20 abr 2014

Fanfic Serial: Miracle Zero 0.4

Autor: Kainet
Título: Miracle Zero
Capitulo: 04
Fandom: Super Junior
Parejas: Sichul / varias
Clasificación: Angst
Advertencia: Si no te gusta el yaoi (Chico x Chico) es mejor que no leas este serial. No copies este fanfic, si deseas compartirlo en otro lugar, pide permiso al autor y coloca los créditos correspondientes.


04: Girasoles


Dedicado a  Andreina Katherine

                                                              
Querido amigo.  Querido amigo. Hoy mi padre partió, sé que debí llorarlo como todos sus siervos; no obstante me mantuve estático, tomando de la mano de ella, quien se ha convertido en mi mejor amiga. Querido amigo, querido Yesung ¿Está bien sentir alivio? ¿Está mal mirar atrás y recoger mis  esperanzas de un 'contigo' que sobrepase la amistad? Querido amigo. Sé que ha pasado mucho. Nos acostumbramos a la distancia. Nos acostumbramos a ser esto, dos amigos que se aman en el más profundo silencio de una promesa rota. Querido Yesung, me duele el pecho de verte con la mirada fija en el vientre de mi esposa. Ella está embarazada pero ese bebé es fruto de un secreto de a tres: el padre, ella y yo. Jamás fui capaz de tocarla. Jamás. Y ante mi desgano, ella buscó amor en su guardia. Sí, ellos se aman, pero por temor a mi padre y a todo lo que conlleva este matrimonio, lo mantenemos en secreto. Mi salud sigue inestable, pero no soporto un día más sin ti. Es por eso, querido amigo, que he decidido luchar por ambos, incluso si muero intentando huir.

-Me estoy volviendo loco…- susurró Yesung sentándose en el jardín, lejos de aquel velorio.
-No.- susurró Wook sentándose a su lado.- No lo hagas.
-¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con tu esposa en el velorio de tu padre?
-Sabes que mi lugar es aquí.- Wook intentó tocar la mano del otro pero este se apartó un poco. Con los años, con el dolor, aquel cachetón había perdido la inocencia por completo. Se había convertido en un adulto, lleno de silencios y rarezas.
-Vas a tener un hijo.
-No, ella va a tenerlo.- Wook se apresuró a jalar del rostro del otro para que lo mire fijamente.- Debes confiar en mí, jamás la he tocado. Yo te pertenezco, desde que te vi…
-¿Cómo explicas esa barriga entonces?- el mayor lo miró enojado.
-Dame un poco más de tiempo. Querido amigo. Sólo te pido eso: tiempo.

Luego de aquella conversación tan íntima con Wook no pude controlarme y en aquel enorme jardín, lo hice mío. Sus delirios marcaron mi espalda así como mi frenesí se ensañó con sus labios. Labios que sonreían junto a ella. Su mejor amiga, según él. Y el tiempo que él me pidió, ese tiempo tan anhelado llegó más rápido de lo que pensamos. Un buen día su esposa, su guardia de confianza y su hijo desaparecieron. Se armaron delegaciones para buscarlos, pero no daban con su paradero. Luego de unas semanas me confesó que ese bebé era del guardia. Que los había ayudado a escapar para que sean felices. Y entonces, una hermosa noche en la que se escabulló en mi habitación, entre besos y suspiros me propuso salir de sus dominios. Ir en busca de nuestros amigos, ayudarlos. Luchar por un mundo diferente. Incluso si moría en el intento debido a su salud, Ryeowook, mi Ryeowook quería hacer algo por ellos. Es así cómo nos embarcamos en la búsqueda de Leeteuk y Kangin.


**

Entre hojas y árboles acariciabas una infancia inusual entre tus dedos. Tomé de tu mano cuando sentiste miedo. Jalé de tu brazo para seguir buscando aquellas nubes que tanto ansiabas tocar. Y en ese afán tan ilógico, nos encontramos con Eun. Aquel amigo nos prometía una cura a tus delirios, Kibum. Un regreso a tu edad mental actual. Quise llorar débilmente negándome a creer que existía tal elixir. No podía creerlo. Luego de tanto dolor y soledad, volverías a ser el mismo. Al menos eso prometía. Tenía miedo, miedo a que empeores, a que te pierda por completo. A que todo sea mentira. Tenía miedo. Fue así como nos saqué de aquel enorme bosque sin nombre en el que tus delirios y mi amor se entrelazaban y me encaminé a los dominios de la familia Choi.

-Kibumah… este ahjussi dice que tiene una casa llena de nubes ¿Vamos?- engañé a mi enfermo amor. Me miró con los ojos llenos de ilusión, asintió con miedo abrazado a mi cintura, no conocía a ese amigo que tantas veces nos ayudó en el pasado.
-Ahjussi… ¿De verdad tiene nubes?
-Sí, he capturado muchas, de distintos colores… ¿Vamos?- Eun fingió un poco y le extendió la mano. Quizás lo mejor era generar esa mentira piadosa. Tomó de su mano y juntos, volvimos al lugar que alguna vez llamamos hogar.

Para cuando volví con ellos, Sungmin nos esperaba en las afueras de la casa Choi. Corrió a abrazar a Hae, a decirle lo mucho que lo extrañamos. Luego en un dos por tres se ganó la confianza del pequeño Kibum. Jugaron un rato y para cuando la noche llegó, nos encontramos en la sala de los licores. Sungmin lucía ansioso, triste, nervioso. Sirvió una copa de licor y me invitó un poco. No recuerdo cuántas botellas tomamos. La madrugada nos acogió en un recuerdo llamado Kyuhyun. Sungmin lloró, yo me mantuve en silencio, con miedo de desear tocar su piel. Con añoro de abrazarlo y decirle que todo iba a estar bien.

Hyuk, mi Hyuk, no debiste tocar mis manos ni prometerme un Kyu. No debiste. Mi cuerpo estaba débil y solo. El tuyo también. Me despojé de mis trajes y me pedí que me hicieras tuyo. Besaste cada rincón de mi cuerpo con amor y a la vez con culpa. Susurré tu nombre hasta que la razón se marchó por completo y apareció un Kyu imaginario en esa cama. Sí, en esa cama no había dos cuerpos, había tres hombres que se amaban y añoraban.

Me dolió añorar a Kyu, como me dolió que lo añoraras también. Me dolió esa traición de nosotros. ¿Acaso no pudimos esperar un poco más? Sungmin ¿Por qué no esperamos más? Para cuando mis ojos sintieron los rayos del sol, cual espejismo, él estaba ahí, estático. Mirándonos desnudos en una cama. Una cama que gritaba su nombre. Sí, Kyuhyun, puede que suene ilógico pero esa cama olía a ti. Me levanté asustado, a lo que Sungmin despertó, Kyu nos sonrió cínico, frío. Podría jurar que solo estaba ocultando su corazón roto. Podría jurar que lo conozco tanto que vi en sus ojos una delgada luz apagándose. Quizás era su esperanza. Sungmin me empujó, corrió a abrazarlo pero habíamos lastimado mucho a quien se fue.

-Aléjate, por favor.- susurré colérico, controlando todos mis instintos asesinos, sintiéndome tan atormentado y tan traicionado. ¿Me esperaban? Todos estos años buscando una maldita cura y es así cómo me pagan mis dos grandes amores. Quise llorar, pero mi cólera y frialdad pudieron más.- Solo venía a informarles que la pócima está aquí. Conmigo, curaré a Kibum y me iré de nuevo a Inglaterra.
-Kyuhyun…- Sungmin me miró culpable, sus ojos se llenaron de lágrimas a lo que mi corazón dolió más.- Esto no es lo que parece…
-¿Qué es? Entonces. No, no se preocupen, no necesito tontas explicaciones. Sé perfectamente cómo funcionan las hormonas… - me apresuré a callarlos, Hyuk me miraba estático, con aún más culpa. Le di la espalda a ambos, no quería seguir viendo todo aquello. De lo contrario me volvería loco.
-Te amamos…- chilló Sungmin a mis espaldas. Quise voltear y enfrentarlos, pedirles que digan cosas más lógicas, más de acuerdo a sus acciones. Al parecer ellos habían seguido con sus vidas, cuando yo me quedé estático en un romance que al parecer ya había muerto.


**

Caí sobre mis rodillas cuando vi por primera vez a los tripulantes chinos que acompañaban a Siwon desde Inglaterra. Juraría que al lado de él venía Heechul, no obstante me lo presentaron como Xi Che, miré confundido a Kibum quien por alguna razón corrió a abrazarlo. Kibum nunca es así con los ‘extraños’ al menos eso solía pensar. Siwon me miró nervioso cuando Kibum empezó a llamar a aquel chico chino por el nombre de Rella. Kyu se apresuró en ir a buscar a Hyuk, quizás para distraer a todos. Para aprovechar y llevarme a Kibum lejos de aquel desconocido tan igual a quien alguna vez vivió como mi amigo.

-Hae, debemos darle estar gotas cada mañana y cada noche, durante trece días.- Me explicó Kyuhyun, lucía pálido luego de volver de buscar a Hyuk.
-Kyu… ese navegante…
-Lo sé, es increíble en parecido pero creo que no es quien pensamos que es… es decir…
-Heechul murió…
-Kyu ¿Puedo ayudar en algo?- Nunca esperé ver a Kyu tan frío con Sungmin. Nunca. Realmente me sorprendió.
-No.-Hizo una pausa para mirar de reojo a quien acababa de llegar, luego ignoró sus lágrimas y siguió hablando conmigo.- Hae debes hacer que tome esto, sin importar lo amargo que pueda ser, debes lograr que Kibum lo tome. ¿Entendido? Sino todos mis años de investigación se irán al demonio.
-Entiendo. Lo haré. Así Kibum haga pataleta, él tomará este remedio.

**

Invito a los marineros a mi enorme casa, aquel niño llamado Henry lleva de la mano a Xi Che. Y al encontrarnos con Donghae y Kibum, este último corre como un niño a abrazar a quien se parece tanto a Rella. Me asusto, peo luego todo se tranquiliza. Les explico escasamente que antes había un sirviente algo parecido a Xi Che. Zhou Mi me mira de forma sospechosa, como si supiera que escondo algo. Les muestro su habitación, al final de mi gran casa. Entre hermosos telares, sitio donde alguna vez Heechul y yo solíamos pasar. Y de repente Xi Che se detiene frente al jardín de quien se le parece tanto. El jardín de girasoles. Zhou Mi y Henry siguen caminando, como si no notaran aquella silueta silenciosa y nostálgica entre los girasoles. Lo sigo. Brilla entre las amarillas flores. Brilla como alguna vez brillo el dueño de mi corazón. ¿Es quizás muy egoísta pedirte que te conviertas en mi Heechul?

-Si…won…- susurra con dificultad a lo que volteo a verlo alarmado. Mis ojos se llenan de lágrimas y pierdo mi fuerza. Lloro como un niño perdido frente a ese desconocido tan parecido a mi ser amado.- Si…won… no… llo…res…- vuelve a susurrar acercándose y atrapándome en un abrazo. Si tan solo supiera lo mucho que sufro. La soledad y el dolor que hay en mis días. Los vacíos que esa persona dejo. Si tan solo pudiese decirlo sin parecer un loco.
-Lo lamento Xi Che, siempre que nos vemos, lloro.- le sonrío a lo que automáticamente me aparto y le hago una venia. Una de esas venias que solía hacer cuando vivía con Heechul en Inglaterra.- Espera… ¿Acabas de hablar coreano? Dijiste ‘No llores’ en coreano ¿Vedad?- me desespero a lo que llegan Zhou Mi y Henry.
-¿Todo bien?- pregunta posesivo el más alto. A lo que me controlo.
-Sí, solo mirábamos los girasoles…- sonrío galante.- Sigamos, les mostraré su habitación…- y ni bien me giré escuché a mis espaldas como Xi Che se desvanecía, un desmayo ¿Por qué? Todo pasó tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar. Todo fue tan brusco que solo atiné a correr en busca de Kyuhyun.


Continuará… 

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