormentado y confundido que no había sido capaz de acostarse con Jay. Algo que en cierta medida le alegraba el día. Algo raro empezaba a notar en Choi Siwon y lo mejor había sido que ‘eso’ no haya sucedido. Miró melancólico su vaso de soju, estaba embriagándose solo, en pleno medio día pero no le importaba. Algo dañaba estaba su sonrisa: estaba cansada de fingir que todo era una gran broma. Estaba asqueado de tener que sonreír día a día. Y aunque no lo deseara, siempre terminaba haciéndolo. Siempre sonriendo, siempre ocultando sus verdaderos sentimientos. Miró su reloj con dificultad, el licor hacía que sus sentidos se vuelvan torpes. Ya casi era la hora de clase con Kibum. –Maldito bastardo.- renegó colocándose la chaqueta para ir a estudiar. Aquella mañana, mientras se besaban con intensidad pudo sentir ausente a su novio y sin tener que investigar supo la razón: Donghae. -¿Qué sucede?- preguntó en ese momento, el mayor sonrió con ternura y buscó sus labios para distraerlo con un beso. El colegial se enojo demasiado, era el colmo. La gota que desbordaba su paciencia. Ya no estaba dispuesto a soportar más el silencio y la amabilidad de su sonrisa. Entró como pudo en el salón donde el profesor de inglés se alarmó al verlo en semejante estado etílico. Kenny empezó a hacer un escándalo, tratando de hacer público su amorío. Kibum lo tomó fuertemente del brazo y prácticamente lo arrastró hasta la sala de profesores, donde, para suerte suya, solo estaba Siwon.
- ¿Puedes cuidarlo?- preguntó el cachetón mientras le tapaba la boca a Kenny.- si lo descubren estaremos en problemas. Siwon asintió en silencio, preocupado por su amigo. Corrió por un vaso de agua mientras intentaba llamar a Heechul.
–Tsk… siempre tan amable. Pobre mojigato, no eres diferente de Kibum ¿Lo sabes? Par de hipócritas…- dijo Kenny cuando recibió el vaso de agua. Siwon lo miró anonadado, era la primera vez en su vida que el menor le hablaba de forma tan hiriente y directa. -¿Crees que no lo sé? ¿Qué no noto en tus ojos ese deseo reprimido?- el más alto enmudeció ante la mirada fiera del colegial. –Ya supéralo, Choi Siwon. Yo jamás sería tu novio.
-¿D-de qué hablas Kenny?- Siwon no podía concebir la idea de que fuese cierto lo que estaba diciendo Kenny. Es decir, de seguro era una broma.
-¿Crees que no sé qué te gusto? Desde el primer día, ansías que yo termine con Kibum… lo repito, yo jamás me acostaría contigo, así no queden más hombres en el mundo. Nunca. Never.- chilló a lo que el otro se apresuró a taparle la boca para evitar alboroto. Su corazón dolió, pero más que eso, dolió el saberse traicionado. De seguro Heechul le había dicho a Kenny. Sonrió amable para luego mirar su reloj, lo mejor sería esperar a que termine la clase, que se le pase la borrachera y fingir que esa confesión nunca sucedió.- toda la vida haciéndote el muñequito de torta… aburrido. ¿Crees que puedes resultar atractivo siendo siempre complaciente?- se rió cínico Kenny- escucha bien mis palabras Choi Siwon, fíjate en la basura que soy y no vuelvas a desearme nunca más…- amenazó para luego pararse como podía.- suéltame- chilló histérico al verse ayudado por el más alto.- las personas que siempre sonríen como tú y yo, me sacan de quicio, no somos más que un puñado de hipócritas. ¿La vida es buena? Es una gran basura, una asquerosa mentira.- tras conseguir equilibrio empujó a Siwon y salió corriendo de la sala de profesores. Siwon sonrió nostálgico, estaba enojado, pero más que eso lastimado. Acomodó su camisa y luego marcó el celular de aquella persona. Él y Heechul, debía hablar bien las cosas. Para cuando se topó con Kibum en el pasillo le advirtió de su novio, estaba fuera de control. Cambió una clase con el cachetón y le recomendó que arregle las cosas, Kenny no estaba bien.
Sé que está enojado por lo de la mañana; pero esto es el colmo. Chiquillo caprichoso, ¿Por qué has llegado a esto? ¿Tanto daño nos hacemos? El que mi padre se hospede en casa de Donghae no tiene porque sacarte tanto de tus casillas. Es decir, no estoy preparado para que los demás vean a mi padre. Mi relación con él no es tan buena como para dejar el pasado atrás. No puedo. Papá lastimó demasiado, incluso ahora, sigue lastimando. -¿Qué tienes?- finalmente lo alcanzo en uno de los callejones adyacentes a la academia. Esta sentado en el piso, con la mirada perdida, como cansado de llorar. Me siento frente a él a lo que reacciona enojado y araña mi mejilla cual gato callejero. –Te odio.- susurra para luego esconderse entre sus brazos y llorar. No comprendo su actitud, ha habido peores momentos en los que hemos tenido crisis. ¿Por qué ahora hace tanto escándalo por lo de mi padre? –Mi padre es la última persona que desearía que conozcas.- le explico buscando sus manos para generar una caricia. Se suelta y me golpea agresivamente. –No es por lo de tu padre, idiota.- sus ojos se ven heridos. –Nunca lo sabré si no me lo dices.- le reprocho su falta de comunicación a lo que bufa enojado. A veces Kenny, puede ser demasiado infantil. Empiezo a enojarme ante su actitud. –Deberías saberlo, a… quizás estabas demasiado excitado en la mañana, mientras me hacías tuyo, quizás pensabas demasiado en Donghae al punto de que no te diste cuenta de que susurrabas su nombre y no el mío…- tras decir aquello se levanta imponente y me da la espalda. Se cruza de brazos esperando, quizás que yo diga o haga algo pero estoy tan perplejo como él. Eso es imposible, yo jamás haría algo tan inconsciente y cruel. –OKAMA…- susurra con ira. Me levanto del suelo, cual resorte. ¿Cómo es que conoce esa palabra en japonés? –Antes de que me golpees… déjame contarte la historia más triste…- susurra secando sus lágrimas. Lo miro en silencio mientras él se gira hacia mí y me devuelve la mirada.
Okama, la palabra que debes odiar más en el mundo. A mis cuatro años me descubrí usando ropas de niña, descubrí también a la persona a la que amaría el resto de mi vida. Muchos niños, no tienen memoria de esos días pero yo sí. Porque mi vida cambió aquella fría mañana en el barrio asiático de Estados Unidos. Mamá siempre sufrió de alucinaciones y tendía a vestirme de niña, pese a que yo no lo era. Nadie notaba aquello, ni siquiera mi padre. Aquel día los chicos japoneses te estaban golpeando, yo, a mi corta edad, poco o nada comprendí del porque alguien tan tierno como tú podría ser objeto de burlas y heridas. Llorabas abrazado a tus rodillas mientras ellos pateaban todo tu pequeño cuerpo. Eras mayor que yo, pero te veías tan triste y solo; tan desprotegido. Cogí unas cuantas piedras y se las lancé a aquellos chicos de origen japonés. –Anta no otosan ha okama desu yo. Bakayaro.- gritaron al verse impotentes de no poder golpear una niña. Sangrante te acercaste a mí y me abrazaste cálidamente. En ese momento me juré que mi vida sería solo para ti. Si, Kibum, solo para ti. Con el paso del tiempo nos hicimos amigos, pese a la diferencia de edad. Siempre fui tu pequeña amiga en ese barrio tan hostil, hasta que pudiste escapar de tu padre, hasta que pudiste viajar a Corea del Sur y me dejaste solo, sin poder confesarte que yo, era como tu padre: okama. Okama, es una palabra denigrante que muchas veces odiaste escuchar y que muchas veces más escuché mientras crecía. Significa travesti, homosexual, gay. Tu padre y yo nos conocimos por eso. A mis once años, seguía vistiéndome como mujer, ansiando que Oppa venga por mí de Corea del Sur. Nunca volviste y yo tuve que escapar de casa para empezar a ahorrar junto con tu padre y poder ir en busca de ti. Aún recuerdo la última vez en la que tu padre me ayudó. Aquel día, a mis catorce años, tras años de trabajar en el mismo cabaret que tu padre, juré a mi viejo amigo que volvería con su hijo. Si Kibum, yo soy esa niña que siempre fue niño. Yo soy el compañero de trabajo de tu padre. Soy quien llegó a vender su cuerpo por conseguir dinero y viajar en busca de un futuro a tu lado. Grande fue mi sorpresa cuando te descubrí como profesor practicante de inglés en la secundaria en la que estudiaba en Corea. Oculté el hecho de mi inglés fuese incluso mejor que el tuyo tan solo para tenerte cerca. Y así, te conquisté. Conquisté tus hormonas, porque desde la primera vez, tú me deseaste. Lo supe desde que me besaste apasionadamente en el baño de la secundaria media. Hoy, sintiendo que te pierdo, siento que pierdo todo por lo que luche. Siento que las lágrimas que derramé y las personas a las que lastimé ya no tienen valor alguno. ¿Acaso no sabes lo difícil que fue lograr que mi hermana no te diga que estaba al tanto de todo esto? ¿Por qué crees que le chocó tanto cuando le dije que éramos pareja? Kibum, yo he dedicado mi vida a ser lo que quieres y sin embargo, hoy en la mañana, mientras me hacías tuyo, susurraste el nombre de otro. ¿Crees que es poco el motivo? Te miro analizarme mientras lloro la historia más triste, mi historia. Estás demasiado sorprendido de saber que yo, soy esa niña.
-Eres Kenya… mi pequeña vecina…- finalmente dijo Kibum tras escuchar la confesión de Kenny.
-Oppa…- lloró el menor para luego ocultar su rostro entre sus manos.- Nunca volviste… algo debía hacer… tenías que conocer a mi verdadero yo. No supe que era un chico sino hasta que te fuiste. Ya era demasiado tarde, estaba tan enamorado como ahora. Pero asumo que tú nunca lo has estado. Asumo que tu corazón es para otro…- derrotado cayó sobre sus rodillas y se abrazó fuertemente. Kibum se acercó lentamente y lo jaló del brazo. Como no hubo ninguna negativa, simplemente se dedicó a abrazarlo, a besar su frente y luego sus lágrimas.
-¿Quién dice que no te quiero?
-No necesito que lo digas…
-Entonces, déjame demostrártelo… Kenny.- le sonrió para luego depositar un suave beso sobre sus labios. –Los problemas con mi padre siguen igual… pero asumo que ese hombre se alegrará al verte.
Aún no comprendo cómo es que él y su padre pueden ser tan diferentes. Pienso y pienso y no encuentro respuesta alguna. Me limito a observar a la dama de edad que tengo al frente, es hermosa. Mi hermano mayor se ha escondido en su habitación frente al ataque de risa que le dio al ver que el padre de mi profesor de inglés es una señora hecha y derecha. A simple vista, pude haber creído que era su madre, no obstante, su voz lo delató. Ellos dos, tienen la misma voz y las mejillas grandes, esos son los dos únicos rasgos que tienen en común. Aquella persona de edad es muy alegre y cómica, le arranca sonrisas a mi madre, quien hace mucho no lo hacía. Mi cuñada lo adora, es todo un experto en moda. No cabe en mi cabeza como Kibum no puede querer a su propio padre. ¿Qué problemas guarda su pasado? Cómo ansío saberlo todo, cómo ansío que me cuente su historia, así como yo le conté la mía. -Así que tú… pequeño pez, eres el novio de mi precioso hijo ¿No?- pregunta repentinamente, analizándome detenidamente. Me sonrojo ante su forma directa de hablar y niego con la cabeza. Mi madre ríe divertida junto a mi cuñada, es quizás, que ellas no conocen de Kenny. -No.- río de forma divertida para ocultar el dolor en la negación.- Kibum es mi profesor y amigo. Su novio… su novio se llama Kenny.- explico a lo que mi familia me mira atenta. Ellas saben de mi dolor. -¿Kenny? ¿Kenny Woo?- pregunta emocionado, con los ojos brillosos a lo que asiento en silencio. Sorprendido de que conozca el apellido del mencionado.- sabía que llegaría lejos, aigo… mi yerno- ríe divertida, pero su felicidad repentina me asusta y lastima.
Continuará…
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