4 ago 2013

Fanfic Serial: Kaerimichi no rabu song 2

Autor: Kainet
Capitulos:
2/5
Fandom: 
NEWS
Parejas: 
TeoMassu / TegoPi /RyoUchi
Clasificación:
 Angst / Au
Proceso: TERMINADO


Capítulo 2

Un día más llegó, Massu estaba cansado de los reflectores, cansado de sonreír y fingir que era feliz. Esa era la imagen que siempre proyectaba a los demás, le dolía la cabeza, no dejaba de preguntarse una y otra vez cuándo se había convertido en alguien tan falso. Mordió su labio inferior y se dijo a si mismo que una persona con una eterna sonrisa simplemente no existía en este mundo.

Miró a su mejor amigo, sonreía como nunca, estaba feliz ya que le tocaba hacer sección de fotos con Yamapi. Los observó detenidamente, dolía mucho, de repente el más pequeño sacó su celular y  acercándose mucho al líder, colocó algo en sus labios, trató de morderlo. Los ojos de Massu se desorbitaron  al mirarlos, parecían una pareja, pero mirándolos bien Yamshita-san lucía como el padre de su amado Tegoshi, sonrió ante tal pensamiento.

El alboroto causado por su mejor amigo era inminente, para no ser descubierto, ya que los demás lo miraban extraño, caminó hasta donde se encontraba Ryo y se tomó una foto similar con él. Hizo lo mismo con Koyama. Finalmente caminó hasta donde estaba Massu y simplemente tomó de su vaso de jugo. Jugando a ser su mejor amigo y a conocer sus pensamientos cuando no sabía absolutamente nada sobre los sentimientos del más alto.

Repentinamente los ojos de Massu entristecieron, no paraba de preguntarse por qué hacía fanservice con ellos y no él, supuestamente eran mejores amigos. No existía excusa alguna para semejante desplante. Massu mostró una vez más aquella sonrisa que siempre mostraba ante la cámara y caminó hasta su puesto para continuar fotografiándose con Ryo. El camarógrafo le repitió una y otra vez que sus ojos lucían tristes, que cambie de mirada, pero era imposible.

Tegoshi le sonrió a lo lejos, desde su punto de vista, se habían reconciliado, pero para Massu era solo fingir que estaba feliz. Luego de las fotos, el pequeño se pegó al líder como si fuera un chicle, el más alto solo le sonrió. Yamap a veces eran tan despistado. Observó Massu. En parte era lo mejor aunque eso lastime a Tegoshi, era lo mejor.

Todos conversan de todo y de nada pero de repente notaron cierta vibra extraña entre ellos. Koyama y Shige, no se hablaban, no se miraban, normalmente se la pasaban abrazados, pero aquel día parecía que una muralla de hielo los separaba. De repente el silencio fue interrumpido por un estrepitoso grito de Uchi, que le reclama a Ryo haberle mordido la oreja, ente tal comentarios los demás sonrieron algo nerviosos.

Era probable que Nishikido lo mandara a volar en cualquier momento, pero no, le sonrió de forma tierna, para luego besar su mejilla. Susurró palabras de amor y dejó que su rostro se esconda en el cuello de su novio. Hubo un sonrojo casi inmediato al notar que todos los observaban. Uchi no le dio importancia. Eso era cotidiano.

Miré hacia otro lado para pensar en otras cosas entonces le descubro, mi niño tan lindo, sus cabellos se mueven lentamente con una suave brisa que entra por la ventana que el acaba de abrir, sus ojos infinitos y perfectos se pierden en el horizonte. Tegoshi, estás pensando en lo feliz que serías con él ¿Cierto? Me duele ver una pequeña sonrisa aparecer en tus labios, tímida pero pura y real, estás soñando despierto. 

Mi líder solo toma una revista y empieza a leerla, debemos esperar que lleguen los periodistas para dar una entrevista. Koyama finge dormir pero presiento que su reacción tiene mucho que ver con Kato, este solo se sienta frente a el y lo observa como esperando alguna reacción. Kei-chan permanece inmutable, como si nada le importara, la pareja juega mientras Kusano come. Y vuelvo a observar a mi pequeño, sus ojos brillan, el sol esta por ocultarse pero la luz que emana de sus ojos es más resplandeciente, calienta mi corazón, se impregna en mi piel, si tan solo yo existiera para él, como él lo hace para mí. Si tan solo esos hermosos ojos me miraran a mí.

Muerde de rato en rato sus labios, ¿En que piensas mi amor? acomoda sus cabellos y vuelve a perderse en el horizonte, ahora ya oscuro. De repente voltea a verme, me sonríe como siempre y camina hacia mi, trato de no sonrojarme, pero me es imposible. Coloca sus fríos y delicados dedos en mi frente y me pregunta inocentemente si tengo fiebre, me dice estar preocupado porque no es la primera vez que me encuentra “afiebrado”, me río y le digo que es extraño, que nada tengo que es solo cansancio. Se apoya en mi hombro, dejando caer el peso de su cabeza, delicadamente sus cabellos resbalan por mi cuello, haciéndome cosquillas, me río ante el contacto, levanta la mirada y en silencio me pregunta sobre aquella risa, le sonrío y le digo que su cabello esta largo y que me hace cosquillas. Se ríe, pero luego su mirada se desvía, directo a él, inconscientemente deja salir un suspiro de sus delineados labios, como duele sentir sus sentimientos tan cerca, mi pecho puede sentir lo rápido que su corazón late al observarlo ¿Acaso tú, no puedes sentir mis latidos?

-Tanto te gusta…- le susurro, ante lo cual se levanta repentinamente, mira a todos lados, no quiere que nadie me escuche, me mira enojado. Luego lo mira a él que ni se ha movido de su posición, está tan entretenido con la revista que ni nos ha escuchado. Baja la mirada para cubrir su sonrojo, me tira un pequeño golpecito en el pecho, no sabe cuánto duele su reacción.
-BAKA!- grita haciendo que todos volteen a vernos, los miro a todos, lo miro a él, unas cuantas y diminutas lagrimas quieren escaparse por sus ojos, pero ¿Qué le sucede? Solo le he preguntado si le gusta, ¿Tanto le enoja que lo conozca tan bien? ¿Tan poco confía en mí?, todos nos miran, la mirada del líder lo pone pálido. El silencio es algo que no tolero, no en situaciones así, todos saben o creen saber lo que sucede, pero nadie sabe qué hacer. Yamap se levanta, deja caer la revista en el sofá donde minutos antes había estado sentado y sale de la habitación. Incluso Koyama ha reaccionado, nos mira asustado, Ryo con cierto enojo nos reprende
-¡Tarados! ¡Me han asustado! Omae… - señala a mi mejor amigo- deja de hacer escándalo, acaso no han escuchado a Pi decir que ya están afuera, espero que no te hayan escuchado.
-Pobre Yamap, tendrá que explicar su arrebato, claro si la prensa los ha escuchado- lo apoya su enamorado
-Espera… ¡Yo no he dicho nada!- me defiendo- además…- lo miro molesto- en fin yo solo comente algo, no entiendo que tanto te enoja… voy a peinarme para salir a ayudar a Pi-  me mira con los ojos llenitos de lagrimas, quiere llorar, pero no entiendo porque, bajo la mirada y camino hasta el baño, Kusano trata de hacerlo reír con sus tonterías, Uchi llama a la maquilladora para que cubra con delineador las inminentes lagrimas.

De camino a casa me detengo en un café, no tengo ganas de encontrármelo en este momento, no comprendo su comportamiento, pido un café, unos cuantos postres y me dedico a comer. Es de noche y hace frío, como extraño aquellas noches en las que dormíamos juntos, cuando recién empezamos y vivíamos juntos. En aquel entonces yo no sabía de mis sentimientos, siempre pensé que era un puro amor de hermanos, el se abrazaba fuerte a mi pecho y dormíamos. Soñando con ser famosos, luego de nuestro primer single como dúo, todo cambio, aquel cosquilleo en mi estomago al sentirlo cerca mío, aquella ilusión al verlo entrar, todo era distinto, lo que estaba sintiendo era amor. En un primer momento pensé que era correspondido, ya que desde que nos conocimos el siempre me seguía y siempre me decía lo mucho que me quería, pero después de un tiempo me di cuenta de que su amor era solo de amigos, hermanos quizás, era cariño, no era amor.

Recuerdo cuando peleábamos, el solía escribirme cartas, como las que muchas veces me leyó en el shonen club, aquella vez que me dijo “Daisukidayo” sentí que mi corazón iba a salirse de mi pecho, pero luego reaccioné: él lo decía porque estábamos frente a miles de fans, el lo decía pero no con los sentimientos que yo quería que sintiera. Miro mi último postre, es su postre favorito, bueno, es el que puede comer, a mi niño no le agradan mucho las cosas dulces. Solo por mi comía cosas dulces, tantas tardes juntos viendo películas de terror, comiendo helado, obligándolo a comer helado, era tan divertido, era tan especial sentir su mano aferrarse a la mía cuando le daba miedo la película. Que especiales eran esos momentos, al menos para mi, una leve sonrisa aparece en mis labios, anunciando aquellos bellos momentos.

-¿Puedo?- una voz familiar me saca de mis memorias, es Shigeko, lo miro confundido ¿Cuándo llegó? ¿Cómo llegó? ¿Qué hace aquí? Mira mi rostro y me sonríe, sabe de mis preguntas con tan solo ver mi rostro, no por gusto es el inteligente – Le dije a Koyama que me gusta- sonríe tratando de ocultar sus lagrimas- Pensé que él sentía lo mismo, pero después de besarlo salió corriendo de mi casa- baja la cabeza lentamente y mira fijamente un tenedor, lo observo en silencio, tomo su mano y le doy fuerzas, si quiere hablar aquí estoy para él- Massu… me ignora por completo, no me saluda, no me mira, nada… ¿Tu reaccionarías así si Tegoshi te hiciera lo mismo?- esta desesperado, lo siento en su mirada, está sufriendo.
-Uhm… veamos, así que te gusta Koyama- le sonrío y logro robarle una sonrisa, no quiero que llore- Bueno son mejores amigos, él no debería reaccionar así… quizás solo necesita tiempo Kato. Dale un tiempo…- le vuelvo a sonreír
-No me has contestado… ¿Tu reaccionarías así con Tegoshi?- busca mi mirada pero la oculto entre mis cabellos, si Tegoshi me dijera eso yo sería el hombre más feliz del mundo- ¿Lo harías?
-Tegoshi jamás me diría algo como eso, nosotros solo somos amigos- le sonrío- no hay más que cariño de hermanos entre nosotros
-Te gusta…- dice bajando la cabeza- lo he notado… y a él le gusta Yamapi, ¿Verdad?
-Por qué eres tan inteligente… siempre descubres todo Shige… - no sé que decir, tiene razón, bajo la cabeza y le cuento mis problemas.

Luego de algunas horas, cuando la noche esta avanzada, decidimos continuar la charla en mi casa ya que él aún vive con Koyama, una vez en mi departamento empezamos a tomar. El sake deja que nuestros cerebros no piensen bien, pero felizmente estamos en un lugar donde la prensa no puede llegar, Shige llora de rato en rato, esta triste. Yo también lo estoy, entonces saco de mi bolsillo aquella carta que le escribí pero que nunca se la entregue. Él toma una guitarra y empieza a tocarla, acompañando aquel verso que nació solo para mi pequeño Tegoshi

“Mi voz llama de rato en rato a tus ojos,¿Algún día me miraran a mí?Te amo…¿Lo sabías? Apuesto a que no…Esto que siento es para siempre¿Estarás a mi lado por siempre?Ne~* ¿Existe Masuda Takahisa para tu corazón?Estos sentimientos los llevo ocultos tanto tiempoQue ya forman parte de mi piel,Como un rompecabezas,
Si descubres donde empieza,
Entonces podrás ver lo que guarda mi alma para tu corazón¿Que tipo de personas son las que se miran todo el día?Pequeño yo he nacido para contemplarte,Porque Dios te hizo perfecto para mi, ¿Acaso no lo sabías?Te amo…Llamo a tu corazón, ¿Alguna vez me regalarás palabras de amor?Ne~* la vida nos ha unido, pero ¿Solo para ser amigos?Yo sequé tantas veces tus lágrimasDime mi amor, ¿Quién secará las que ahora derramo por ti?No sueltes mi mano amor, esto es para siempreAunque solo seamos amigos, no quiero alejarme de ti… nunca más…Si esto es amor, entonces te amoY ya no le temo a nadaNo me importa si me lastimas,Yo nací para amarte y cuidarte…¿Ves aquella estrella azul en el cielo?Brilla para ti, brilla por tu sonrisa,
Yo brillaré siempre para que nunca se borren de tu rostro.Quédate a mi lado y yo siempre cuidaré de ti…
Mi pequeño gran amor….”

No terminé de cantar la canción, un Tegoshi totalmente enfadado abrió la puerta de mi departamento y entró. Tenía aquellos pijamas rosados que alguna vez le regalé, que tierno se veía, pero estaba enojado. Nuestro “ruido” no lo dejaba dormir, miró muy feo a Shige y por supuesto a mi, clavando en mi corazón aquel puñal silencioso de su reproche. Lo tomó del brazo, le quitó la botella de sake y lo envió a dormir. Después de unos minutos, se puso de cunclillas frente a mí, tratando de mantener el equilibrio, tocó mi frente, seguro pensaba que tenía fiebre. Me miró con cierto reproche al notar lo ebrio que estaba, luego sus ojos cambiaron, estaba triste, preocupados, algo en sus ojos me hizo sentir tan insignificante en un dos por tres y casi fue un susurro pero lo escuche “Debes decirme que te está pasando Massu… este no eres tu…” tocando mi frente por segunda vez, no recuerdo muy bien que pasó luego, solo se que mis labios fueron atraídos a los suyos como un imán. Terminamos en el suelo yo sobre él, acorralándolo contra el suelo, apoderándome de aquellos labios, aquellos hermosos labios que tenían un dueño y no era yo.


Continuará…

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