15 sept 2013

102 Breakups: Pride & Distance - Two-Shot

Título del fanfic: 102 Breakups: Pride & Distance
Parejas: SiChul / ft. Gunhee
Tipo: Yaoi / Two-Shot
Género: Angst, Drama, AU.
Clasificación: Rating {M}.
Advertencias: Altamente Angst.
Descripción: POV de Heechul en su durante y después enlistamiento, pensamientos, sentimientos, etc. Una separación, un amigo que toca la puerta un buen día. Es un twoshot depresivo y ya.
Comentario del Autor/a: Todo lo escrito y publicado a continuación es producto de mi imaginación, eviten tirarme piedras si son Gunhee shippers. Gracias.


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Dedicado a Aura.



102 Breakups: Pride & Distance


Para cuando me di cuenta, era demasiado tarde. Había empezado a sentirme triste, nostálgico, solo. Y es que cuando las ocupaciones cambian y aumentan, algunos lazos se estiran, se hacen más lejanos. Es increíble cómo alguien que era muy cercano puede convertirse en un completo desconocido. Incluso entre los mejores amigos sucede. Con los amantes, también. ¿Cierto, mi príncipe? Al principio te negabas a ver lo que ya mis pensamientos pronosticaban. Era inevitable la separación, el distanciamiento, como quieras llamarlo.

De alguna manera empezamos a vivir en mundos diferente, a hablar idiomas diferentes. Siempre hemos sido muy distintos pero ahora no se trataba de eso, te sentía lejos, ajeno a mí. Los cansancios diarios ya no eran los mismos. Hervía de celos cada vez que leía en Internet sobre tus acercamientos a los otros. Una y otra vez me lo repetí, es tu trabajo.

Es nuestro trabajo. Algo tan infantil como celos no debería lastimarme, pero te amo tanto que en algún momento, la soledad y la inseguridad me hicieron perderle la fe a ese ‘nosotros’ que tanto extraño ahora. La única precisión que tenía era eso: estaba y me sentía solo. Y esa soledad lastimaba, molestaba, perturbaba. Yo debía cumplir con mi deber cívico, ellos debían seguir luchando por nuestro sueño llamado Super Junior.

Y sucedió lo que tanto nos negábamos y lo que tanto prolongábamos. Luego de mis primeros cinco meses en el servicio militar, peleamos. Cedí ante mis inseguridades infantiles, armé todo un escándalo, tan grande que incluso algunas fans que siempre me acosaban, llegaron a escucharlo fuera de mi departamento. Hacías gestos, estirabas las manos, intentabas abrazarme, buscarme, calmarme. Uno, nunca un capricho mío fue tan grande. Dos, llevabas días enfermo, trabajando, viajando. Tres, me cegué por completo, rompí los girasoles que habías comprado para mí. Cuatro, estabas cansado, tu cuerpo y tu mente no daban más. Cinco, la soledad me carcomía, me sentía dejado de lado. Cuatro, llegaste a tu límite, lo superaste y sobre-esforzaste tu amor. Tres, mi rabieta no tuvo límites, tiré contra la mesa un portarretratos nuestro. Dos, se rompió como se rompió algo en nosotros. Uno, ese ‘nosotros’ empezaba a morir.

Los demás trataron, hasta el cansancio,  seguir en contacto conmigo, pero poco a poco dejaron de tener tiempo para este viejo amigo que se iba sumiendo en un mundo algo extraño. Los días se hicieron rutina, las comidas perdieron su sabor y las noches se tornaron aburridas. Yo, trataba de ser sarcástico conmigo mismo, me burlaba diciendo que casi muero de hambre al no saber preparar un ramen instantáneo. A decir verdad lloré amargamente al sentarme solo en una mesa a comer. Yo podría comer la comida más espantosa del mundo, la comería feliz si fuese con algo de compañía de ellos. En soledad los sabores se intensifican más y no pasan fácilmente. La rutina me empezó a tragar con sus grotescas pautas, sentía que me estaba perdiendo en lo mismo o quizás me estaba perdiendo a mí mismo. No lo sé. Las noches se convirtieron en un silente Heebumie que nunca agradecía el atún que devoraba mientras yo me asfixiaba en el soju, mis lágrimas y la soledad.

Siwon, mi príncipe. ¿Recuerdas aquel día nefasto? Aquel en el que no toleraste más mis caprichos y berrinches, frente a tu cansancio me dijiste que ya no podías más. Que ya habías tenido suficiente y que por nuestra salud mental era mejor volver a ser solo amigos. ¿Solo amigos? Ese día me escondí en mi orgullo, te empujé fuera de mi casa, chillé histérico que no quería nada de ti. Mentí. ¿Yo qué soy sin ti? ¿Tú qué eres sin mí? Corrí por todo el lugar durante horas. Limpiando todo rastro de ti. Lloré amargamente mientras Heebumie me miraba asustado desde la puerta. Habíamos terminado y yo me negaba a sentirme afectado. Mentí de nuevo. Estaba devastado. Yo podía sentirme solo, podía sentir la ausencia de los demás, de los chocoballs, pero no de ti. De ti, no.

Recuerdo claramente aquella vez que dejé de lado mi orgullo, levanté el teléfono y llamé a cada uno de ellos. Sorprendentemente, todos tenían algo que hacer. Algunos necesitaban descansar, otros tenían compromisos, trabajos, viajes. Nadie, absolutamente nadie supo preguntarme cómo estaba o si quería unirme a ellos. Impotente, con el orgullo roto y desbordante de mis ojos, me juré no volver a buscarlos. A los días Sungmin se excusó en un mensaje de texto, decía que estaba enfermo y con los horarios a full. Fingí estar bien, que no me importaba mucho, pero a decir verdad, me sentía mal. Luego Kangin se disculpó por teléfono, tenía cosas que hacer y por eso ni siquiera respondió mi mensaje de texto. Me quedé en silencio unos minutos, luego sonreí fingidamente como si alguien me mirara, a decir verdad el único ahí aparte de mí era Heebumie. Donghae estaba ocupado con otros amigos, pasándola bien con ellos, olvidando a este pobre viejo solitario. Al ver sus fotos en instagram, me sentí demasiado solo, abandonado, aun así le comenté con bromas. Abracé mi cuerpo, alejé el celular y pretendí dormir. No quería saber del mundo. Al parecer todos mis amigos se habían olvidado de mí. Y los pocos que preguntaban por mi estado lo hacían sonar forzado, tan falso que poco a poco me acostumbre a responder siempre lo mismo, a decir siempre que estaba bien, incluso cuando día a día mi vida se iba hundiendo en algo desconocido, a lo que ahora llamo depresión.

Me quedan unos meses más en el servicio. Y solo puedo observar a mis amigos dar lo mejor de ellos. Leí que incluso han viajado a países de Sudamérica, me siento tan orgulloso de ellos. Han hecho bien su trabajo, pronto yo volveré y los apoyaré de la misma forma. A Siwon, lo observo de lejos, dar lo mejor de sí. Solo eso puedo hacer por él en este momento.

¿Siwon? Ha estado tan ocupado, lo noto más agotado, no quiero molestarlo, por tal motivo he descartado cualquier interacción con él. Después de todo, somos solo amigos desde hace meses. Él me volvió a buscar para mi cumpleaños, me mandó un mensaje y sé que colocó algo en Twitter sobre mí. Pero lo sentí tan lejos que no pude hacer más que llorar y embriagarme solo. Fui a unas cuantas reuniones, pero este yo ya se había curtido con los meses, con el año y tantos meses en la milicia. Ya nada me sabía igual. Con o sin ellos, me sentía solo. Desganado. Triste.

Y a menos meses de salir del servicio, él tocó mi puerta. Cuando abrí no lo reconocí, había cambiado mucho. Él se apresuró en abrazarme, de forma cálida. Me aferré a él, después de mucho, era la primera persona que venía a verme. Le invité una cerveza y empezamos a conversar de esa infancia que vivimos juntos. La alegría que sentía de tenerlo cerca me embargó. Me sentía vivo de nuevo. Mi casa volvía a tener los ecos de mi estrepitosa risa. Él era muy alegre, muy cálido. Empezó a jugar con mi cabello, prometiéndome hacerme cambios de look cuando salga del servicio. Después de todo, Gunhee, se había convertido en estilista.

Continuará… 

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