Fanfic Serial: Monster -The leyend Cap 1

Autor: Kainet
Titulo: Monster - The Leyend
Capitulo 01 : Agonía
Fandom: Super Junior Only
Parejas: Sichul / Varias
Clasificación: Angst / Au / Lemon

Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.

--------------------------

AGONÍA
Capitulo primero

“Cuenta la leyenda que entre nosotros nacerán traidores, no se sabe cuántos, solo se sabe que ellos traerán al acabose a nuestra raza, a nuestro dominio y darán apertura a un nuevo legado...”

Su cuerpo ya no era su cuerpo, era, ahora un ente frío que descansaba hambriento debajo de una piel tan pálida como la nieve. Sus marrones ojos tenían, ahora, una chispa carmesí que denotaba su sanguinaria especie. Sus cabellos, bastante largos, se mantenían con ese color naranja pero ahora lo usaba sujeto en un moño algo caótico. Pese a la sangre que acababa de consumir de un animal del bosque sus ansias por beber sangre humana aumentaban. Era una tortura permanente, no siempre frecuentaba el pueblo cercano, pero cada vez que iba a comprar algunas cosas se topaba con esos instintitos asesinos en su interior. Miró su rostro en el reflejo del lago donde se había detenido y, tras arreglar sus cabellos, siguió su camino. Sus pasos se hicieron lentos y temerosos cuando vio a lo lejos aquella pequeña casa donde en algún momento fue feliz. Apresuró el paso y tocó la puerta. Minutos después una mujer de edad avanzada abrió la abrió. -Madre…- susurró el pelirrojo para luego buscar un abrazo. La había extrañado tanto, no obstante sintió temor en el aroma de su madre. Estaba al tanto de que ya no era como antes, pero nunca la lastimaría. La soltó rápidamente y analizó la casa, todo seguía igual, como cuando se marchó en busca de la venganza. Como cuando sus padres adoptivos le pidieron que no los abandone. –Él murió…- susurró arisca la mujer mientras se sentaba en un rincón de la casa, como si estuviera frente a una especie de monstro. Sus ojos se hicieron llorosos y expresaron demasiado pánico. El gesto en su rostro rayaba en la locura, Heechul se asustó, lentamente se acercó a ella y se arrodilló para quedar frente a frente. ¿Quién había muerto? ¿Su padre? En silencio empezó a llorar, sintiendo demasiada impotencia. Tenía tantas preguntas, tantas dudas. -¿Cómo?- cuestionó a lo que la mujer se alejó un poco de él, como si fuese repugnante y sujetó su cabeza con fuerza, como deseando no recordar.

Un año después de la partida de su hijo adoptivo la casa continuaba con la depresión constante y esa sensación de haber perdido a alguien querido. Ella, su madre adoptiva, sabía el motivo de su ausencia; no obstante, él, su padre, lo ignoraba. Los días se volvieron silentes sin aquella risa escandalosa. Incoloros, sin esos rojos cabellos merodeando la cocina o el taller. Pese a que él se volvió más y más enfermizo, nunca dejó de sonreírles, incluso el día de su partida, lo hizo con una amplia y fresca sonrisa. Quizás era su mecanismo de defensa. Pasado un año, ambos estaban más acabados, más cansados, sin un motivo o una razón para vivir: Heechul ya no estaba, su amado hijo se había ido. Un día frío y sin sol llegaron ellos. Aquellos seres espigados de piel pálida y ojos granates. Con bellos rostros y un aura asesina difícil de esconder, pese a su elegante caminar. Ella supo, desde que los vio, que eran como su hijo. Él los recibió en su casa, ignorando que no iban con intenciones pacificas. Los sentó en su sala, les atendió durante unos minutos y esperó sus palabras. –Venimos del colegio Élite, en representación del director y el fundador de la institución.- sonrió felinamente el mayor de los cuatro presentes. Todos lucían impecables, con trajes negros que contrastaban con su piel.- Verán, su hijo fue admitido en el internado nocturno hace un tiempo. El señorito Choi, fue el encargado de su admisión por tal motivo decidimos investigar sus orígenes. No cualquiera ingresa en nuestra institución.- aclaró mientras revisaba unos papeles que le alcanzó un acompañante de aspecto feminoide y cabellos plateados.- Pese a que el no viene del linaje de los Choi, ha sido parte de nosotros…- el silencio de los padres era evidente, ellos no sabían lo que su hijo hacía desde que se marchó. Estaban muy orgullosos de él al saberlo dentro de tan importante institución. –Pero se equivocan, señores. Mi hijo si está ligado a los Choi.- aclaró su madre a lo que su compañero de toda la vida la miró sorprendido.- No sé si me corresponde informarles pero Hee es nuestro hijo adoptivo… su madre trabajó muchos años para los Choi.- finalizó a lo que el caballero élite gruñó disgustado: aquella mujer sabía más de lo que decía.- ¿Es consciente de lo que somos nosotros?- interrogó a lo que la amable madre cambió su mirada a la de una fiera.- Sé lo que le hicieron a mi hijo y su motivo para ir al Élite.- respondió secamente mientras tomaba de la mano de su inocente esposo.- Su hijo está siendo buscado por intento de asesinato.- informó el más pequeño de los vampiros. Ambos padres se sorprendieron mucho pero guardaron la compostura, si su hijo había hecho algo debía tener un motivo, lo conocían y confiaban en él. –El amo Choi nos ha enviado con un solo motivo.- sonrieron los cuatro no vivientes.- Y es el devolverle al traidor lo que le dio a nuestro señor, el dolor de ver sufrir a un ser amado. Hora de comer, hijos míos…– dicho esto rápidamente tres de los élite rodearon al padre de Heechul y lo asesinaron frente a su amada esposa quien era sujetada por el líder.- Mira bien como agoniza ese miserable ser humano, grábalo en tu memoria para que tu hijo lo vea cuando venga en tu búsqueda.- susurró cerca al oído de la mujer.

Su madre lo miró atemorizada y temblorosa cuando Hee intentó acercarse; no necesitaba que le diga lo sucedido, lo leyó sus recuerdos. –Perdóname. -lloró mientas se arrodillaba de nuevo frente a ella. Todo era su culpa, todo era por su maldita venganza. Aquella que no podía dejar ir. Tomó de las manos de ella y las llevó hacia su pecho, dejándole sentir su corazón adolorido al ver en esos recuerdos. –Tu verdadera madre nunca pudo decirte la verdad sobre tu padre, Heechul. –susurró la mujer mayor mientras intentaba alejarse. Sus ojos llorosos que de un momento a otro se volvieron inquietos e inseguros lo observaron fugazmente y una sonrisa apareció en sus labios. –Tú no sabes la verdad, verdad que te destruirá…- el más joven pudo notar que el débil cuerpo de su madre tenía algo diferente a cuando se marchó, si bien los Élite la habían dejado vivir, estaba marcada con el veneno. La infectaron tal cual se infectó él. –Madre…- susurró tratando de tocar la marca en su cuello a lo que ella retrocedió asustada.- Lo mataron, lo mataron y me convirtieron en aquello que lo mató…- confesó llevándose las manos a la cara para cubrirla como si eso fuese suficiente para borrar su desdicha. Heechul empezó a llorar de impotencia, al parecer los Choi buscaban darle más razones para su venganza. Se acercó lentamente, tomó de su rostro, lo acarició delicadamente y besó su frente. –Yo acabaré con esa agonía, madre…- finalizó listo para asesinar a su madre, quizás deseando que en algún momento Siwon hubiera hecho lo mismo con él. Si lo hubiese matado cuando se lo pidió nada de lo ocurrido tendría lugar. Sus ojos desbordantes de lágrimas observaron por última vez a aquella mujer que le dedico su vida.- Hijo mío, tú debes saber la verdad, lo mereces. Ella, tu madre, me confesó cuando éramos jóvenes que tu… - el más alto colocó sus largos dedos sobre los labios de ella y silenció ese secreto que ya conocía pero que no deseaba escuchar. –mi padre debe estar esperándote. – finalizó para luego arrebatar la poca vida que quedaba en el cuerpo de aquella mujer. Fue rápido y corto, casi no le dolió. –Mi madre te confesó que yo soy hijo ilegítimo de un caballero Choi.- susurró alzando en brazos el cuerpo inerte de su madre. La recostó sobre su cama y la cubrió con blancas sábanas; besó su mejilla y se marchó de aquella casa. Sus pasos se hicieron pesados pero ya no había marcha atrás, debía enfrentar su destino.

Aquella noche en la que mis manos se tiñeron de sangre, sus ojos me miraron piadosos, aquella noche me supe incapaz de vivir sin él. No obstante no logré matarlo. Ese día, tras escapar y no verlo morir, ese día creí haberlo logrado. Me desvanecí en los brazos de un antiguo amigo, quien me ayudó a llegar a Girasoles. Ese día decidí dejarme morir, tendido en la cama de Yesung, lo desee así. Lo había matado y ya no tenía motivos para mantenerme con vida. No obstante, a las horas, escuché en mi cabeza un susurro suyo. Creí estar loco y huí de la habitación de mi amigo. Y ahí, tendido en el bosque, esperando que su padre me busque y me asesine por mi insolencia, desarrollé esta cruz. Sufrí al desarrollar dones, dolió, pero cuando todo se quedó en silencio, escuché su voz de nuevo: seguía vivo. Y yo condenado a una nueva agonía, una que he mantenido durante cinco largos años: buscar matarlo de nuevo. Pero está vez, busco morir a su lado.

Nana, una hermosa mujer quien entró a la casa de los Choi cuando apenas cumplía los diecisiete años, de cabellos negros como la noche, piel blanca y ojos felinos. Era encantadora, siempre tenía una sonrisa en los labios fue así como consiguió robarle el corazón a muchos de los miembros del grupo Élite. Entre ellos, el gran amor de su vida, el padre de Heechul. Un caballero de fino cuerpo y elegancia absoluta. Hermano menor del amo y señor de ese clan, hermano del padre de Siwon. Desde la primera mirada ellos compartieron un amor silencioso. Los largos cabellos del joven caballero, sus ojos grandes y sus labios rojos cautivaron a aquella ama de llaves. Juntos empezaron un amor prohibido, él estaba comprometido con una joven de su especie; ella, era una simple empleada de los Choi. Pasó el tiempo y se hizo insoportable, ninguno podía negar sus sentimientos y una noche en la que la luna se escondió, ellos se hicieron uno. Nadie hubiese detectado esa unión de no haber sido porque Nana, la bella Nana, enfermó: estaba embarazada de un mitad humano, mitad vampiro; un hibrido. Los síntomas fueron los de un envenenamiento, típico en el cuerpo de un ser humano al llevar un bebé de esa especie. El gran amo Choi ordenó el destierro de su pequeño hermano por mezclar las razas y deshonrar a su prometida. La condena para Nana, fue peor: ella y su hijo alimentarían a su segundo primogénito, cuando llegase el momento indicado. No obstante, ella fue engañada y le dijeron que le dedicaría su vida a los Choi. No parecía un castigo tan malo, además el bebé que llevaba en su vientre podría continuar con vida. Fue duro, nunca más volvió a ver a su amado, pero nunca perdió la sonrisa, ella vivía por su hijo, por Kim Heechul. Para cuando su pequeño hijo cumplió los tres años, nació su verdugo: Choi Siwon.

Continuará…