Titulo: Miracle
Capitulo: Final 1ra Parte
Fandom: Super Junior
Parejas: Sichul / varias
Clasificación: Angst
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.
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Capitulo Final
Primera Parte
MIRACLE: Un milagro, un amor eterno
El frágil cuerpo de RyeoWook tembló de frío cuando la noche cubrió aquella hermosa ciudad, estaba muy débil pero por algunos minutos se sintió tan protegido que no quiso abrir los ojos buscando alguna excusa para pensar que aquel calor que sentía cerca de suyo la perteneciera a un ser humano, mantuvo sus ojos cerrados buscando prolongar más aquel maravilloso sueño. Pero aquella cálida sensación no tuvo fin, sintió que tomaban su rostro y lo llenaban de caricias, eran suaves como si aquella persona procurara no despertarlo. Quiso llorar al descubrir de quién se trataba pero contuvo sus lagrimas un poco más, quería sentirse cerca de YeSung, quería que lo mire un poco más. De repente las caricias se detuvieron y unos húmedos labios se posaron sobre los del otro chico, un escalofrío recorrió su cuerpo haciéndolo estremecerse ante el electrizado contacto físico, pero lo que más llamó su atención era el sabor salado de aquel corto beso, ¿Acaso su cachetón lloraba? Mantuvo los ojos cerrados unos minutos más, sintiendo como los labios del otro lentamente se adueñaban de los suyos, como pidiendo perdón.
Sentía tan cerca al dueño de su corazón, llenando de su aroma toda la habitación, llenando de su única esencia todo su ser. Como había extrañado aquella sensación, aquel vacío incontrolable en su estomago, aquellos inexplicable nervios que Yesung generaba con tan solo posar sus ojos en él. Sintió lentamente como se iba alejando de su boca, unas cuantas lagrimas mojaron sus mejillas, pero el quería permanecer así un poco más, aún temía que no pudiera ser verdad, un terrible miedo lo invadía pensando que al abrir los ojos su cachetón ya no estaría más ahí. Pero el peso de la cabeza del más alto lo hizo reaccionar, se sentía tan cálida que inconscientemente llevó una de sus manos hacía ella y empezó a acariciar sus cabellos. Poco a poco abriendo sus cansados ojos, observando como el cachetón lo miraba tan lleno de sorpresa. RyeoWook le sonrió y sin pensarlo más se abalanzó a abrazar a su querido Yesung.
El viento soplaba lentamente en aquella noche tan llena de nostalgia, como creando un ambiente perfecto para que dos amantes confiesen sus sentimientos. Las hojas de los árboles danzaban al compás del viento, dándole forma a una balada hecha solo para ellos dos, que en silencio continuaban abrazados, sintiendo que sus corazones latían juntos como si fueran uno solo. Yesung besó su frente y volvió a aferrarse al delicado cuerpo del otro, el cual solo atinó a rodear con sus brazos el cuello de su cachetón. No hubo palabras de amor, solo unas cuantas lagrimas seguidas de besos cortos y tímidos, como los de dos amantes que a la luz de la luna dejan que su silencio lo diga todo.
Pasaron unas cuantas horas más y ambos estaban profundamente dormidos, soñando quizás con poder encontrar las palabras exactas para poder expresar todo aquello que llevaban dentro. Ryeowook fue quien despertó primero con los primeros rayos del sol que entraban por una puerta medio abierta, desde donde su padre lo miraba con odio, quizás asco, no dijo nada y en silencio se dio media vuelta para luego salir de aquel lugar. Quizás las palabras en aquel momento también sobrarían y el lo sabía, de por si siempre supo que su padre jamás aceptaría su relación con el otro chico, sabía que ya estaba preparando todo para comprometerlo con una joven hija de un amigo suyo. Pero el lucharía, al igual que su hermana.
Lentamente el cachetón abrió los ojos, parecía un niño pequeño al levantarse, bostezó intentando despejar todo aquel sueño que su rostro reflejaba, pero era casi imposible, Ryeowook sonrió al verlo, se acercó al tierno niño y besó sus mejillas. Nuevamente estaban abrazados, sintiendo el calor del otro, pero ya eran necesarias las palabras. Así que Yesung empezó pidiendo disculpas, quizás por haber sido tan tonto y negar sus sentimientos, por haber herido a la persona más importante en su vida con aquella actitud tan infantil. El otro pequeño lo observaba en silencio, tenía una mezcla de sentimientos que lograba que su estomago se revuelva y cree un vacío sin sentido, tenía ganas de llorar y reprocharle lo mucho que sufrió, ganas de abrazarlo y decirle que no importaba que solo importaba el presente, pero no podía ordenar sus ideas de una forma clara, bajó la cabeza cuando el otro empezó a llorar. Estuvo en silencio mirando nerviosamente sus manos hasta poder ordenar sus pensamientos, había planeado tantas veces como reaccionar y ahora simplemente no sabía como hacerlo, respiró hondo y sonrió ampliamente dejando salir un “te amo” en forma de susurro.
Yesung sabía muy bien como era el padre de RyeoWook, sabía también que lo comprometerían con una joven y de tan solo pensarlo sentía que algo moría dentro suyo. Pero no podía hacer nada, no podía pedirle que se escape con el, ya que estaba muy delicado de salud y su padre le había dicho que si el salía en aquel momento probablemente moriría a en el camino. Contuvo las lagrimas y le sonrió, le tomó de las manos y las besó. Quería aprovechar al máximo aquellos minutos a su lado.
Pronunció lentamente su nombre, pensando muy bien como decir las cosas, bajó la cabeza en signo de nerviosismo pero continuó, le dijo que siempre iba a estar cerca de el, pero no podía pedirle que sea su novio. Sus lagrimas resbalaron por sus enormes mejillas mientras intentaba controlar su voz que se quebraba de rato en rato por el dolor que sentía. Casi en un susurro le dijo que debía casarse con la chica que su padre le había conseguido, que el siempre estaría cerca cuidándolo. La decepción invadió la voz del menor quién no pudo evitar preguntar el por qué, aunque sabía muy bien que no se trataba de que no lo amara sino de su estado físico y del poder que su padre tenía en aquel lugar. Las lagrimas de RyeoWook también empezaron a mojar sus mejillas, miraba fijamente al otro quien continuaba con la cabeza agachada. Preguntó varias veces el por qué pero solo conseguía silencio como respuesta. Un abrazo los envolvió a ambos, ya no había más de que hablar, estaba decidido. YeSung se quedaría siempre a su lado pero nunca serían más que amigos, esa fue la condición que el padre de RyeoWook puso para dejar entrar al cachetón a su casa.
Las continuas peleas entre Donghae y Kibum ya eran algo cotidiano, sin embargo la ultima pelea que tuvieron logró hacer que el mayor en un arranque de ira se fuera caminado hacía el bosque, sin importarle siquiera que estaba bastante entrada la noche. Cuanto más se internaba en la espesura de aquel lugar menos pensaba en lo enojado que podría estar con su chico tímido de las mejillas enormes y sonrisas interminables. De repente divisó un claro, apresuró el paso encontrándose con una hermosa luna que iluminaba aquel descampado lugar. Se dejó caer en el suelo hipnotizado por aquel bello lugar, pensó en llevar a Kibum a verlo, pero luego recordó que habían peleado. Se recostó sobre sus brazos quedando boca arriba para poder observar aquellas hermosas estrellas que decoraban tímidamente la negra noche. Suspiró pensando en que nunca volvería a tener la confianza de su niño y se odió a sí mismo por haber dudado de sus sentimientos. Cerró los e imaginó como podría ser si su querido Kibum lo perdonaba, el suave viento de la noche acarició sus cabellos como dándole algún consuelo o quizás presagiando lo que estaba por venir.
Las horas pasaron lentamente dándole al tiempo un sabor a eterno, aquella noche fue la más larga para ambos. Kibum miraba desde la puerta principal hacia el bosque, sus ojos reflejaban miedo quizás preocupación o talvez culpa. Se sentía tan mal de pensar que su Donghae estuviera solo en aquella interminable noche y en aquel oscuro bosque expuesto a cualquier peligro. Sin pensarlo más tomo algo para abrigarse y se internó en aquel desconocido bosque, caminó en círculos hasta que finalmente descubrió un cuerpo extendido en el suelo, corrió casi con el corazón en la mano pensando que algo terrible le pudo haber pasado, pero cuando llegó a su encuentro solo descubrió que dormía profundamente. Sonrió para sí mismo al verlo dormir, se sentó a su lado casi sin hacer sonido alguno y se dedicó a cuidarlo, como en aquel tiempo en el que su amor era puro. Recordó todos aquellos momentos antes de su partida a ese lejano continente llamado Europa, cuando solían conversar durante horas, tan solo buscando más palabras para continuar mirándose el uno al otro. Tímidamente llevó sus manos hasta el rostro del otro y atrapándolo en una caricia se acercó hasta posar sus labios sobre su frente, logrando casi de inmediato que Donghae despierte. Sus ojos llenos de sorpresa miraban atento mientras que Kibum sonreía tímidamente con las mejillas teñidas de un rojo intenso.
A la mañana siguiente emprendieron su retorno a la casa de SiWon pero no se percataron que cerca había un grupo de bándalos, dispuestos a matar por tan solo conseguir algo de dinero. Al encontrarse cara a cara con estos Donghae intentó defender a Kibum, pero este no se quedó atrás y luchó con todas sus fuerzas. La pelea no duró mucho ya que uno consiguió apuñalar al mayor y al robarle todo su dinero salieron corriendo de aquel lugar sin antes darle una buena golpiza al otro que estaba casi cegado por su desesperación al ver sangrar a su amado. Como pudo corrió hasta el que sangraba y colocando su brazo sobre su hombro empezó a llevarlo lentamente hasta la casa más cercana. Esa era la de Hangeng, quién recién despertaba, como ya se había hecho costumbre Sunri estaba preparando el desayuno. Al escuchar los gritos de socorro ambos salieron a ver qué sucedía encontrándose un Kibum a punto de perder la razón al ver como se desangraba Donghae, rápidamente lo llevaron adentro y mientras el chico de origen chino intentaba para la hemorragia Kibum salió en busca de Kyu, solo el y sus conocimientos de medicina podrían ayudarlos.
Mientras Sunri aprovechó que Hangeng estuviera ocupado para llevar a cabo su plan, ciertamente estaba harta de tenerlo siempre cerca, siempre cuidándola, más que eso, vigilándola. Odiaba a todo ese grupo de amigos y planeaba deshacerse de todos cueste lo que cueste. Sacó de sus ropas un frasquito con un líquido oscuro, quizás como su alma. Vertió en una taza un poco de aquel líquido que había conseguido de una curandera que vivía cerca al mercado donde ella compraba los alimentos. Y se dirigió a dárselo a su “carcelero”, librándose de el podría destruir fácilmente a los demás. Y poco a poco llegar a aquellos dos que habían escapado. Nunca le perdonaría a KangIn el dejarla por un hombre, nunca lo haría y no pararía hasta verlo totalmente destruido. Aquel líquido no mataría a Hangeng solo lo haría perder la cordura, no recordaría nada y se comportaría como un niño pequeño, muy fácil de manipular, si algo le gustaba era tenerlo de compañía o quizás ya se había acostumbrado a el, pero no permitiría que se interponga en sus planes.
Durante algún tiempo fingió haber cambiado para poder ganarse la confianza del chico chino. Se sentó en la cocina esperando que todo ese drama se acabe, esperando estar a solas con Hangeng para darle aquella bebida que tenía entre sus manos. Deseando quizás que el chico herido muera. Entre tanto llegaron Kyuhyun y Kibum quién parecía realmente mal, si su amigo no se ponía bien en ese instante perdería la cordura, sus ojos estaban fuera de si y parecía temblar de rato en rato. Kyu rápidamente corrió a atenderlo mientras Hengeng intentaba calmar a Kibum, sacándolo de la habitación y guiándolo hasta la cocina, donde se encontraba Sunri.
Kibum realmente se veía mal, pero las palabras del chico chino le dieron consuelo y recostándose en su hombro se quedó profundamente dormido. De tan solo pensar en quedarse sin Donghae, Kibum sentía que moría, llegando a comprender lo que sintió el otro cuando tuvo que viajar sabiendo que el otro estaba enfermo. Entre sueños dijo repetidamente el nombre del otro, entre sueños comprendió todo lo que paso Donghae en Europa, y perdonó todo aquello que lo lastimó. Finalmente cuando despertó estaba recostado cerca de su chico, abrió pesadamente los ojos examinando como el cuerpo blanco lucía vendado y mas recuperado, solo estaban ellos dos, pero escuchó voces fuera de la habitación. Caminó lentamente hasta la puerta y se quedó en silencio para escuchar lo que decía el chico genio. Al parecer la hemorragia había parado con un medicamento que había conseguido Kyu en Inglaterra y que en dos días estaría mejor. Hangeng le agradeció y preguntó si debían darle algo a Kibum que no lucía bien. El silencio fue sospechoso y casi con miedo Kyuhyun dijo “el solo sufre de amor... y eso se cura con amor...” ambos sonrieron y salieron de la casa para continuar su conversación mientras Sunri los miraba atenta con una hipócrita sonrisa, una vez que se fuera aquel insoportable chico que creía saberlo todo, le daría a beber al chino el líquido y sería libre.
Demoraron mucho fuera de la casa así que la joven se impacientó y empezó a caminar de un lugar a otro, jugando con sus manos nerviosamente, la mirada fija en un solo lugar, aquel vaso que contenía el brebaje destinado a Hangeng. Cuando su paciencia llegó a su limite decidió ir en busca de algún objeto punzo-cortante por si tenía que matar a los dos que conversaban fuera de la casa, caminó lentamente como dándole unos minutos más de oportunidad al chino de salvar su vida, pero este no entro. Pasaron algunos minutos y Kibum salió de la habitación encontrándose con Hangen que venía de vuelta, ambos conversaron durante unos segundos, sentados frente a frente separados por un vaso con un liquido con aspecto a medicamento, Kibum lo tomó entre sus manos y sonriéndole al chino se dispuso a tomarlo. Para cuando Sunri volvió el vaso estaba totalmente vacío, sonrió maliciosamente y oculto aquel cuchillo que tenía en manos. Se sentó frente a aquellos dos y conversó tranquilamente con ellos, de repente notó que Kibum sentía demasiado sueño, su plan había fracasado, pero no del todo, ya que ella tenía en mente lastimar a todos ellos. Le recomendó al adormilado chico que descanse mientas jugaba con su cabello “inocentemente”. Este le hizo caso y caminó casi sin ganas hasta la habitación y recostándose sobre Donghae cerró los ojos lentamente como despidiéndose de la realidad. El efecto no era inmediato, era gradual, poco a poco la victima iba perdiendo el sentido, primero sentía mucho sueño lo cual le restaba vitalidad, empezaba a olvidar las cosas y finalmente terminaba con un comportamiento similar al de un niño de cinco años.
A la mañana siguiente Donghae estaba muy recuperado, se aferró a su amado besando lentamente su frente, luego sus ojos y finalmente sus labios, sintiendo ese exquisito sabor que tanto había extrañado. Sus enormes ojos se abrieron pesadamente, pero su expresión serena se borró y de un solo salto salió de la cama. Parecía asustado, se alejó rápidamente hasta quedar muy lejos del otro, quien lo miraba sin comprender nada. Sus labios pronunciaron palabras sin sentido y sus ojos se llenaron de lagrimas, lentamente Donghae consiguió acercarse y conseguir su confianza, parecía un niño algo asustado. Paso poco tiempo para que pudiera comprender que algo malo le sucedía al chico tímido de mejillas rosada y tomándolo de la mano salió a buscar al chico de origen chino. Una vez en la cocina lo encontró con las manos teñidas de sangre y la mirada perdida. Estaba muy pálido, un cuerpo tendido en el suelo delataba su crimen. Sunri lo había querido apuñalar y este por defenderse terminó acabando con su vida en menos de cinco segundos. Donghae comprendió a la perfección el pánico en los ojos del chino, y corrió a abrazarlo, Kibum los miraba atento sin comprender nada, Donghae se aferró al cuerpo de Hangeng brindándole su apoyo y le dijo que cualquiera que haya sido la razón que lo llevó a hacer eso el lo ayudaría en todo.
Pasaron los días y Hangeng probó su inocencia, además Siwon lo apoyo con todos sus amigos, alegando que Sunri estaba loca y que por más noble que haya sido ella solo pensaba en dañarlos. Con el paso de los días la situación de Kibum empeoró hasta que al cabo de una semana, cuando Donghae lo llevó a una curandera, se enteró de que había sido Sunri quien le dio aquel líquido, la curandera le explicó todo los efectos. Donghae lloró durante muchas noches, pero nada se podía hacer, Kibum pronto olvidaría todo y terminaría por convertirse en un niño, la curandera le explicó también que quizás nunca olvidaría su amor pero que se comportaría como un niño con su primer amor. Fue así como Donghae decidió irse de la ciudad con su Kibum, llevándoselo muy lejos, caminaron tomados de la mano, directo hacia aquel bosque donde por ultima vez fueron ellos dos, ahí cuidaría de el y lo amaría a su manera. Kibum lo miró inocentemente y le dijo- oppa! quiero tocar esa nube - Donghae le sonrió y acariciando su cabello como si fuera el de un niño le dijo- toma mi mano, esa nube no está tan lejos-.
Las cosas con Sungmin y Eunhyuk iban muy bien, los tres siempre paraban unidos y a pesar que habían habido varios problemas con los desaparecidos KangIn y Teukie, ellos se mantenía unidos, fuertes y queriéndose mucho. Sin embargo existía algo que afligía a Kyu, una noticia que su padre le había comunicado algunas horas atrás. La tarde pasaba lentamente, y sentados frente a un hermoso jardín estaban los tres, Kyuhyun sostenía la cabeza de Sungmin quien jugaba con los cabellos de Eunhyuk el cual estaba recostado sobre el estomago de este. – si alguna vez me pregunté sobre la felicidad...- dijo Kyu ante la mirada de los otros dos- ahora puedo responderme... ustedes dos son mi felicidad...- Sungmin se sonrojó muchísimo y saltó sobre el para besarlo, mientras que Eun solo los miraba, cuando finalmente se separaron Eun tomó del rostro a Kyu y le robó un fugaz beso una vez que se separaron le dijo- y tu eres nuestra felicidad Kyu...- Sungmin sonrió ampliamente y movió la cabeza afirmando lo que acababa de decir el otro. Se aferraron los tres, sin pensar en más solo en ellos. La tarde se hizo noche y la luna los alumbró, Sungmin dormía abrazado al cuerpo desnudo de Kyu y este estaba aferrado a Eun, los tres cubiertos por una sabana blanca como su piel. El chico genio dejó escapar algunas lagrimas, las cuales secó Eun con un beso tierno y tímido.- debo decirles algo...- dijo Kyun intentando contener las lagrimas. Sungmin abrió pesadamente los ojos para prestarle atención, pero su silencio se hizo notorio- ¿Qué sucede?- preguntó Sungmin un poco más despierto.- mi padre... pues mi padre me ha dicho que iré a Inglaterra a estudiar...- los dos chicos lo miraron en silencio, poco a poco sus ojos se llenaron de lagrimas y los tres empezaron a llorar en silencio.- voy a volver...- dijo Kyu besando la frente de Sungmin- tienes que hacerlo... sino nos morimos...- agregó Eun besándole el cuello. Y así esa luna, y ese viento presenciaron la promesa de tres corazones que aprendieron a amar de la manera más pura, una promesa con color a milagro, promesa llamada ilusión.
En otro lugar de Corea dos personas corrían sin rumbo alguno, luchado quizás por defender su amor, buscando algún lugar donde poder amarse siempre. La fuerte mano de KangIn sujetaba la de LeeTeuk, guiando por un camino que ni el mismo conocía, tan solo con algo en mente: llevarlo lejos, muy lejos de aquella madre tan sobre protectora que tenía. Sin pensarlo mucho había entrado en aquella casa, peleó con algunos guardias y jalando de la mano a Teukie se lo llevó, no importó cuando gritaba su madre, no importo las amenazas, no importó nada, KangIn solo quería estar lejos de todo y de todos, estar cerca de aquel que tanto había hecho esperar. Cuando finalmente se detuvieron estaban totalmente perdidos, sin saber siquiera si había algún pueblo cerca. KangIn sacó de su bolsillo un anillo y se lo colocó en el mano a Teukie y le dijo que irían donde un monje para que los case, sin importar que quería estar unido para toda la vida con el. Teukie le hizo razonar, ningún monje los querría casar, pues ambos eran hombres. Dejaron que el cansancio se apodere de sus cuerpos y se dejaron caer al suelo, con la respiración agitada y el corazón que parecía salírseles del cuerpo. ¿a dónde ir? Esa era una pregunta que no dejaba de atormentar sus pensamientos. KangIn le tomó de las manos a Teukie y una vez que su respiración estaba más calmada le dijo que no importaba si los casaba o no un monje bastaba con que ellos lo juren, colocándole el anillo en uno de sus finos y delicados dedos le juro que pase lo que pase nunca dejaría de protegerlo, pase lo que pase siempre le amaría, por el resto de su vida. Teukie estaba por jurarle lo mismo cuando los guardias de su madre los emboscaron y tomaron preso a Kangin. La vuelta a casa fue eterna y en una vez en casa la madre pidió al padre de KangIn que se lo lleve a casa, a pesar de su odio habían hecho un pacto: mantener alejados a sus hijos, no importaba si los encerraban toda la vida, eso harían si fuera necesario. Teukie corrió a rogarle a su madre que no lo haga pero esta lo ignoró y ordeno a los guardias que lo encierren de nuevo. Una ultima mirada y unas cuantas lagrimas fue lo ultimo que vio KangIn de su amado mejor amigo, después de eso su padre ordenó que los guardias lo lleven a un lugar alejado y lo encerró ahí, para siempre. Quizás lo único que los mantenía vivos era aquella promesa en el bosque, aquellas palabras silenciosas que se dijeron, aquellas miradas hecha promesa: un para siempre.
Continuará...
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