Autor: Kainet
Titulo: Miracle Zero
Capitulo: 02
Fandom: Super Junior
Titulo: Miracle Zero
Capitulo: 02
Fandom: Super Junior
Parejas: Sichul / varias
Clasificación: Angst
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.
Clasificación: Angst
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Dedicado a Mily0906 por su cumpleaños
02: Máscara de luna llena.
Siwon
me miró incrédulo al escuchar mi confesión, ambos vimos a Heechul o quizás a
alguien muy similar a él. Podría jurar que era él pero cómo hacerlo sabiendo de
su muerte hace algún tiempo. La lógica se me escapaba de las manos y mi amigo
parecía estar en el mismo asombro que yo. Ninguno de los dos entendía qué
estaba sucediendo. Hasta hace unos días el mundo parecía tener sentido y ser
real a mis conocimientos. Yo, fácilmente podía reprimir sentimientos y
enfocarme en explicar el mundo. Hoy, escuchando llorar a mi amigo, me siento
impotente. Un nudo en mi garganta me delata, siento que ya no puedo frenar mis
sentimientos. Me acerco a Siwon, seco sus lágrimas y me aferro a él. Nuestras vidas
están a punto de cambiar, para bien o para mal, es mejor que estemos juntos.
Lentamente,
con paso pausado, fue deteniendo su cuerpo al notar que aquel ser estaba en su
camino. Al parecer había vuelto de sus expediciones en los bosques del norte. Hacia
aquella zona donde siempre iban las tropas de soldados en busca del asesino de
Heechul. Era insano, un insano capricho. Pero las órdenes de Siwon se debían
obedecer sin cuestionamientos. Eunhyuk sonrió de lado, con cierto nerviosismo
al notar que Sungmin se detenía al notar su presencia. Le dolía, mucho. Apresuró
sus pies y se le acercó galante. Ambos habían perdido algo muy preciado con la
partida de Kyu pero ahora era cuando más necesitaban estar juntos. Al menos eso
creía el mono. Tomó de su mano, la levantó casi en una obligación y la besó
despacio. Sungmin se quedó de una pieza al sentir esos labios que tanto
extrañaba. Pero no era justo, su corazón era de dos personas, no era justo ser
feliz al lado de uno cuando el otro sufría lejos. Porque sufría, de eso no le
cabía duda. Retiró su delicada mano de las de Eun e hizo una venia muy formal. Demasiado.
- - Buen día.- Sonrió
Eunhyuk a lo que traté de ser frío. De alejarlo. No respondí, lo desafié con
los ojos mientras observaba cómo su mirada se iba volviendo triste y su sonrisa
iba desapareciendo. Eun, me dueles, pero Kyu también. Ambos sabemos que le dolemos
a él, en la distancia, le dolemos. Si no somos tres, no seremos nada. Así lo he
decidido por el bien de todos.- Quizás no quieras saber de mí, pero tengo
buenas noticias. En la última expedición que hicimos encontramos a Donghae y
Kibum. Ambos están bien y vienen en camino.
- - ¿Les dijiste que
encontramos una cura?- me apresuré a preguntar por mis amigos. Quizás ellos son
quienes más sufrieron. En realidad, no sabrá decir quién sufrió más. Todos
terminamos devastados. Como si una maldición hubiese caído sobre todos
nosotros. Sus ojos brillaron al notar mi entusiasmo. Bajé la cabeza, molesto
conmigo mismo. Te extraño, Eun. Pero también a Kyu.
- - Sí. Pronto
llegarán, así que debemos ir a contactar a esos marineros que vienen del otro
continente. Ellos prometieron traer el remedio. ¿Cierto?
- - Así es. Dijeron
que partirían a Inglaterra y que en cuanto vuelvan nos buscarían para darnos la
pócima. Cierto…- hago una pausa, tengo miedo. Pero necesito confirmar lo que
mis ojos vieron aquel día hace algunos meses. Luego de unos días de la partida
del joven Siwon.- Tu estuviste ese día conmigo. Tu viste lo que yo vi…- clavo
mis ojos en los de Eun, retrocede un poco, como dudando de lo que fuese a
decir.
- - Yo vi muchas
cosas…
- - Tonto. Hablo de
una concreta, con nombre y apellido. ¿Lo viste? ¿O fue solo un espejismo? Juraría
que vi a alguien…- me detengo de nuevo. Es un tema demasiado delicado para
tratarlo a las afueras de la casa Choi.
- - A alguien idéntico
a Heechul subirse a ese barco…
- - No me estoy
volviendo loco ¿Cierto?- Eun completa mi oración. Lo miro con pánico. ¿Vivo? Es
imposible que esté vivo. Nosotros enterramos sus ropas. ¿Sus ropas? No recuerdo
bien qué hicieron con su cuerpo. Aquellos días estaba demasiado aturdido con la
partida de Kyu. No tengo en claro cómo fue todo el tema del entierro. Solo recuerdo
haber visto a Siwon con los ojos en blanco, envuelto en sangre, gritando el
nombre de su amado Heechul. Solo recuerdo haber llorado junto a él. Haberlo abrazado,
haber tratado de aliviar su dolor, mientras ocultaba el mío. Eun no fue
diferente.- yo no recuerdo qué hicieron con el cuerpo de Heechul.
- - Yo tampoco, esos
días…- hace una pausa con tristeza. Sé que le duele recordar esos días.- todos estábamos
muy aturdidos. El padre de Siwon y los guardias se encargaron de eso. Al menos
eso escuché.
- - Juraría que esa
persona igual a Heechul nos miró, pero no nos reconoció. Quizás solo es alguien
muy parecido a él.- trato de aliviarlo a lo que toma de mi cintura y me jala
hacia él. Busca un beso, le regalo mi mejilla.- Si hubiese sido Heechul, habría
volteado ¿Cierto?
- - Cierto. Solo
espero que Siwon no lo vea ya que ambos deben estar en Inglaterra en este
momento.
- - Con Kyu.-
sentencio pronunciando aquel nombre prohibido para nosotros. Nos alejamos con
culpa. El mira el suelo y yo busco acomodar mi cabello.
- - ¿Por qué no fuiste
con Siwon?- pregunta serio.
- - ¿Para qué? Si tú
no estás con nosotros, no tiene sentido. Si él no está con nosotros, tampoco. Se
trata de tres personas, no de dos.- juego con mis manos nervioso. Él sonríe en
forma melancólica.
Jamás
lo había visto. Pero en aquel momento en el que sus ojos se cruzaron, el corazón
le saltó, el aliento se le agitó y tras correr entre las personas, empezó a
llorar. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? No entendía nada. Solo que apresuró su
paso hasta donde habían anclado el barco. Secó sus ojos y se apresuró a abordar
aquel navío llamado Everlasting friends. A los minutos se sintió en casa. Olvidó
aquellos ojos tan dolidos y pretendió no haber visto nada. Amarró su largo
cabello en una cola alta, de la cual caían delicados mechones contorneando su
pálido rostro. Sus ojos grandes brillaron al ver a sus dos amigos acercarse. Sus
labios pequeños esbozaron una sonrisa al ver lo que traían en las manos.
- - ¿Viste algo
interesante en tierra firme?- preguntó el más alto, con esa sonrisa amigable
que siempre lo caracterizaba.- ¿Xi Che? ¿Sucede algo?- jugó un poco al notar
que el recién llegado se impacientaba mirando lo que tenía en sus manos- oh, ya
veo ¿Quieres el arroz frito chino que Henry ha preparado?- jugó un poco más.
- - Oh, Zhou Mi, dale
el arroz frito. Lo preparé especialmente para Xi Che. No lo tortures.- se burló
un poco más el pequeño anteriormente nombrado. Así era Henry, un niño juguetón
de mejillas grandes y sonrisa amplia. Sus ojos traviesos amenazaron al más alto
quien en silencio entregó la comida. Xi Che recibió la comida y empezó a comer
felinamente. Los dos amigos se miraron felices y lo observaron en silencio.
No
hacía mucho lo habían rescatado de manos crueles. Aquel joven sí que había
sufrido mucho. Antes de partir a Inglaterra, en una caminata, Henry y Zhou Mi
se toparon con unos traficantes, quienes ofrecían al mejor postor a un joven
bello, tan bello como una mujer. Encerrado en una jaula, cual animal, lo
ofrecían como esclavo o cualquier otra cosa que se le antoje a los compradores.
Zhou Mi se enamoró desde que lo vio. Desde que descubrió el dolor en aquellos
ojos. Tras reunir suficientes marinos, los dos amigos fueron en busca de esos
traficantes y los encararon. Luego de una ardua lucha lograron librar a ese
pobre joven de las garras de esos delincuentes. Al parecer era coreano, pero
desde que lo rescataron hasta la fecha, había sido incapaz de pronunciar
palabra alguna. Al parecer no recordaba nada de su pasado. Luego de liberarlo
ambos amigos se dieron con la sorpresa de que aquel chico los seguía. Finalmente
Zhou Mi le ofreció viajar a Inglaterra, y decidió colocarle un nombre. Xi Che
simplemente los siguió en silencio. Una vez en la playa, tomó una barita y
escribió un carácter chino en la arena. Al parecer era lo único que recordaba. Ambos
chicos de origen chino interpretado aquel carácter como Xi. Desde entonces
todos en el navío llamaban al silente chico Xi Che.
Aquella
noche el nuevo rey dio una cena en mi honor, los tratados empezaban a ir en
buen camino. Tras aquella plática con Kyu en la biblioteca, no logramos
encontrar otro momento para aclarar nuestras mentes. Muevo mi copa de vino y
pienso en todas las noches en las que él llenó mis ojos con su presencia.
Heechul, te extraño tanto. Parece que hubiese sido ayer cuando danzabas por los
salones, haciendo travesuras con los corazones de quienes se cruzaban en tu
camino. Con los cabellos al aire y los vestidos de Lady Frances. Te recuerdo
vívidamente, Julieta Kim y el teatro de Lee So Man. Te recuerdo. Se me nubla la
vista, bebo un poco más de licor y salgo al jardín a tomar aire. A lo lejos veo
el mar adornado de una hermosa luna llena. Camino hacia la playa. No me
importan las etiquetas, yo solo quiero estar un poco más cerca de esa luna que
alguna vez vimos juntos. Heechul, ¿Qué es este Siwon sin ti? Es nada. Es polvo.
Es una mera respiración. Te quiero ver, incluso si eres otra persona. Te necesito.
Incluso si no me conoces. Te necesito. Me estoy volviendo loco en tu ausencia.
¿Por qué el destino es tan cruel? ¿Por qué tuviste que irte tú y dejarme en
este lugar? Heechul, usualmente me gustaba la lluvia, pero desde que te fuiste,
se siente muy fría. Y entonces, a lo lejos, un barco. En él, un espejismo muy
parecido a ti. Me acerqué a paso apresurado. Me acerqué con el aliento agitado
y los ojos llorosos. Sus ojos se posaron en mí, desde la borda. Emulando aquellos
encuentros en tu balcón. Sus ojos me son desconocidos, pese a los rastros que
tenga de ti. Se ven tan tristes ¿Por qué? ¿Por qué ese ser tan parecido a ti se
ve tan solo? A lo lejos escucho los violines de la casa del Rey, tocan tu
melodía favorita y ese espejismo que me mira desde el barco parece no inmutarse
ante la música, ante mi presencia. Un poco más, déjame mirarte, incluso si no
eres tú, un poco más, déjame mentirme. Luna llena, hazme un favor, colócale un
antifaz a ese ángel que me mira frío y hazlo ser mi amado Heechul. La brisa
despeina sus cabellos, los coloca detrás de su oreja. Son tan iguales y a la
vez tan diferentes. Parece una hermosa flor que con un solo suspiro se queda
sin pétalos. Pareciera que si respiro muy fuerte él desaparecerá. No quiero. Incluso
si no es Heechul. No quiero. Un poco más, luna te lo pido. Un poco más déjame
observarlo. Tomando todos los fragmentos de la luna, acomodo mis sueños y duermo.
Eso quiero hacer esta noche. Quiero colocarle un antifaz de pétalos y
convertirlo en mi ser amado. Solo por hoy, solo un poco más. No quiero que pase
el tiempo, no quiero volver a ese mundo sin él. No quiero. Quiero quedarme
atrapado en este efímero encuentro por siempre. Mis ojos no se despegan de él y
él parece tan distante. Silencioso, muy silenciosos, mantiene sus ojos en mí. Y
de repente, durante unos segundos, diviso el nombre del navío: everlasting
friends. Lo grabo en mi memoria. Y vuelvo a mirar a ese ser tan igual a mi
princesa, ya no está. Me desespero. El grito de su nombre se queda ahogado en
mi garganta, no es él ¿De qué valdría llamar un nombre ajeno? Caigo sobre mis
rodillas. La cabeza me da vueltas. Lloro descontrolado. Lloro. Te lloro,
Heechul.
Continuará…
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