20 abr 2011

Fanfic Serial: Chocolove - Cap 12

Autor: Kainet
Titulo: Chocolate & Love (AKA Chocolove)
Capitulo: 12
Fandom: Super Junior, SHINee, TRAX
Parejas: Sichul / Varias
Clasificación: Angst / Au / Lemon / Secuela

Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.

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12° Bombón

“Toda existencia es sufrimiento.”- Susurró Yunho con los ojos inmersos en aquella carta que le acababa de entregar Heechul. No se preocupó más que de leer aquellas últimas palabras de la única persona a la que amó en toda su vida. Sus ojos se volvieron impotentes y con mucho rencor arrugó la hoja de papel para luego tirarla a sus espaldas. Desafió con la mirada al recién llegado. Ya sabía de la existencia de aquel papel, no obstante nunca supo de su contenido. Aquel contenido que exculpaba al mayor de toda la responsabilidad de la muerte de Jaejoong. –Puedes creer que he perdido la razón, pero yo no busco vengar a Jae.- sonrió cínico para luego empezar a rodear a Heechul, dando círculos perfectos como si fuese una fiera observando su presa. El silencio del otro hizo evidente la pregunta. Entonces ¿Qué buscaba? –Busco destruirte. Kim Heechul.- sentenció para luego arrancarle el pijama y tirarlo contra la cama. Una vez más, lo violaría. Una vez más dañaría, rompería la dignidad y orgullo del nombrado.

Cerró los ojos con impotencia al sentir como ese dolor agudo volvía. Como ese asco se apoderaba de su garganta y como su piel se erizaba al sentir a Yunho tocándolo. Mordió desesperado sus labios para reprimir cualquier grito. Sabía que su padre estaba en la habitación de al lado, lo último que deseaba era despertar el odio de su padre. Su intento de proteger a Siwon había fallado, sentía que ya no podía. Sentía que moriría aquella tarde en la cama de Yunho. Sus lágrimas marcaron la pálida piel de su rostro y sus manos temblorosas se aferraron a la espalda del que estaba sobre él, así dolía menos.

Por primera vez, sintió que ese ser, se rendía. Lo observó durante unos segundos. Su mirada estaba en blanco, perdida y llena de lágrimas. Su cuerpo temblaba y sus labios sangraban al reprimir los gritos de dolor. ¿Cómo podía rendirse? ¿Por qué? ¿Ya era suficiente? Estuvo por detenerse cuando escucho de su boca un susurro ligero. –Toda existencia es un sufrimiento, lo leí alguna vez con Jae… Pero enseguida decía que el origen del sufrimiento es el anhelo. Jae anhelaba verte feliz pero eso le causaba sufrimiento. Pensaba que si confesaba su amor, generaría sufrimiento. Fue egoísta, decidió por los dos… Pero ¿Por qué tiene que ser mi culpa?- tras aquellas palabras entrecortadas Yunho detuvo sus embestidas. Tenía razón. ¿Por qué era culpa de Heechul? Si bien fue su obsesión y el motivo de la inseguridad de Jae, Hee nunca buscó acaparar a ninguno, simplemente pasarla bien.

Salió de su interior, asustado. Aterrado de conocer la verdad, mejor dicho, de aceptarla. Nunca antes otro ser viviente le había dicho lo que alguna vez rondó su cabeza cuando estuvo en la cárcel. Si bien los padres de Jaejoong le echaron la culpa de haberlo inducido al suicidio, Heechul nunca tuvo la culpa. Si bien tampoco dijo nada para defenderlo, tampoco lo acusó. Simplemente desapareció con Jay Kim. Debió ser traumático para él, descubrir a su amigo y amante muerto en una bañera. También era víctima de aquello tan doloroso. También pasó días de días sin dormir, llorando en silencio durante las noches para sonreír falsamente a la mañana siguiente.

Fuera de la habitación, con los ojos llenos de indignación, estaba el padre de Heechul, escuchando aquella conversación. Escuchando el dolor de su hijo. Aquel hijo que negó. Secó sus ojos y siguió su camino a la cocina. Si de alguien había heredado el orgullo era de él. Aquel hombre era demasiado viejo y demasiado testarudo como para aceptar que se había equivocado con su hijo. Se sentó en la mesa y con las luces apagadas empezó a beber su medicina. Llevaba días sin poder dormir, de algo debían servir esos sedantes que Yunho le había regalado. A la hora bajo su inquilino, conversaron unos minutos y cuando llegó la hora de dormir los dos volvieron a sus respectivas habitaciones, encontrándose con Heechul en el pasillo. Ambos lo ignoraron, así como ignoraron su dolido caminar, su rostro golpeado y sus ojos perdidos.

-Chiquito. ¿Puedes venir por mí?- preguntó Heechul fingiendo serenidad mientras se colocaba una gorra y unas gafas para cubrir sus heridas. Tomó una chompa grande y se cubrió mientras escuchaba como Siwon corría desesperado para ir a verlo. Caminó como pudo hasta la puerta de aquella gran casa, aún sin comprender cómo es Yunho lo había dejado salir con vida. Preguntándose cómo es que su padre no lo había golpeado. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando Siwon llegó con su auto, sacó fuerza de donde no la tenía y corrió a sus brazos donde se refugió en un profundo silencio. Silencio que alertó demasiado al menor. Preguntó varias veces qué sucedía pero los labios de Heechul se negaban a contestar tan dolorosas respuestas.

Observó como caminaba adoloridamente, como una mancha morada trataba de ocultarse debajo de esos enormes lentes de sol y como su querido gatito parecía perdido en sus pensamientos. Sus labios estaban pálidos y tenían una pequeña herida en la comisura. Sus manos temblaban de rato en rato y volteaba a mirar hacia atrás con gran pánico, como si sintiera que alguien los seguía. Siwon se preocupó aún más cuando al tocar su mano, este saltó asustado.

-Gatito, por favor dime qué ha pasado.- interrogó por última vez.
-No te lo puedo decir.- respondió mientras ambos entraban al departamento.- Pero ya no tendremos más preocupaciones.- agregó mientras se sentaba en el sofá y dejaba que sus gatos le hagan cariños.
-Tenemos un hijo más…- bromeó Siwon mientras sacaba de su pierna a su nuevo regalo.- ¿Te parece si lo llamamos Baengshin?
-¡Omona!- Chilló Heechul para luego desesperarse en estirar los brazos y buscar abrazar a aquel gatito.- Baengshin, que nombre tan peculiar, gracias.- sonrió, finalmente para luego estirar los labios y pedir un beso adolorido.


Una vez más, frente a frente. Leeteuk volvió a mirar mal a aquella chiquilla. Era, de seguro ya la futura esposa de Kangin, solo eso explicaría el topárselos juntos en dos ocasiones. Suspiró resignado, los ignoraría. No obstante al pasar por su lado Kangin lo tomó fuertemente del brazo y lo jaló hacia él.
-Hyung, te presento a mi pequeña prima. Prima, él es Teuk, la única persona que tiene a tu oppa mal.- explicó ásperamente a lo que el rostro de molestar en el mayor cambió a una de sorpresa. ¿Había escuchado bien? ¿Prima? Momento, ¿Él era el único? Sonrió fingidamente para luego soltarse de la mano del corpulento Kangin.
-Un gusto, estoy apurado.- explicó brevemente.

El menor y su prima lo miraron desaparecer entre la multitud. Impotente y lleno de enojo Kangin dejó a su prima y corrió detrás del otro. Había demasiadas personas en aquella transitada calle de modo que no logró encontrarlo. Siguió buscando durante una larga hora hasta que cayó en cuenta de que ese no es más que el mero camino al edificio. Corrió apresurado en busca de su hyung y tras buscar por todos los pisos lo encontró en la terraza. El viento corría de forma desordenada y a su paso revolvía el cabello semi-ondulado y casi rojizo que ahora tenía Leeteuk. Su perfil parecía dibujado en aquella noche tan oscura. Al verlo, Kangin, enmudeció. Quiso articular palabras pero la sensualidad y delicadeza que brotaban de la piel del otro, lo idiotizaban. Lentamente se acercó, cuando ya estaba bastante cerca, él volteó sus ojos hacia el recién llegado. Estaba llorando. Kangin se sintió débil y solo atinó a abrazar al mayor. Después de tanto tiempo, volvían a estar juntos.


Lentamente su mano fue soltándose de aquella última caricia. Sus ojos se adormilaron un poco y una sonrisa de felicidad apareció en aquellos labios pálidos. La habitación de hospital se llenó de lágrimas y silencio. Su esposa pronto dormiría y no volvería a despertar. Eunhyuk lloró en silencio cuando ella finalmente cerró los ojos. Se acercó a su frente y besó suavemente esa parte de su rostro. Tras constantes operaciones, el corazón de ella nunca se recuperó. Los primeros meses de casados ocultó su enfermedad pero ya cuando el dolor era insoportable tuvo que confesar su condición real. Desde entonces fueron a diversos doctores, pero ella solo consiguió empeorar. Nunca la amó como ella a él, sin embargo fue una gran compañera. La única mujer a quien pudo hacer su esposa. La única persona que alivió el dolor que Sungmin dejó. Se aferró desesperado al cuerpo inerte de su joven esposa y le pidió, inútilmente, que no lo deje.

-Tú me juraste resistir, Bin.- lloró impotente cuando las enfermeras le pedían que se aleje del cuerpo para preparar los funerales.- Dijiste que pronto te repondrías.
-Señor, por favor. Deje que retiremos el cuerpo, ella ya no está con nosotros.- le pidió el doctor de cabecera de su esposa.

Eun soltó el abrazo para luego cubrirse el rostro con consternación. ¿A quién buscar? ¿A quién llamar? A los minutos sintió un abrazo cálido y un beso en su mejilla. Donghae, Kibum, Ryeowook, Yesung y Shindong estaban ahí, apoyándolo en uno de los momentos más difíciles de su vida. Mientras pasaban las horas llegaron Hangeng, Henry, Kangin y Leeteuk. Heechul y Siwon demoraron un poco más debido a la condición del primero y el trabajo del segundo. Todos se miraban nerviosos ante la interrogante más importante. ¿Quién le avisaría a Sungmin? ¿Debían decirle? Era amigo cercano, pero también sabían de todo lo que había sucedido entre ellos dos. Quizás era necesario contactarlo, quizás lo mejor era guardar silencio. El mono se abrazó a sus amigos e intentó hacerles creer que estaba bien, no obstante, no era así.


-Estoy harto de que siempre estés ayudando a Zhou Mi- le reprochó Sungmin para luego bajarse del auto de su novio y tirar la puerta. El menor suspiró enojado dentro del auto. ¿Algún día maduraría? Obvio que no podía dejarlo solo en ese lugar. No era tan inconsciente. Se mantuvo estático, ignorando el berrinche del otro hasta que finalmente no pudo controlarse más y hecho una fiera bajó del auto.
-¿Hasta cuándo vamos a seguir con las inseguridades? ¿Tan poco confías en mí?- reprochó enojado sabiendo que sí, le había sido infiel una vez más con Zhou, pero aquello fue debido a la fiebre. Quién salió corriendo del departamento fue Sungmin cuando se enteró del matrimonio de Eun. ¿Con qué cara reprochaba su amistad con Mimi?- Claramente se ve que tú aún piensas en Eunhyuk ¿Digo algo al respecto? ¿Me comporto como un niño estúpido? Dime ¿Eso quieres que haga? ¿Quieres que en esta relación seamos dos niños estúpidos e inseguros?- y es que cuando se enojaba Kyu podía ser muy sensual como hiriente. Los ojos de Sungmin empezaron a llenarse de lágrimas pero se mantuvo firme mirando mal al otro. Como un niño resentido. –Quien está harto, soy yo.
-Kyuhyun…- Sungmin intentó acercarse pero se mantuvo caprichoso.- Eres un idiota.
-Sí, tienes razón, soy un pobre idiota que soportó demasiado. Si tú no puedes aceptar que yo sea amigo de personas valiosas. Si tú no puedes aceptar que si bien eres importante para mí, no eres la única persona que me preocupa, entonces… deberías dejarme.- dicho esto tiró fuertemente la puerta del auto y empezó a caminar por la carretera. Quien se iba era él. Estaba en su tope. Podía amar mucho a Sungmin pero eso era el colmo. Se había enojado solo porque Zhou Mi fue a su casa para dejar unos libros que Kyu le había pedido.

Caminó perdido por la carretera, de seguro Sungmin ya se había ido. ¿Estaría bien? No era muy bueno manejando. Suspiró resignado, de seguro estaba en el mismo lugar donde lo dejó. Llorando amargamente y maldiciendo su nombre. Tomo aire y empezó a correr hacia donde estaba el auto, cuando ya estaba cerca, lo vio dentro del auto, abrazando sus rodillas como niño pequeño, escondiendo sus caprichosas lágrimas entre sus brazos y la gran capucha rosa con orejas de conejo que traía puesta ese día. Dio un paso más cuando su celular empezó a sonar, tomó la llamada, quizás no debió haber respondido. Era Ryeowook para avisarle que la esposa de Eun acababa de fallecer. Miró asustado hacia el auto, desde donde Sungmin lo miraba con los ojos empapados en dolor. Cortó la comunicación y corrió a abrazarlo, tan fuerte como pudo. ¿Cómo decirle? Tomó entre sus manos el pequeño rostro del conejo y besó sus labios, le pidió disculpas y luego el otro también hizo lo mismo.

-Bin ha muerto.- dijo casi en un susurro cuando ya ambos estuvieron calmados. Sungmin miró confundido a Kyu, no podía creer lo que acaba de escuchar. Nunca pensó que el menor fuese capaz de darle aquella noticia, pensó fingir no haberse enterado ya que minutos atrás, cuando estaba solo, Eun lo llamó y le dijo aquello. Es por eso que lloraba con tanta intensidad. Sintiendo que su corazón estaba dividido. Tras las palabras dolidas de Hyuk. Ahora venía Kyu y le decía eso, confirmando que él si confiaba. Que él si era maduro como para soportar la idea de que Sungmin vaya a ese velorio. -¿Quieres que te lleve?- cuestionó para luego sentarse en el asiento del conductor. El mayor asintió en silencio a lo que ambos fueron a aquel lugar.


Aquel país le era tan desconocido. Pero ahí estaba, cínicamente buscando a quien no quería verlo. A quien lastimó de sobremanera. Buscado a No Min Woo, su Rose. Tenía en mano la dirección que sus detectives le habían entregado. Después de todo, Jay era una persona de dinero. Caminó durante unos segundos hasta que encontró el edificio. No era nada modesto, de seguro Minho lo estaba pagando. Subió hasta el número en su dirección y tocó el timbre de aquel lugar. A los minutos abrió la puerta alguien desconocido.

-Creo que me he equivocado, busco la casa de Rose.- dijo en un precario japonés, esperando que aquel hombre indique el departamento del frente o el del costado.
-¿Uhm? ¿Rose? Está dormido.- respondió a lo que Jay examinó a aquella persona, era muy mayor para ser pareja de Taemin. Traía solo las pijamas de abajo y se veía como si recién se hubiese levantado.- ¿Lo despierto?- insistió al notar que el coreano estaba en pleno silencio.
-¿Quién eres? ¿Vives aquí? ¿Novio de Taemin?- lo llenó de preguntas a lo que el japonés sonrió nervioso.
-Soy el profesor de Taemin. Novio de Minwoo. No vivo aquí, solo pasé la noche. ¿Tu eres amigo de Corea? ¿Quieres pasar?
-No, volveré otro día. Gracias.- Jay hizo una venia y caminó robóticamente hasta el elevador. Una vez dentro se dejó caer en el piso y cubrió su rostro. ¿Rose con novio? Dolía, el corazón dolía. Y aunque no tuviera derecho, lo seguía queriendo.


Zhou Mi corrió detrás de aquel chico tan parecido a aquella persona que tanto amaba. Corrió y corrió hasta que sus piernas no dieron más. Corrió hasta que no pudo más y gritó desesperado el nombre de aquella persona. Volteó y con los ojos llenos de lágrimas corrió al encuentro del chino. Se saludaron emotivamente, ambos volvían a encontrarse, pero algo faltaba, alguien.

-¿Dónde está Junho?- le preguntó Zhou Mi a Junsu, el hermano de su todavía novio. Ante semejante pregunta el recién llegado partió en llanto. Tan dolido, tan confuso. El chino miró aterrorizado con miedo de seguir preguntando.
-Él nunca quiso abandonarte. No lo odies, por favor.- le pidió a lo que Mimi se confundió aún más.- Ven, vamos a tomar un café, te contaré lo que ha pasado durante todos estos meses.
-¿Tiene otra persona?- preguntó con miedo, casi pánico de que la respuesta sea afirmativa.
-No, para él nunca hubo otro, él solo podía amarte a ti.
-¿Por qué hablas en pasado? ¿Ya no lo hace?- Zhou Mi se desesperó a lo que Junsu se asustó.
-Zhou, debes ser fuerte. Lo que te voy a decir es muy difícil de explicar. Junho no va a volver nunca más a Corea. Junho se fue muy enfermo de aquí. Junho murió hace un mes.- ante aquellas palabras el chino se quedó estático, sin saber qué decir o cómo reaccionar. Era como si acabasen de clavarle un puñal en el pecho. Directamente en el corazón. ¿Estaba muerto? Eso era imposible, negó con la cabeza varias veces, cuando finalmente reaccionó. Negó con la cabeza mientras las lágrimas desbordaban de sus ojos. No quería aceptar aquella información, de seguro era una mala broma. De seguro en unos minutos aparecería su Junho para decirle que todo era una mentira.- él se contagió de VIH en su trabajo… y no quiso obligarte a verlo morir. Siento tanto dolor como tú, perdóname por no decirte, pero él me hiso jurar que nunca te lo diría. Hoy rompo mi juramento porque tú mereces saber la verdad.
-Eso no puede ser verdad. Es una broma ¿Cierto?- sonrió generando una mueca rara a lo que Junsu lo abrazó fuertemente.- Es una broma, tiene que serlo… no puede ser verdad… no…
-Tengo algo que darte, pero hoy no puedo. Pronto iré a tu casa, te llevaré algo que él me dejó para ti. Trata de aceptarlo por favor, para mí también ha sido duro…

Continuará…

4 comentarios:

  1. por la asdasdasdasd
    como!!!!!!! T.T
    lo senti tan cortito u.u
    mas porfaaaaaa

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  2. wow kainet, hacia siglos que no me pasaba por aquí! la ultima actu que leí fue el 11! he vuelto a entrar hoy y no me podía creer que hubieses actualizado!!!

    (dah, igual no te acuerdas quien soy, pero te seguía en Fans and Fics~~)

    espero que actualices pronto, me haces llorar!! quiero mas D:

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  3. Onegai, actualiza. ONEGAI!!!....

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  4. conti please TT.TT del año pasado quiero terminarla de leer esta muy buena aun que no quiero que mi heechul sufra mas quiero que el sichul sea feliz

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Ella quiere saber

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